Desde que se aprobó la ley de movilidad previsional en 2009, a los jubilados nunca les fue tan mal como en 2016. El año pasado sufrieron una pérdida record frente a la inflación, ya que obtuvieron aumentos de haberes por el 31,68 por ciento, mientras que la inflación escaló a 40,7 por ciento. La diferencia resultó entonces de 9,02 puntos porcentuales. El dato de la suba de precios es el que publica el centro de estudios Cifra, de la CTA, que promedia las mediciones oficiales de nueve provincias. En la jerga técnica, se lo conoce como IPC 9 provincias, y se lo considera una buena referencia para estimar la inflación frente a la crisis de credibilidad del Indec y de mediciones políticas como el IPC Congreso. En ocho años de aplicación de la movilidad, solo 2016 y 2014 terminaron con signo negativo. Pero la caída de 2014 fue la excepción en la etapa kirchnerista, período durante el cual se produjo una ganancia extraordinaria de poder adquisitivo para los jubilados con la ley de movilidad, que llegó al 60 por ciento en términos reales.

Entre 2009 y 2015, los jubilados recibieron incrementos por un acumulado de 523,06 por ciento, en tanto que la inflación acumulada quedó en 289,21. Eso significa que el haber jubilatorio de 2015 pudo comprar un 60 por ciento más de productos que en 2009. A principios de 2009, la jubilación mínima era de 690 pesos, con la cual se podía adquirir una determinada canasta de bienes. A fines de 2015, ese haber trepó hasta 4299 pesos (523,06 por ciento), en tanto que la misma canasta pasó a valer 2685,55 (289,21 por ciento más sobre 690). En conclusión, el ingreso del jubilado superaba en 2015 en un 60 por ciento el valor de la misma canasta que compraba en 2009 (4299 contra 2685). El ejemplo es con la jubilación mínima pero se aplica para todos los haberes, ya que los incrementos por la ley de movilidad son para todos igual.

Al analizar el primer año de gobierno de Macri, en cambio, el poder adquisitivo cayó un 6,41 por ciento. Esto es porque a fin de 2015 la jubilación mínima era de 4299 pesos, suficiente para cubrir una determinada canasta de artículos. A fines de 2016, con las subas jubilatorias otorgadas en la gestión de Cambiemos, ese haber subió hasta 5661 pesos (31,68 por ciento), en tanto que la canasta que valía 4299 pesos a fines de 2015 se incrementó 40,7 por ciento, hasta 6049 pesos. En definitiva, el jubilado pudo comprar el 93,59 por ciento de aquella canasta, es decir, una pérdida de poder adquisitivo de 6,41 por ciento.

La aprobación de la ley de movilidad dio lugar en su momento a un intenso debate político. El Frente para la Victoria propuso una fórmula de ajuste automático de los haberes que recibió masivos cuestionamientos de las fuerzas políticas que en ese entonces estaban en la oposición. Sostenían que era una estafa y que los jubilados se verían perjudicados con ese mecanismo de cálculo. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. No hubo otra etapa en la Argentina durante la cual el poder adquisitivo de esos haberes creciera tanto. Salvo 2014, todos los años los aumentos le ganaron a la inflación. El punto máximo fue 2011, cuando las jubilaciones registraron un alza del 37,06 por ciento y el IPC 9 provincias quedó en 23,4 por ciento. La diferencia fue de 13,66 puntos porcentuales. El resto de los años entre 2009 y 2015 marcaron mejoras de las jubilaciones que estuvieron entre 3,50 y 6,85 puntos porcentuales arriba de la inflación. El resbalón ocurrió en 2014, con aumentos para los jubilados del 30,47 por ciento y un alza del IPC 9 provincias del 38,7, un retroceso de 8,23 puntos porcentuales. Tras esa situación excepcional provocada por la devaluación de ese año, con su consecuente disparada inflacionaria, en 2015 se retomó la tendencia previa y los haberes quedaron 6,03 puntos por encima de la inflación. Fue la tercera mejor marca del período (ver cuadro). El actual Gobierno, en cambio, empezó con una dura pérdida de poder adquisitivo de las jubilaciones. Su intento de recortar los aumentos de la movilidad, finalmente frustrado por la reacción política en contrario, refleja que no es una prioridad superar esa situación.


Jubilaciones vs. inflación