Agentes federales detuvieron a 680 inmigrantes sin papeles en siete empresas del estado de Misisipi, en lo que representó la mayor redada a extranjeros en más de una década en los Estados Unidos. A finales de junio pasado, Trump anunció que había ordenado al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a detener y deportar a por lo menos un millón de inmigrantes que viven en el país de manera irregular, con un permiso vencido o que no hayan cumplido con alguna citación de los tribunales de migración.
El diario local Clarion Ledge contó que los agentes irrumpieron en las fábricas, pidieron los documentos a todos los trabajadores y comenzaron allí mismo a detener a aquellos que no los tenían o estaban en situación irregular. "Llenaron tres buses, dos para hombres y uno para mujeres", publicó el diario y agregó que unos 70 familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo rodearon los vehículos al grito de "¡Déjenlos ir! ¡Déjenlos ir!". A diferencia de lo que venía pasando, esta vez los agentes federales buscaron a los inmigrantes en sus lugares de trabajo.
"Es la acción de las fuerzas del orden más grande en un solo estado de la historia de Estados Unidos", destacó el director interino del ICE, Matthew Albencemel. Miles de agentes fueron desplegados en siete fábricas junto con colectivos para trasladar a los detenidos apenas horas antes de que Trump llegara a la ciudad fronteriza de El Paso, Texas. Allí visitó a los sobrevivientes del tiroteo masivo del sábado pasado, un ataque motivado por el racismo y el odio contra los mexicanos.
Desde que ganó las elecciones en 2016, Trump promete que va a terminar con la inmigración ilegal en Estados Unidos, expandiendo el muro fronterizo en el Sur y con redadas, detenciones y deportaciones en el interior del país.