El presidente Donald Trump celebró ayer por adelantado que el desfile militar "Saludo a Estados Unidos" de hoy por el Día de la Independencia será "el espectáculo de nuestras vidas" y alimentó la polémica por un tipo de celebración que no se veía en la capital norteamericana desde hace casi tres décadas.
"Nuestro Saludo a Estados Unidos del 4 de julio en el Monumento de Lincoln parece que será muy grande. Será el espectáculo de nuestras vidas. El costo de nuestro gran saludo a Estados Unidos hoy será poco comparado con lo que vale. Somos dueños de los aviones, tenemos los pilotos, el aeropuerto está cerca, todo lo que necesitamos es el combustible. Poseemos los tanques y todo. Los fuegos artificiales fueron donados. ¡Nada mal!", escribió Trump en su cuenta de Twitter para preparar el clima antes de la masiva celebración que se preparaba a solo unas cuadras de la Casa Blanca.
El 4 de julio es un feriado que muchos estadounidenses utilizan para escaparse un fin de semana largo, especialmente aquellos con alto poder adquisitivo. Pese a esto y a que medios como el portal Politico advertían ayer que una parte importante de la dirigencia política y los principales donantes del Partido Republicano no estarán mañana en la capital estadounidense, Trump siguió adelante con su plan de celebrar a lo grande una fecha que ningún presidente festeja con un acto desde Richard Nixon. A diferencia de Nixon que participó de un acto por el Día de la Independencia pero no habló, Trump tiene planeado dar un discurso frente a un público "VIP".
"Nuestra celebración del 4 de julio en el Monumento a Lincoln será realmente grande. ¡Será el espectáculo de una era!", tuiteó Trump ayer. Irá a las escalinatas del monumento a Abraham Lincoln, el presidente que defendió la unidad del país durante la guerra civil, para encabezar el "Saludo a Estados Unidos". Trump hace uso de sus habilidades en el mundo del espectáculo de cara al evento. El solo hecho de que hable desde el Monumento a Lincoln, locación del famoso discurso "Yo tengo un sueño" de Martin Luther King en 1963, garantizará imágenes impresionantes.
Pero la inspiración de Trump parece venir menos del movimiento por los derechos civiles y más del desfile militar del Día de la Bastilla al que asistió en 2017 invitado por el presidente francés, Emmanuel Macron.
Impresionado por la marcha de soldados y equipamiento militar en el centro de París, Trump regresó entonces bromeando y diciendo: "Vamos a tener que intentar superarlo".
La Casa Blanca informó a medios locales que está distribuyendo entradas para un grupo selecto de funcionarios, asesores, donantes y amigos de la pareja presidencial, que escucharán el discurso en sillas ubicadas a los costados del famoso estanque. Sin embargo, existe la posibilidad que la convocatoria no sea tan grande como espera el gobierno. "Empezaron con esto muy tarde y todo el mundo ya tiene planes", explicó a Politico Dan Eberhart, un donante de las campañas republicanas. "Todo el mundo estará en espíritu, pero en la realidad, la gente ya planeó sus actividades del 4 de julio hace semanas", agregó.
Según varios medios estadounidenses, Trump busca utilizar la masiva celebración como un acto electoral.
Mientras la oposición demócrata arrancó una tensa e incierta campaña para las primarias presidenciales del próximo año, el mandatario parece por ahora el favorito indiscutido de su partido y ya se enfoca en los comicios generales de noviembre de 2020.
La asesora presidencial Kellyanne Conway sostuvo ayer que Trump "no politizará" la celebración; sin embargo, la sola convocatoria a un desfile militar dividió aguas en Washington. Las imágenes de tanques militares atravesando la capital estadounidense no son comunes hace décadas.
En 1932, durante la Gran Depresión, el héroe de la Segunda Guerra Mundial, el general Douglas McArthur, reprimió con tanques a un grupo de veteranos de la Primera Guerra Mundial que reclaman ayudas gubernamentales en Washington.
En aquel momento, los tanques militares solo se veían en la capital durante los desfiles del Día del Ejército -tradición que duró hasta 1949- y en algunas asunciones presidenciales como las de Franklin Roosevelt en 1941, Dwight Eisenhower en 1953 y 1957 y John Kennedy en 1961, según recordó el diario The Washington Post.
La última vez que un gobierno realizó un desfile militar masivo en la capital estabilizando fue hace 28 años, cuando George Bush padre celebró la victoria de la primera Guerra del Golfo con 8.800 veteranos y 200.000 espectadores. Casi tres décadas después, Trump volverá hoy a celebrar el poderío militar estadounidense en el corazón del país en una de las fechas patrias más importantes de la nación.
Los opositores a Trump planearon su propia artillería política en el National Mall, la explanada de césped que va desde el Monumento a Lincoln hasta el Capitolio. La organización izquierdista Code Pink desplegará su "Baby Trump", un inflable que muestra al presidente en pañales. Y grupos de soldados veteranos planean entregar camisetas en honor al fallecido senador John McCain, un republicano con el que Trump solía chocar con frecuencia.
"Qué malgasto de dinero", criticó Julian Castro, aspirante a la candidatura presidencial demócrata. "En lugar de abordar algo como la falta de vivienda de veteranos, Trump lo está gastando en aumentar su ego con un desfile que es fundamentalmente sobre él".