¿Cuántos tangos entran en el Festival de Tango de la Ciudad? Los integrados dirán que todos los posibles. Los apocalípticos, que muchos quedan fuera. Quizás ambos tengan bastante de razón. La respuesta a los dos grupos aparece desgranando el catálogo y cronograma del Festival que comienza hoy a las 20.30 en el Centro Cultural 25 de Mayo (Av. Triunvirato 4444) con el espectáculo Aquí cantó Gardel, y que seguirá hasta el 21 de agosto en 53 sedes y con varios centenares de artistas participando en distintas instancias. Las casi dos semanas de Festival con recitales, clases, milongas, espectáculos y charlas culminarán con las finales del Mundial de Tango, en el Luna Park.

Lo primero que debe entender el neófito al mundo del 2x4 es que no hay un único tango. Hay muchos tangos dentro del tango y muchos de ellos no se tocan si no es en el Festival. Hay un tango más académico, otro de casas para turistas, uno under o “rockero”, varios tangos milongueros, uno de espectáculos alternativos, de nuevos compositores, de glorias que ya pasaron su fecha de vencimiento, de vanguardistas, de conservadores y mucho más. Casi todos ellos reclaman más espacio en el Festival.

Una lectura posible del cronograma es que el encuentro dirigido por Gabriel Soria busca lograr un equilibrio imposible. Al mismo tiempo, un buen Festival debería ser reflejo de la actualidad de su campo. Conseguir eso en un género donde la historia tiene un peso tan fuerte es muy difícil. Así conviven en la programación elementos como Raúl Lavié y propuestas como los Cruces Urbanos del Quinteto Negro La Boca o las búsquedas de Argentina Tango Rap y el bailarín Mario Rizzo.

Los homenajes estarán a la orden del día, claro. Gabriel Merlino celebrará el centenario de los bandoneones doble A, Gardel tendrá (otro) homenaje en la apertura y en el cierre el coreógrafo Hugo Mastrolorenzo (del Festival Cambalache) presentará su celebración de “Balada para un loco”, de Horacio Ferrer y Astor Piazzolla. También se festejarán los 90 años del bandoneonista Ernesto Franco, el medio siglo de actuación de María Garay o los 70 de carrera de Walter Ríos. Pepé Colángelo estará en el escenario, lo mismo que el Sexteto Mayor, Víctor Lavallen, Rodolfo Mederos o Amelita Baltar.

Pero en el otro extremo, los cultores del tango joven bien pueden fruncir el ceño al revisar la lista de espectáculos. Hay una grilla nutrida para los consagrados de los ’90 y comienzos de este siglo (ahí están El Arranque, Patricia Malanca, Esteban Morgado, Pipi Piazzolla, Hernán Lucero y Nicolás Ledesma, por caso). Apenas Vruma, Ventarrón, los rosarinos de La Biaba, Noelia Moncada o Gabo Ferro llamán la atención entre los emergentes. Una cantidad minúscula para el portentoso panorama de creación actual. Incluso la convocatoria abierta que realizó el Festival arrojó apenas un par de grupos pequeños y que sólo versionan clásicos.

Donde sí hay un reflejo fiel a los nuevos emergentes que se dan en el género es en la presencia fuerte de los colectivos artísticos feministas y las compositoras e intérpretes que bregan por más visibilidad. Ahí está la programación de actividades del Movimiento Feminista de Tango, del colectivo Tango Hembra, del grupo de Tango Queer y shows que buscan reivindicar la figura de la mujer en el tango, como los de Ana Fontán, la propia Malanca, Marisa Vázquez, Lucrecia Merico o el de Gabo Ferro. A esto se suman los talleres en la Usina del Arte que ponen explícitamente en el centro de la actividad los cambios de roles en la danza.

Otro punto para destacar del Festival es su distribución territorial, muy distinta a la de otros de los grandes eventos de la Ciudad. Mientras que casi las tres cuartas partes del BAFICI se realiza al norte de Av. Rivadavia, en la cita tanguera no sólo está más repartida, sino que tiene más sedes al sur que al norte. En este sentido, el Festival propone cuatro “Polos”: Versalles –surgido de la propuesta Barrios Creativos del ministerio de Cultura local-, San Telmo, Bandoneón y Abasto. Cada uno tiene actividades vinculadas al barrio y milongas específicas por fuera de las habituales milongas vespertinas en la Usina del Arte.

Es más, la Gran Milonga de este año será en el shopping Abasto y la apuesta del Festival es por un DJ que sólo musicaliza con tangos contemporáneos, algo rupturista en un ambiente donde la sola idea de armar una milonga donde no suenen D’Arienzo o Di Sarli parece inconcebible. La búsqueda clara es llegar a un público que considera al tango música “de viejos” o un sonido de museo y mostrar una creación viva. En el rubro milonguero se cuela una crítica recurrente: el Festival no consigue construir una vinculación efectiva con el circuito de espacios que la yugan todo el año, enfrentando clausuras (que, además, muchos ven recrudecer cuando se acerca el evento). La incorporación al catálogo de una guía de milongas parece una respuesta a esto (aunque se sugiere corroborar datos con las páginas de Facebook de cada espacio o en la guía Hoy Milonga).

El cierre de todo el encuentro será en el Luna Park en dos noches consecutivas y competitivas: el martes 20 será la final de la categoría “Tango pista”, que busca reflejar los salones de baile, y el miércoles la de “Tango Escenario”. La programación de ambos encuentros también muestra las tensiones dentro del campo, donde la final de salón parece más conservadora (con Hugo Varela como aliciente central por fuera de la competencia), mientras que en la de Escenario hay una búsqueda algo más vanguardista con Escalandrum y Hugo Mastrolorenzo. ¿Cuál es la auténtica foto del tango actual? Todas y ninguna. Como esas carteleras de corcho que alternan recuerdos y selfies recientes, el tango está ahí, esperando que cada uno se busque y se reconozca en alguna de esas imágenes.