“La hegemonía global de los derechos humanos como lenguaje de dignidad humana convive con la perturbadora constatación de que la mayoría de la población mundial no es sujeto de derechos humanos, sino objeto de sus discursos.” Con inquietantes reflexiones como esa, en El pluriverso de los derechos humanos (Akal) Boaventura de Sousa Santos y Bruno Sena Martins ponen en cuestión la visión dominante en Occidente de lo que son los derechos humanos. Su crítica no apunta apenas a la selectividad del poder global en la apelación a los derechos humanos, a su debilitamiento por el uso que de ellos hacen los intereses imperialistas, sino más precisamente, más íntimamente, a la incapacidad del propio discurso de los derechos humanos para confrontar con las opresiones generadas por el régimen constituido por el capitalismo, el patriarcado y el colonialismo.

De Sousa Santos y Sena Martins sostienen que los derechos humanos sufren una “extenuación epistemológica y política” en tanto conceptos eurocéntricos, hijos de la Modernidad occidental. Y ese agotamiento no es del todo ajeno a una incómoda contemporaneidad, la del encumbramiento del neoliberalismo y la hegemonía de la narrativa de los derechos humanos: como si, más allá de sus buenas intenciones y de sus logros, el discurso de los derechos humanos fuera funcional a las nuevas incursiones del capitalismo al relegar a otros discursos emancipatorios.

El pluriverso de los derechos humanos, de Boaventura de Sousa Santos y Bruno Sena Martins, Ediciones Akal, 2019, 544 páginas.

En sus últimas obras, Boaventura de Sousa Santos viene ensayando cómo desmontar la continuidad de la distinción trazada por “las líneas abismales” de la Modernidad, una máquina que produce inexistencias, en cuya simiente está la separación entre sociedades metropolitanas y territorios coloniales. Una de esas líneas centrales genera la invisibilización y la exclusión de gran parte de la humanidad. El sociólogo portugués argumenta que el imaginario humanista nunca comprendió que la confluencia del capitalismo con el patriarcado y el colonialismo –el sistema mundo vigente desde hace cinco siglos– no puede prescindir de la idea de que gran parte de la humanidad es subhumana. Con esa limitación ontológica y epistemológica como marca de origen, la pretensión universalista del discurso de los derechos humanos se queda de un lado de la línea.

“¿Por qué hay tanto sufrimiento humano injusto que no se considera una violación de los derechos humanos? ¿Qué otros lenguajes de dignidad humana existen en el mundo? ¿Son esos lenguajes compatibles con el lenguaje de los derechos humanos o no?”, se preguntan De Sousa Santos y Sena Martins. Las respuestas que esbozan coinciden en la necesidad de una transformación radical de los derechos humanos, de su reconfiguración como un lenguaje contrahegemónico y no eurocentrado a partir de su apertura a las “epistemologías del sur”, a los discursos emancipatorios –y basados en la dignidad de las personas– que el colonialismo ha obturado. La propuesta política subyacente es la de reunir los distintos lenguajes de las luchas anticoloniales, anticapitalistas y antipatriarcales mediante un proceso de traducción intercultural, un diálogo que se instaure como el reverso de la violencia y la explotación.

La propia conformación de este libro es producto de un esfuerzo de traducción intercultural: El pluriverso de los derechos humanos incluye textos escritos por investigadores de diversas procedencias, compilados y organizados por De Sousa Santos y Sena Martins en dos grandes bloques. El primero, “Las fronteras de lo humano”, es más teórico y está dedicado a reflexionar sobre los criterios para definir qué es y qué no es la humanidad en diferentes momentos históricos. “Luchas y emergencias”, el segundo bloque, presenta dieciséis artículos que examinan conflictos sociales y experiencias de resistencia en Latinoamérica, África, la India y Europa: los daños colaterales del desarrollo industrial, la violencia sexual, las tensiones en las instituciones del Estado moderno ante las demandas de pueblos indígenas y afrodescendientes, el racismo en el sistema académico, la deshumanización y el confinamiento de migrantes, los feminismos poscoloniales… En su conjunto, el libro ofrece alternativas, caminos posibles, para reinventar críticamente los derechos humanos. Como trasfondo, deja entrever el asedio de un problema de soluciones siempre provisorias: ¿cómo sostener, simultáneamente, la igualdad y la diferencia?