El día del regreso a la competición llegó para Boca. Después de completar la pretemporada en Estados Unidos, y a la espera de la definición de las ventas de Darío Benedetto y Nahitan Nández, el conjunto de Gustavo Alfaro volvió a pisar el Arena da Baixada, el escenario donde vivió su derrota más dolorosa desde que asumió como entrenador boquense.

Con un diseño diferente al habitual a partir de una mitad de campo con intérpretes más combativos, Boca presionó arriba en el inicio para no dejar despegar a los veloces hombres locales, que a pesar de no contar con su figura, emigrada al Atlético Madrid (el lateral Renán Lodi), mantiene la estructura que le permitió, por ejemplo, ganar la Copa Sudamericana 2018.

Tuvo tres aproximaciones Boca en esos primeros minutos: un remate poco ortodoxo de Mac Allister que Santos envió al córner; un ingreso por el carril del medio de Abila, quien cuando quedó cara a cara con el guardameta, le pellizcaron el balón; y un buscapié del ex Argentinos que no llegó a conectar Zárate.

El conjunto dueño de casa tuvo sus mejores ráfagas desde Rony, en transiciones rápidas, instancia en la que se siente más cómodo. Dos, curiosamente, partieron de la pegada de su arquero. El veloz mediocampista, Guimaraes y Nikao contaron con espacios para sendos remates lejanos que estuvieron cerca de abrir el marcador. En esos rompimientos mostró algunas grietas la defensa, en el retroceso de Marcone o cuando Junior Alonso debió salir lejos de la cueva para romper.

Pero Boca incomodó a su adversario asfixiando la primera puntada. Y a los 30 minutos elaboró la chance más clara: un sacrificado Mac Allister le quitó la pelota a Guimaraes y asistió a Abila, quien definió sin convicción ante Santos, que se quedó con el intento.

En el segundo tiempo afloraron los roces y las imprecisiones. El juego se hizo cortado y Paranaense sólo logró romper líneas a través del desequilibrio individual de Rony, quien no le dio buen final a sus intervenciones. Un cabezazo de Marco Ruben, a los 63 minutos, y un remate de Nikao, a los 65, sacudieron un poco el sopor.

A 15 del final, Alfaro apostó a los ingresos de Jan Hurtado y Carlos Tevez por "Wanchope" y Zárate en pos de conseguir un segundo aire y salir del asedio paulatino en el que lo fue sumergiendo Atlético. Y no sólo lo consiguió, sino que además abrió el marcador: a siete minutos del epílogo, Mac Allister, el mejor jugador de la cancha, quebró la paridad. Recibió de Tevez y no dudó en sacar el remate a distancia, que rozó en Pedro Henrique y superó al portero: 1-0.