La selección de Venezuela vive tironeada por la complicada realidad política que atraviesa su país. Una eventual victoria contra la Argentina sería bienvenida para el gobierno de Nicolás Maduro y también para su oposición, representada por el autoproclamado presidente encargado Juan Guaidó. Que el equipo sea tomado como botín de guerra incomoda al director técnico Rafael Dudamel, aunque no tanto a varios de sus jugadores, críticos del chavismo en el poder.

El entrenador ya había amagado con renunciar cuando en marzo se sintió utilizado por Antonio Ecarri, el representante de Guaidó en España. "Hoy hemos vivido una experiencia muy amarga que me tiene muy desilusionado", dijo en aquel momento el DT. El funcionario se había tomado fotos con el plantel y el técnico y más tarde las subió a sus redes sociales. Dudamel percibió que se valió de ellas para montar un presunto respaldo del seleccionado a la oposición. "Cuál fue nuestra sorpresa que tristemente han utilizado de manera muy pobre esta visita, han politizado la visita a la selección nacional", declaró.

Todo ocurrió después de que la selección le ganara a la Argentina por 3 a 1 en Madrid un partido amistoso. Su técnico puso el cargo a disposición de la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) pero los dirigentes lo convencieron de que siguiera. Dudamel cuestionó al representante diplomático de Guaidó en España, quien posteó en su cuenta de twitter una foto del encuentro con él y su plantel. "Hemos recibido la visita del embajador, con respeto, porque somos la selección de Venezuela que abarca a todo el país. En Rancagua (Chile) también atendimos al embajador del señor Maduro", comentó el entrenador.

Cuando la Vinotinto se clasificó para las instancias finales de la Copa América en Brasil, recibió felicitaciones del primer mandatario y también de su rival, reconocido apenas por 54 naciones de las 193 que tiene la ONU. En el fútbol se amplifican las tensiones que dominan a la sociedad venezolana. Pero sobre todo, porque el seleccionado creció en el reconocimiento deportivo y sus éxitos han sido un apreciable capital simbólico que nadie desprecia.

Maduro, el presidente legítimo, expresó después del triunfo contra Bolivia que colocó al equipo en la instancia siguiente de la Copa América: "¡Arriba Venezuela! Estamos llenos de alegría y pasión por esta gran victoria. Con 3 golazos extraordinarios nuestros invictos guerreros Vinotinto aseguraron la clasificación a los Cuartos de Final de la Copa América ¡Felicitaciones!". Ni lerdo ni perezoso Guaidó tuiteó: "Gracias Vinotinto por esta alegría, por dejarlo todo en la cancha por su país. Toda Venezuela con ustedes".

Dudamel trata de mantenerse prescindente del conflicto político entre el gobierno venezolano y la oposición, pero cada vez le cuesta más hacer malabarismo entre los dos polos. Sus jugadores, en cambio, se pronunciaron contra Maduro en más de una oportunidad. Incluso hasta filmaron un video donde le pidieron su renuncia. Mikel Villanueva, Roberto Rosales, Tomás Rincón, Salomón Rondón y Juan Pablo Añor son algunas de las voces críticas. Este último llegó a declarar: "Maduro, soy otro venezolano que quiere que te vayas". Como los logros recientes del equipo empezaron a utilizarse en el sentido que les dio Ecarri, la FVF intervino para pedirles a los jugadores que aflojaran en su postura: "Una selección representa a todos, independientemente de su ideología. Una opinión a favor de A o de B siempre divide. No podemos prohibir ni castigar, pero pedimos que eviten las declaraciones públicas", explicó Laureano González, el presidente de la Federación.

Dudamel, quien vive en Colombia, seguirá en su cargo y lo hará aunque lamente la politización de su equipo. Un hecho que parece inevitable en una sociedad partida al medio. Rondón sintetizó lo que pasa en declaraciones a Efe: "Es injusto que se politice a la selección. Los jugadores tratamos de llevar alegría al pueblo de Venezuela, a las comunidades venezolanas en tantos países y que se distraigan con lo que hacemos".

 

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