En coincidencia con el Día de San Valentín, supuestamente el día de los enamorados, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, difundió en su cuenta de Twitter un video que superó todas las expectativas: con el título de “Amor al prójimo”, durante poco más de un minuto, policías de uniforme (parejas en la realidad) se hacen arrumacos, se dan piquitos, se besuquean con perros y con niños y generan cierto pudor ajeno. No por los besuqueos ni la demostración de afectos sino porque resulta difícil asociar esos afectos de uniforme con los uniformados que amenazaron a las cuatro mujeres que hacían topless en Necochea, con los casos de gatillo fácil, con el ex policía que cometió el séxtuple femicidio de Hurlingham, incluyendo a su pareja también policía. Sin avanzar en la historia. Un 14 de febrero, hace cuatro años, un policía de la Bonaerense fusiló a Omar Cigarán, un pibe de 17 años, por la espalda. Ese mismo día, Sebastián Nicora, de 16, moría de un balazo en la cabeza. La Bonaerense encubrió el crimen y sostuvo que lo habían matado de un cascotazo. La intención de Ritondo es quitar a la Bonaerense el pesado legado histórico que carga el nombre. Como en otras cuestiones, es improvisado pero nada original. Ya se intentó antes. Pero la Bonaerense es marca registrada. 

El video se extiende durante 1 minuto, 7 segundos. Escenas con perros, con niños; piquitos, caricias y abrazos entre parejas (“son policías y parejas en la realidad”, aclararon a PáginaI12 desde el propio Ministerio de Seguridad) se desarrollan sin conflicto y con un corazoncito verde que acompaña todas las escenas desde el rincón superior izquierdo, y con el tema “All you need is love” de los Beatles de fondo. La cuestión técnica deja poco para saber. La producción fue de entrecasa, con el equipo de Comunicación que “se dedica a filmar los procedimientos habituales”, comentaron, “con las mismas cámaras que se usan”. La grabación en crudo es de unos 12 minutos, y los actores, policías en la realidad, pertenecen a diferentes direcciones, La Matanza, Zona Norte, hay unos de Policía Científica, otros de la División Canes, diferentes jerarquías y edades.

El mismo día, la interna de la Bonaerense, que es feroz, intentó viralizar con escaso éxito un dato controversial con la imagen que pretende el video: un oficial de la Policía Científica, Ricardo Germán Dapota Rodríguez, fue denunciado por golpear a su ex mujer y amenazar con violar a su hija de un año de edad. La mujer debió mudarse a otra provincia con la niña. El agresor ayer seguía con su trabajo aunque aseguraron que sería sancionado.

La intención es mostrar otra cara de la policía, que esté alejada de las acciones violentas; y que no esté relacionada con el nombre de la Bonaerense. 

Es la misma policía de Camps, de la masacre de Villa Ramallo, de Ingeniero Budge, de la masacre de Andreani, de la desaparición de Miguel Bru, y de la de Luciano Arruga. A dos días de San Valentín, mañana, se desarrollará en La Plata la audiencia por la que Casación analizará en base a testimonios ya conocidos determinar si se puede anular el juicio por el secuestro, violación y femicidio de Natalia Melmann, en Miramar en 2001 (ver aparte) y liberar a tres de los condenados a perpetua. Los condenados cometieron el salvaje femicidio cuando integraban las fuerzas de la Bonaerense.

Ritondo intenta lavar la imagen separándola del nombre. Pero el nombre es Policía de la Provincia de Buenos Aires. Nadie la conoce como tal sino por su identificación popular. Difícil, diría imposible, separar a la Bonaerense de su historia.