Woody Allen afirmó que no piensa en “movimientos políticos y sociales”, según señaló este martes en respuesta a las preguntas sobre el movimiento #MeToo, durante la presentación del rodaje de su próxima película, que se desarrollará en San Sebastián. España.

“Trabajo siete días a la semana y no pienso en movimientos políticos y sociales”, manifestó a los periodistas en referencia a las preguntas sobre el boicot al cineasta en Estados Unidos relacionado con las denuncias de abusos por parte de su hija adoptiva, Dylan Farrow, y del movimiento #MeToo.

En febrero pasado, Allen presentó una demanda contra los estudios de la compañía Amazon, a quienes exige una indemnización de 68 millones de dólares por haber incumplido un acuerdo para la producción de cuatro películas. Según la denuncia, Amazon rechazó difundir su última película, A Rainy Day in New York (Un día lluvioso en Nueva York) concluida hace seis meses, supuestamente por "una acusación sin fundamento (de acoso sexual) de hace 25 años".

Lejos de Nueva York, Allen presentó en el Kursaal de San Sebastián algunos detalles de su próxima película, que lleva por título provisional Rifkin’s Festival y que comenzará a rodarse este miércoles en la capital guipuzcoana, acompañado por quienes encabezarán el elenco: los españoles Elena Anaya y Sergi López y los estadounidenses, Wallace Shawn y Gina Gershon. En esa línea, el director afirmó que no está “equipado mentalmente para tener una visión profunda” de los movimientos políticos y sociales, y que se centra “en las relaciones sociales, en la comedia”. A los 83 años, Allen afirmó que "no pienso en jubilarme, nunca. Mi filosofía siempre ha sido que no importa lo que ocurra en la vida. Solo me centro en trabajar. Probablemente me muera montando alguna de mis películas, o rodando”, afirmó.

Allen, que inicia este miércoles el rodaje de su nuevo trabajo en escenarios de San Sebastián -con alguna localización en las localidades guipuzcoanas de Pasaia y Zumaia-, no quiso desvelar el contenido del argumento de su película, más allá de que se trata de una comedia romántica en la que “unas personas de Estados Unidos” llegan al Festival de Cine donostiarra y “ocurren cosas que tienen resonancia cómica en sus vidas y en sus matrimonios”.

En esa línea, explicó que eligió San Sebastián para rodar al ser un lugar en el que tanto él como su familia podrían “disfrutar”, ya que al director estadounidense no le gusta ausentarse de Nueva York “por un periodo largo”. “Vivir aquí durante unos meses es toda una experiencia, un placer absoluto”, aseguró Allen, que quiere “enseñar al mundo” su visión de la capital guipuzcoana, tal como lo ha hecho con Nueva York en incontables ocasiones.

El cineasta resaltó que siempre ha trabajado con “gente fantástica” y que los actores con los que ha rodado sus películas “han sido magníficos” y que ese es el “éxito” de su trabajo. “Yo les doy mucha libertad, ellos hacen una gran interpretación y luego yo me llevo los elogios”, concluyó.