Es totalmente legítimo que grupos de intelectuales y artistas publiquen solicitadas de apoyo a alguna de las fuerzas políticas que compiten en el proceso electoral. No obstante, del contenido y el espíritu de la reciente solicitada de apoyo al gobierno de Mauricio Macri, llama la atención advertir un corrimiento ideológico de varios de los firmantes, desde un progresismo alfonsinista hacia la defensa de una política que, por las consecuencias que están a la vista, no puede calificarse precisamente de progresista. No desconocemos los errores del anterior gobierno, que en su momento criticamos, así como apoyamos muchas de sus políticas en favor de las mayorías sociales; en la promoción de universidades donde, contrariando las afirmaciones de la señora Vidal, se están graduando jóvenes que han nacido en la pobreza; en el apoyo al sistema científico-técnico; o en la recuperación de empresas públicas y fondos de pensión.


Pero ahora estamos ante un gobierno que, en nombre de superar la “pesada herencia” ha beneficiado en forma descomunal a los capitales financieros especulativos, a los bancos, petroleras y agro-negocios, así como a sus amigos, socios y personeros, en detrimento de amplias mayorías de los argentinos, incluyendo a gran parte de las clases medias que lo apoyaran con su voto. Un país agobiado por una deuda irracional, la quiebra masiva de empresas, el desempleo, el flagelo del hambre, el drama de jubilados y pensionados, el acoso a la educación pública, a las Universidades y a los sistemas científico-técnicos; y la sumisión a los dictados del señor Trump.

Entre otros aspectos, los firmantes del progresismo alfonsinista afirman que: “La corrupción fue durante años anteriores un ejemplo extremo del uso del Estado para beneficio personal. En 2015 se inició un proceso de drásticos cambios para transparentar las acciones del gobierno. Se buscó recuperar el valor de la honestidad como mandato indisociable de la función pública…”. Los firmantes debieran explicarnos si éste ha sido el caso del Correo Argentino; de los parques eólicos; de Avianca; de Autopistas del Sol y los peajes; de la compra de las acciones de Petrobrás del Fondo de Sustentabilidad de Anses por parte de Pampa Energía, empresa de los amigos Joe Lewis y Marcelo Mindlin, que a los pocos días duplicaron su valor en dólares; de la venta de las usinas eléctricas al amigo del alma y socio Nicolás Caputo a un 40% de su valor real; y la posible concesión del nuevo puerto y la extensión de Puerto Madero también a Nicolás Caputo.

Tampoco explican el bono a cien años a un 8% anual en dólares tomado por el ministro Luis Caputo, primo del amigo del alma del presidente, que en una encuesta a nivel mundial del Financial Times fue definida por el 70% de los lectores como la operación financiera más negativa del mundo. A su vez, los Paradise Papers nos permitieron saber que el fondo especulativo en paraísos fiscales Noctua Partners, cuyo fundador y propietario es Luis Caputo, era el más beneficiado por dicho bono. Tal vez no fue casual que el propio FMI planteara como condición para otorgar el crédito, el desplazamiento de Luis Caputo. Para darnos una idea de la dimensión de este desfalco, nadie de los que actualmente habitamos este mundo -incluidos niños de 1 año- va a estar en este mundo cuando dentro de 99 años se cumpla el plazo de pago; pero los bisnietos o tataranietos herederos de Luis Caputo lo van a poder disfrutar: el monto total a pagar, puede estimarse calculando un interés compuesto del 8% anual durante cien años.

Todo ello, sin mencionar las relaciones de Mauricio Macri con Raúl Martins, conocido propietario de redes de prostíbulos y tratante de personas, que ha financiado varias de sus campañas electorales: hay fotos que dan cuenta de esa amistad. Denunciado por su propia hija Lorena Martins por proxeneta y por tener vínculos con el poder para no ser investigado, la Cámara Federal deberá resolver el próximo 1º de agosto la prisión preventiva de Martins -residente en Cancún, donde están sus principales prostíbulos- dictada por la jueza Servini de Cubría, quien en su resolución denunciara las relaciones de Martins con miembros del Poder Judicial, de las fuerzas de seguridad federales y provinciales y de la municipalidad de Buenos Aires, cuyo jefe de gobierno era Mauricio Macri. No se ha aclarado aún de dónde provinieron los fondos para la campaña electoral de la provincia de Buenos Aires y el escándalo de los aportantes truchos utilizando datos de Anses.

Contradiciendo las afirmaciones de los firmantes, lejos está el macrismo de “drásticos cambios para transparentar las acciones del gobierno…” y de “recuperar el valor de la honestidad como mandato indisociable de la función pública…”. No pareciera que la transparencia en las acciones del gobierno y el valor de la honestidad, sean los fundamentos que los 150 intelectuales y artistas puedan sustentar para dar su apoyo al gobierno de Mauricio Macri. Aclaremos que solamente hemos tomado en consideración sus negocios durante la presidencia, sin incluir los antecedentes del Grupo Macri en las décadas que corren desde la dictadura militar.