Con un recital de piano dedicado a sonatas de Ludwig Van Beethoven comienza este martes en el Centro Cultural Kirchner el Festival Barenboim. A partir de las 20, en la sala que comenzará a llamarse “Auditorio Nacional” --nació como la Ballena Azul, y luego fue la Sala Sinfónica-- Daniel Barenboim ofrecerá en su faz de pianista el primero de tres encuentros dedicados a las sonatas del genio de Bonn, que continuarán el viernes y el domingo. De esta manera dará comienzo el festival que con el mismo Barenboim al frente de la West-Eastern Divan Orchestra recibirá a solistas invitados como Martha Argerich, la violinista Anne-Sophie Mutter, el tenor Rolando Villazón y el violinista Michael Barenboim, desde el miércoles 31 hasta el jueves 8 de agosto.

Se trata de la sexta edición del festival que comenzó en 2014 en la órbita del Teatro Colón y que este año se trasladó definitivamente a la del CCK. Si bien no resultó sorpresivo –el año pasado el centro cultural albergó algunos de los conciertos de la Staatskapelle de Berlín, en la quinta edición del festival–, el traslado no estuvo exento de la necesidad de una explicación por parte del protagonista, incluso algo animosa. A propósito, en una rueda de prensa organizada la semana pasada por la Secretaría de Medios con algunos diarios –Página/12 fue el único medio nacional que no fue invitado–, Barenboim señaló que el Colón no tenía fechas disponibles para este año. Y agregó que la directora general del Colón lo había acusado de cobrar mucho. “Yo no cobro honorarios cuando dirijo la Orquesta del Diván. Menos caro que no cobrar, no conozco”, aseguró.

Así las cosas, lo que más allá de su costo es uno de los grandes eventos culturales del año, tiene sede ahora en el Centro Cultural Kirchner. Precisamente la West -Eastern Divan Orchestra, el proyecto iniciado hace veinte años por el mismo Barenboim y el filósofo Edward Said para promover la convivencia entre jóvenes árabes e israelíes, será la orquesta anfitriona. “La Orquesta del Diván fue creada para que jóvenes músicos de Medio Oriente se encuentren, se sienten uno al lado del otro, compartan un atril y afinen juntos. No es una orquesta para la paz, pero sí es un modelo de lo que podría ser una convivencia si todo fuese como la música. La paz necesita justicia para los palestinos y seguridad para Israel. Hasta que no se encuentre la fórmula para hacer que esto suceda, no podemos hablar de paz”, dijo Barenboim en un momento de la conferencia de prensa llevada a cabo ayer (lunes) en el Salón de Honor del viejo Correo Central. “La ocupación israelí lleva 52 años y la situación está peor que cuando iniciamos. En 2005 tocamos en Ramallah y en el público había israelíes y palestinos. Hoy eso es impensable”, graficó la situación.

Uno de los aspectos que Barenboim destaca de esta nueva etapa del festival que lleva su nombre es la posibilidad de articular con más iniciativas la parte dedicada a la reflexión. “Cuando hablamos de música en realidad hablamos de la relación que tenemos con ella, pero no demos describirla. Es lo abstracto de la música lo que nos toca y lo que despierta una reflexión acerca del mundo. Reflexionar no es explicar, sino desarrollar ciertas ideas que sirvan como puntos de referencia. Ni más ni menos”, dice Barenboim, que en 2016 creó la Academia Barenboim-Said en Berlín. “Ahí no se enseña sólo música, porque no quiero crear especialistas. Said decía que un especialista es aquel que sabe más y más sobre menos y menos”, agrega. La filósofa Roni Mann, directora de Humanidades de la Academia Barenboim-Said, y Sa’ed Atshan, antropólogo, serán algunos de los participantes de las conferencias y encuentros que se realizarán paralelamente a los conciertos. “Son dos filósofos, una israelí y otro palestino, que no están de acuerdo con sus gobiernos. Ese es un principio de esperanza para el futuro, porque nadie que esté de acuerdo con sus gobiernos actuales va a promover la paz”, dice Barenboim.

Entre otras cosas, Barenboim anunció que también el año que viene el festival se hará en el Centro Cultural Kirchner, con la Filarmónica de Viena como orquesta anfitriona y una programación dedicada a las sinfonías de Gustav Mahler. “Será en junio y un poco más corto, porque en julio iremos con la orquesta del Diván a Africa, por primera vez”, apuntó. Consultado acerca la creciente falta de interés por la música clásica en el mundo, fue categórico. “El problema es que la mayoría de los políticos no tuvieron una educación musical”, dijo y al lado suyo estaba Hernán Lombardi. “Para mí la solución es, y lo digo aunque suene utópico, encontrar la forma de que haya educación musical en las escuelas, desde el jardín de infantes. Si no, como los políticos no entienden el alcance de la educación musical en la formación del individuo, bajan los presupuestos con el argumento de que la música es algo elitista. La música es todo, menos elitista”, concluyó.

Al igual que el año pasado, el evento corta la tradición gratuita de este espacio cultural público. Las entradas disponibles están a la venta en la página web del CCK. Tras la apertura con los tres recitales en los que el Barenboim pianista interpretará trece sonatas de Beethoven, el festival continuará con el Barenboim director, al frente de la West -Eastern Divan Orchestra. El miércoles 31, el programa que incluirá la Obertura Egmont, el Concierto para violín y orquesta en Re mayor y Sinfonía en La mayor n° 7, de Beethoven, con Michael Barenboim (hijo del director) como solista. El mismo programa se ofrecerá en Tecnópolis el jueves 1º de agosto a las 19, con entrada gratuita.

El viernes 2 el tenor Rolando Villazón, con Barenboim nuevamente al piano, interpretará canciones de Manuel de Falla, Silvestre Revueltas, Carlos Guastavino y Alberto Ginastera, entre otros. El domingo 4 y el lunes 5, con la “Orquesta del Diván”, la solista será Martha Argerich, en el Concierto para piano y orquesta en Si bemol menor nº 1, de Piotr Ilich Tchaikovski, en un programa que se completará con la Sinfonía en Si menor n° 8, de Franz Schubert y el Concierto para orquesta, de Witold Lutoslawski. El martes 6 Barenboim y Argerich, junto a solistas de la orquesta interpretarán obras de Schumann, Prokofiev y Shostakovich. En el cierre del festival, el miércoles 7 y el jueves 8, Anne-Sophie Mutter será la solista en el Concierto para violín y orquesta en Re menor Op. 47, de Jean Sibelius y el “Tercer movimiento” del Concierto para violín y orquesta Anne-Sophie que le dedicó quien fuera su marido, el compositor André Previn.