El Centro Cultural Cine Lumière cumple años y -atención- despierta a los fantasmas. Los atrae, los invita, los quiere. La relación entre la gran pantalla y ellos es de toda la vida. Lo puede atestiguar el fotógrafo Alejandro Lamas. Su muestra ofrece un título acorde, y para no ser menos, será el conde más famoso el que acompañe el asunto. De este modo, la clásica sala de Vélez Sarsfield 1027, celebra hoy su 26º aniversario a partir de las 19.30, con la inauguración de la muestra fotográfica Fantasmas de película. En papel, junto a la proyección (a las 20.30) de Drácula (1931), el film paradigma de Tod Browning con protagónico de Bela Lugosi. El ingreso es libre y gratuito.
Que la muestra de Lamas sea en el Lumière ofrece el marco adecuado. Así lo entiende el fotógrafo: "Es la idea base, fundamental, de la exposición. Estando en Rosario, durante el período en el cual trabajaba para la revista Risario, me pidieron una nota acerca de los cines de la ciudad. Hice varios, pero el que me llamó la atención y despertó más el interés, desde el punto de vista del lugar, de la mística y de toda su mitología fue el Lumière".
Esa foto constituye un retrato ya clásico de la sala, con el rostro de su fachada en blanco y negro, la noche, la luz del cartel, y una pareja hundida en sombras y huidiza, que atraviesa el encuadre. "Son como fantasmas, están tomadas con una velocidad de obturación muy baja, mientras el resto de la imagen se mantiene fijo. Pero esto es producto del azar, la gente pasaba por ahí, yo no lo armé. Son sombras que pasan, que aluden a lo fantasmático", agrega Lamas.
Artista de la ciudad, con vida también española, Lamas no reniega de la tecnología digital -con la cual trabaja- pero aquí se permite volver sobre las maneras tradicionales y, más puntualmente, sobre fotografías de un tiempo atrás. "Son fotos hechas en rollo de película, reveladas y luego copiadas y positivadas en papel baritado fotográfico. No tienen ningún tratamiento digital. Es decir, estamos hablando de eso, de fantasmas, de fotografías que vienen de hace 30, 40 años. El concepto sería el de las fotografías como fantasmas; vale decir, una aleación perfecta entre cine y fotografía", explica. De manera similar lo expresa el crítico español Manuel Muñiz (ABC), cuyo texto acompaña la muestra: "Cines con algo de fantasmas, siempre en peligro de desaparecer, siempre con algo que consigue resultar al mismo tiempo eterno y efímero. Un territorio perfecto para la fotografía".
"Sin querer entrar en la nostalgia, ni decir que sea esto lo que hay que hacer, sí decir que esto también está. Vivimos una etapa digital, en donde la fotografía se ha democratizado, ha entrado en una línea de publicación permanente en las redes. Pero hay papeles fotográficos que tienen mucho tiempo, y que vienen desde muy atrás. Incluso hay algunas fotografías que tienen esa huella del tiempo, y se ponen como amarillas. Hay una foto en la muestra que tiene ese proceso. Eso es algo que no se puede reactualizar en lo digital. Es un efecto del tiempo real. Algo que hicieron el tiempo y la vida, más allá de lo que yo quiero hacer. Eso me encanta, es un descontrol magnífico, y está presente en algunas fotos", completa el fotógrafo.
--¿Con qué imágenes nos vamos a encontrar?
--Primero con un pequeño homenaje al Lumière, con imágenes del cine, algunas tomadas de la fachada, del interior, de la sala de proyección. Hay otra de un señor mirando una película dentro del cine, donde la imagen se puso completamente blanca porque es una exposición muy prolongada. Luego una foto del dueño del cine, Modesto Bou, mirando desde atrás, en la entrada. Hay algunas fotografías que aluden a esa mística. Es un breve homenaje. El resto es una serie de imágenes que tienen que ver con lo fantasmático, que no aluden al cine, pero representan esta idea, la cuestión que se relaciona con la fotografía como un elemento de misterio, como una no transcripción de lo real.
Estas imágenes son parte de un itinerario fotográfico que a Alejandro Lamas le significa toda una vida. Gran parte de este material está cruzando el Atlántico: "Por suerte conservo un archivo que tiene 40 años. Casi todo el archivo está viniendo desde Madrid. Estas imágenes corresponden a 'primeras entregas', te podría decir. Estoy rescatando esas imágenes, que no solamente vienen del pasado sino de otro espacio (risas)".
Así como "Los fantasmas del Roxy" significan a Serrat, cada espectador es compañero de tantos otros fantasmas como salas de cine haya transitado. "Añoramos esos cines de película-película, de tardes y matiné. Sin ser melancólico, es una especie de pequeño homenaje que me permito hacer", concluye.