Los ‘60 fueron años de cambio. Todas las estructuras tradicionales parecían derrumbarse y el movimiento hippie se rebelaba frente a un mundo que parecía no dar respuestas a los jóvenes. El sueño del amanecer de la Era de Acuario, como el comienzo de una etapa diferente y completamente nueva, parecía posible. Si bien ahora pensar en cambiar el mundo sin más que el lema de “amor y paz” puede sonar naif, el periodista y director musical Pablo Gorlero retoma aquel grito de rebeldía y dirige una nueva puesta del musical Hair, escrito por James Rado y Gerome Ragni.

A cincuenta años de su estreno en Broadway, la obra de alegato antibélico se convirtió en una de las representaciones más destacadas de la revolución del flower power. En 1971 tuvo su estreno en el país con dirección de Fred Reinglass y un elenco en el que participaron, entre muchos otros, Valeria Lynch, Susan Ferrer, Horacio Fontova, Mirta Busnelli y Rubén Rada.

Hair no es una obra de argumentos, sino de situación y de concepto. El argumento en sí es muy débil. Cuando la hicieron, sus autores lo que querían era dar cuenta de su dialéctica contestataria a través de la provocación”, detalla el director.

La obra, que pone en escena la filosofía del movimiento hippie que alzaba la bandera de la libertad y el amor libre en el contexto de la Guerra de Vietnam, continúa vigente en relación a la lucha por la ampliación de derechos.

“En todas las reposiciones que se hicieron de la obra se presentó la controversia sobre si la temática es o no vieja. Pero es un clásico. No es una obra que se pueda aggiornar, traer al presente. Hoy no hay hippies en la calle queriendo hacer la revolución con paz y amor. Fue una obra que se hizo hace años y que habla de los derechos, de la igualdad frente al racismo y la homofobia. Y pasaron los años y todavía se siguen reivindicando todos esos temas”, explica.

- ¿Cómo surgió la idea de reestrenar Hair?

- Hace cuatro años, cuando estrené Saltimbanquis en el Complejo Teatral de Buenos Aires, tuve una charla con el director del complejo y le ofrecí hacer Hair para el año siguiente. Pero el proyecto dio vueltas durante tres años. La idea era estrenarla en el Teatro Presidente Alvear, pero como el Alvear nunca se reabrió, las llevé a manos privadas. Primero di con el Konex, ellos accedieron a hacerse cargo de la mitad de la producción, y después apareció Lino Patalano para completar la otra mitad.

- ¿Cómo fue el proceso de adaptación de la obra?

- La obra tiene todo de esa época. Lo que hice yo fue una lavada de cara para estos tiempos. Está escrita en un dialecto callejero norteamericano, concretamente de Nueva York. Y estaba la posibilidad de adaptarla al lunfardo nuestro de los ‘60 o de ahora. Pero realmente me pareció que validaba más hacerla con la forma de hablar de ahora, porque si yo hacía que un hippie le dijera a otro “no seas paparulo” se iban a matar de risa. Además, lo que hice fue incorporar un par de escenas que de alguna manera reflejen y expliquen el contexto. Fue un engranaje de combinaciones.

- ¿Hay algo de la obra que te interpele a vos en lo personal?

-Hair es una obra que a mí siempre me gustó mucho. Me toca desde un lado muy emotivo. Yo nací en el '66, época en la que estaban los hippies en Buenos Aires. Siempre me generaron una empatía muy grande. Después, cuando hice unos libros sobre la historia del teatro musical en Buenos Aires y en Broadway, investigué mucho el género, y me enamoré todavía más de la obra por todo lo que habían pasado los artistas que la hicieron y lo que costó representarla en distintas ciudades del mundo. En una época en la que perdimos la capacidad de mirarnos a los ojos y de entender que hay alguien al lado que te puede necesitar, Hair es una obra que te modifica para siempre.

* Hair puede verse viernes, sábados y domingos a las 21 en Ciudad Cultural Konex, Sarmiento 3131.