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Jueves 15
de Noviembre de 2001


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POST POST EN BUENOS AIRES

Deleuze es posible

¿Post Post tiene la posta? No podría afirmárselo, pero sí se puede confirmar que Sebastian Meissner, tecno-gurú de turno invitado en el ciclo Estetoscopio, ha tomado la posta de Gilles Deleuze, probablemente el pensador más fascinante de la última mitad del siglo. Co-manager del sello Mille Plateaux –el sello electrónico más importante de la escena alemana con todo lo que eso implica tecnológica, filosófica y musicalmente–, Meissner ha demostrado en sus desdoblamientos (Autopieses, Random Inc, Random Industries, Open Source) sus intenciones de investigar y explorar nuevas técnicas y estratégicas de composición musical.
Con una estética radical (marcada por los emblemáticos compilados Clicks & Cuts) y una enorme carga conceptual, este sello le debe su nombre al libro homónimo de Deleuze y Félix Guattari, y suele arengar y concientizar desde los textos, que mucho tienen de manifiestos y en los que se intenta formular una nueva teoría musical acorde con una nueva era “post” digital: “La música ya no genera sus formas a partir de sí misma sino a partir de los elementos de los sistemas”, dice Achim Szepinski en Clicks & Cuts. Ya sea desde Mille Plateaux o como curador de sello Ritornell (dedicado a la música electrónica experimental), los proyectos de Meissner asombran por su compromiso con una visión utópica del sonido. Así nos encontramos con Jerusalem: Tales Outside the Framework of Orthodoxy, un momento utópico de coexistencia musical entre la cultura árabe y la cultura judía o con Selected Randomworks, que propone usar sus 99 tracks como un juego musical desde la función random de una reproductora de cds. Una manera de reinventar la música, o al menos intentarlo. SANTIAGO RIAL

Sebastian Meissner ofrecerá una charla y workshop, hoy a las 19.30. Su concierto y videopuesta, “Pequeñas historias electroacústicas”, mañana a las 19.30. Todo en el Goethe-Institut, Corrientes 319. Gratis. Además, se presentará el sábado a las 22 en Boquitas Pintadas, Estados Unidos 1393. También es gratis.


LOS TANGOS DE CABRA

Che, escuchalos

Cabra, el agitador de Las Manos de Filippi, dice haberse inspirado en Agustín Magaldi para la grabación de un atípico disco titulado Tango Argenchino. “Tenía unos tangos compuestos desde hacía bastante tiempo, pero no podía darles una forma definitiva. Me dedicaba a tocarlos solo y descolgado con la guitarra en las calles, hasta que me junté con Bernardo (uno de los fundadores de Las Manos) y le di un cauce a la situación. Todo terminó en un disco”, le contó al No. Tango Argenchino ya tuvo una primera y mínima tirada –agotada– que fue vendida en los recitales de Che Chino, flamante nombre del grupo. “Desconozco la causa por la cual elegí ese nombre. Lo único que puedo decir es que no se trata de un Che Maoísta como alguno pudiese imaginar si ve el logo; este proyecto no tiene nada que ver con la política”, aclara. Ok, nada de política, pero sí de juegos en el túnel del tiempo. “Nos fuimos a principios de siglo, a las letras trágicas de Magaldi y a los tiempos en que el tango se tocaba con guitarra y sin fueye. Lo bueno de aquel tango es que te da la posibilidad de contar historias a través de una canción, que es lo que más me gusta hacer. Magaldi era el abanderado de los humildes y nosotros tomamos el ejemplo: hacemos música para humildes e inmigrantes.” Ely, guitarrista de Los Gardelitos y amigo de Cabra, toca la guitarra criolla en los recitales del grupo. Y dice: “Son letras de tango y milongas mezcladas con situaciones de hoy. El Cabra compuso un tema, alucinando con esos locos que entran y salen de los camarines en cada recital de Los Gardelitos y pudo contar la historia porque el lenguaje de aquella música da para hacerlo”. CRISTIAN VITALE

Che Chino presenta Tango Argenchino el viernes 23 de noviembre en Bukowski.


ASI DICEN LOS CALZONES

De orto

”Firmamos un contrato con una multi cuando la Argentina se venía abajo; estuvimos un mes y medio grabando, mezclando y masterizando en Estados Unidos; en el disco tocaron todos nuestros ídolos... ¡Tenemos un culo bárbaro!”, alcanza a decir, entre risas, el Pingüino, cantante de Los Calzones. Las buenas noticias para el combo ska no se quedan ahí, porque el álbum de covers Plástico le permitirá, por primera vez en su carrera, llegar a Cemento. “Habíamos descuidado nuestra presencia en Buenos Aires porque para tocar ahí tenés que parar quince días. Y nosotros no paramos nunca, hacemos 250 shows por año. Nos encanta estar arriba de un escenario y por suerte podemos hacerlo casi todo el tiempo. Pero un concierto grande en Buenos Aires era una materia pendiente para la banda y en algún momento íbamos a tener que hacernos cargo.”
El Pingüino se entusiasma cuando habla del último Guillatún Tour, con el que Los Calzones recorrieron treinta y cinco ciudades de la Argentina, de las giras por venir, y de la edición en América latina y Estados Unidos de Plástico. Pero tiene la mira centrada en el show en Cemento, lugar que eligieron “porque tiene un escenario de puta madre”. “Lo que sí, la instalación eléctrica no aguanta las luces de un concierto de Los Calzones, así que vamos a poner un grupo electrógeno. Pero hacemos lo mismo en cualquier lugar del país, porque hemos ido a muchos shows en los que no se veía ni se escuchaba nada. Y no queremos repetir ese error.” R.C.


GRAND PRIX SE LAS ARREGLA

La base (no) está

Enunciado de un problema extraído de un examen de segundo año de la Academia del Buen Rocker: “Si una banda ascendente del under, después de grabar un primer disco en forma independiente que cosechó buenas críticas y les brindó cierta difusión, descubre que la economía de su país es un desastre, que la industria musical está devastada y para colmo pierde imprevistamente a su bajista porque se va a vivir a Barcelona y a su baterista porque consiguió un absorbente trabajo bien pago, ¿qué debe hacer?”. Los Grand Prix no han elegido las habituales respuestas a este cuadro (ni abandonar ni reclutar nuevos bajista y baterista ni adoptar la electrónica como pragmático oráculo). Su salida fue empezar a grabar un tema nuevo por mes, con músicos invitados para suplantar las ausencias, y ofreciendo durante unas semanas las nuevas canciones, gratis, en su sitio oficial (www.grandprix.com.ar). Sebastián Rubin, cantante del ahora trío -junto al guitarrista Sebastián Arpesella y el tecladista Pablo Font–, revela al No que la decisión también implicó un cambio estratégico para los shows en vivo: “El modelo de shows under no rinde económicamente porque la gente no tiene plata para pagar la entrada de un show, y tampoco rinde artísticamente, porque en los pubs el retorno es malo, los micrófonos están hechos mierda y todo suena horrible. Así que decidimos invertir en el estudio y no en el vivo. Ofrecer un producto más controlado y más digno: canciones bien grabadas, en Internet, y esporádicas y bien cuidadas presentaciones en vivo, que también anunciamos en el sitio”. ¿O sea que Grand Prix se volvió una banda virtual? “No –responde Rubin–, aunque sí es menos directo.”
Hasta ahora, este Plan B de GP ya produjo tres nuevas canciones (“Nada más”, “Pieces of us” y “Nada en este mundo”) que serán incluidas en el nuevo disco, sucesor de Hogar y que posiblemente se llame Lejos. Rubin explica el amargo paso de exaltar el home-sweet-home a exaltar la distancia: “El concepto está más cerca de la realidad, tiene que ver con que todos se alejan, con que muchos se van a vivir afuera, y con tener más amigos en el ICQ que en la agenda”. J.A.