Todo lo bueno es libre y salvaje. Aunque su trabajo empezó a circular hace poco gracias a la revista Clítoris, las antologías LGBTI y Poder Trans de la Editorial Municipal de Rosario, y libros como el autoreditado Alienígena, reconoce que nunca fue precisamente lectorx de historietas y que sus influencias a la hora de narrar vienen más de la literatura y la música. Por ejemplo, del grupo punk Las Grasas Trans o de los libros de Daphne du Maurier y Emily Brontë. Por eso, su aproximación al lenguaje de la historieta, que se puede ver recién desde 2017 cuando se animó por primera vez a mostrarlo en el encuentro de mujeres de Chaco, sorprende tanto por su madurez sincrética como por su refrescante anarquía, mezcla de áspera autobiografía con ciencia ficción, de reflexión personal y política con costumbrismo. Femimutancia mantiene una estructura clásica pero pateando el tablero con ideas como la empatía radical o la elección de la soledad, por fuera los tics de la autobiografía. “Los temas que me interpelan son problemáticas autobiográficas con una postura política clara. Me interesa trabajar particularmente las construcciones de los vínculos, la soledad como una elección, la identidad de género, la violencia de género, el abuso sexual intrafamiliar en la infancia”. 

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