MARTA DILLON

“Si hacés la cuenta nunca te dan los números. Ponele que salgas a la noche, mínimo necesitas dos o tres mangos de bondi, contando la vuelta y que a veces te da para irte un poco más lejos del barrio. Tres mangos de cerveza o un fernando –fernet con coca preparado– si pegás con el kioskero que te lo venda. Ni hablar de pagar una entrada, a donde vas hay que ir de garrón. Qué sé yo, por ahí te pinta comprar unos fasos o invitar a una minita, y no dan las cuentas, los forros salen caros, parece que no pero es una birra más. Y bueno, yo prefiero acabar afuera. Además ¿dónde te creés que curtimos? En cualquier lado y como venga, a veces no podés estar poniéndote un forro, es una historia. Si acabás afuera no tenés tanto riesgo de contagiar, y yo no creo que me pase nada. De última de algo te vas a morir, ¿o no?” Andrés, 19.

* “Qué sé yo cuántos pases hago en una noche, a veces muchos. Para mí mejor, porque es guita. Para ganar algo tenés que laburar toda la noche. ¿De qué? Y con el sexo, más vale, ¿qué te creés que hacemos en un quilombo? La plata hay que ganarla. Al principio a mí me daban miedo los pases sin preservativo, pero ahora, bueno, da lo mismo. No, no da lo mismo, porque un pase común son 20 pesos y más de la mitad se la queda el kilombo. Sin forro te pagan 50, hasta cien te pagan algunos tipos. Y la francesa la hago sin forro, pero ahí no hay problema porque yo me cuido la boca, después te podés hacer unos buches y listo. El problema es si te quieren hacer la colita, ahí no transo porque es mucho más peligroso.” Sandra, 22.

* “A mí me pasó algo muy loco. Porque siempre, siempre usé forro. Tenía un tío que se murió de sida, entonces es como que te enterás, que no te podés hacer el boludo. Y bueno, me acostumbré, está todo bien. Los compro en el kiosco, pero bueno, mi viejo siempre me tira guita para el fin de semana, nunca estoy sin un mango. Lo que me pasó fue que empecé a transar con una minita que estaba todo bien, y bueno, ella quería que me hiciera el análisis, quería que me lo hiciera porque ella nunca había curtido antes, era virgen. Y me lo hice y todo bien. Pero después cuando quisimos intentarlo, no sé, no se me paraba. No sé si era por el miedo que te queda ¿viste? o porque cuando te ponés el forro se siente como más apretado, no sé pero fue un bajón, no se me paró. Después lo volvimos a intentar con forro y después ya se me pasó. Ahora está todo bien, espero no acostumbrarme y que después no se me pare con el forro.” Joaquín, 17.

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