La cantidad de fieles católicos que este 7 de agosto se acercó hasta el santuario de San Cayetano de Liniers para pedir “pan y trabajo” se "duplicó" respecto de otros años. Así lo estimó el cura José María “Pepe” Casadevall, uno de los párrocos del lugar según quien “el año pasado hubo 350 mil personas en diez o doce días, pero esta vez van a ser muchas más”.

La ya clásica congregación al templo del barrio porteño de Liniers suele ser un termómetro de la situación social. Si bien cada año la manifestación de fe es multitudinaria, con filas de hasta diez cuadras de gente esperando tocar la estatua del santo, el aumento del desempleo y la caída en la pobreza de miles de familias fueron los detonantes para que este año el desfile de ruegos se incrementara.

“Tengo 36 años de cura y lo que vi en los últimos meses no lo vi nunca. Hay gente que viene a pedir velas pero no para el santo sino porque les cortaron la luz. Y como para pagar tienen que esperar a cobrar, mientras tanto viven a vela”, reveló el sacerdote católico para referirse a la crisis que atraviesan las familias producto de la política económica aplicada desde hace tres años y medio por el gobierno de Mauricio Macri.

Según el cura, “la cuestión política aparece” entre las plegarias al santo. Es que “no se puede negar la situación social sin hablar de política. Hay personas que vienen quejándose de que han perdido el 50 por ciento del poder adquisitivo en los últimos dos años, dicen que no entienden cómo hay empresas que ganan tanto mientras que ellos no pueden pagar” los impuestos.

“Esto no lo vi nunca, sinceramente. Muchos dejaron de pedir comida y piden plata para la SUBE”, contó durante una entrevista radial. En tanto, Roberto Quiroga, otro de los curas de esa parroquia, comentó que varios feligreses le contaron “que hicieron dedo para viajar hasta aquí” debido a la falta de dinero.

Otro dato que pinta la situación que se vive es que la cantidad de donaciones de alimentos no perecederos y ropa en el templo ubicado sobre la calle Cuzco disminuyó de manera contundente respecto de otros años. Así lo informó el área de Cáritas que trabaja en esa parroquia que en otros tiempos vio cómo se llenaban los canastos y carros dispuestos al costado de las vallas por donde circulan las personas que entran al santuario.

Mientras tanto, la cola de fieles que esperan entrar al templo para agradecer o pedir “pan y trabajo” al santo no deja de crecer. Algunos acamparon desde hace días y pudieron ingresar a partir de la medianoche. Otros, la mayoría, fueron acercándose en las últimas horas e hicieron que la fila llegara hasta el estadio de Vélez Sarsfield, ubicado a unas diez cuadras de la iglesia.

Según el cura Pepe, “la gente no aflojó en toda la noche”. “Por los cálculos que tenemos, son muchas más que el año pasado. Seguro”, puntualizó. Pero la situación económica producto de los ajustes del gobierno nacional no solo se evidencian los 7 de agosto. La realidad en el comedor comunitario que funciona en ese templo de Liniers también empeoró: “Hasta el año pasado dábamos 100 cenas. Actualmente damos 180”, precisó.

 

La convocatoria de este año lleva el lema “Querido San Cayetano, como pueblo y familia, ayúdanos a ver a Cristo vivo en cada hermano”. Y para los fieles que se acerquen hasta Liniers habrá misas cada dos horas y hasta las 23. La de las 11 será presidida por el cardenal Mario Poli.