¿Cómo interpretar a una intérprete? ¿Y si esa intérprete, además, es Mercedes Sosa? ¿Cómo interpretar a la cantora más trascendental del país y no morir en el intento? Charo Bogarín encontró una palabra clave que le permitió llevar adelante este desafío: confianza. Confianza hacía su propia voz y confianza transmitida desde el entorno más íntimo de La Negra. El resultado es Legado, un disco notable en el que La Charo aborda en clave electrónica un conjunto de canciones popularizadas por la cantora tucumana.

“Fabián Matus, el único hijo de Mercedes, me convocó para celebrar la vida y obra de su madre. Queríamos que esta propuesta escapara al formato típico de homenaje, porque en octubre se cumplen diez años de su fallecimiento”, cuenta la cantautora formoseña. “Desde agosto del año pasado ya Fabián venía craneando lo que iba a suceder este año, un poco anticipándose también a su partida sorpresiva, pero dejando todo el campo preparado para que pudiéramos recordar como se debe a su madre”, completa.

El disco, que se presentará este sábado 10 de agosto a las 21 en el ND/Teatro (Paraguay 918), tiene un espíritu colectivo y actual. Bogarín logra imprimirle una impronta personal y novedosa a canciones que Mercedes Sosa había embellecido y amplificado con su voz, como “Soy pan, soy paz, soy más” (Piero- Luis Ramón Igarzábal), “La Maza” (Silvio Rodríguez) o “Gracias a la vida” (Violeta Parra).

“Encaré este disco con alegría y tranquilidad, sobre todo porque Fabián me dijo que ‘confiaba’ en mi mirada artística y que mi voz era 'tan diferente’ a la de su mamá que no iba a haber ‘punto de comparación’. Por eso, asumí este desafío caminando con soltura. En ningún momento aparecieron el miedo, los prejuicios o las trabas. Lo de abordar figuras tradicionales, además, es algo que signa un poco mi carrera desde los 30 años, cuando dejé mi laburo de periodista y empecé con Tonolec”, resalta.

Una vez que la invitación estaba hecha, el segundo paso fue encontrar el cómo y qué decir. La experiencia recogida con Tonolec en veinte años de trayectoria fue determinante. El cruce entre los sonidos orgánicos y electrónicos, entre la tradición y la vanguardia, se impuso de manera natural. Y además, Matus le puso a disposición un material precioso y preciado: registros de la voz cantada a capella de su madre.

“Mi propuesta fue hacer una Mercedes moderna, una Mercedes electrónica. ¿Por qué? Porque fue la mejor manera de ensamblar su voz a un trabajo vocal de interpretación que yo también pudiera hacer sobre canciones que ella interpretó”, detalla Bogarín. De este modo, ambas cantoras se encuentran mágicamente en “Razón de vivir” (Víctor Heredia), “Caja de música” (Jorge Luis Borges-Pedro Aznar) y “Celador de sueños” (Orozco-Barrientos). Pero la voz de la tucumana aparece de modo sutil, preciso, breve, con un sentido poético, a veces solo para subrayar una palabra o una frase.

“El desafío, entonces, fue hallar en esta manera de reinterpretar a nuestra mayor intérprete qué tipo de estética aplicar en las canciones. Y la estética fue la que yo ya venía haciendo con Tonolec, pero que no se había hecho con Mercedes a fondo, que es pasarla a la era digital, a la era electrónica”, se explaya sobre el cómo. “Y sin duda ella lo hubiera hecho también, porque de hecho cuando se estaba yendo subió a los escenarios con Calle 13 e Illya Kuryaki. Fue la primera en sus tiempos en correrse del folklore y abordar repertorio del rock: Fito Páez, Charly García, Spinetta, Cerati, Pedro Aznar. Ella nos ha marcado un camino y nos ha legado una manera de conducirnos a estas personas y a estos artistas; creo que somos muchos los que abordamos el folklore queriendo tener una mirada de estos tiempos. El artista tiene que tener la sensibilidad para ser un exponente de los tiempos que corren”.

Por eso, La Charo convocó para participar del proyecto a los productores más relevantes de la escena del folklore digital: King Coya, Tremor, Nación Ekeko, Daniel Martin Chancha y Chancha Vía Circuito, quien le puso épica a “La colina de la vida”, de León Gieco. Y Juan Blas Caballero, el productor artístico del disco, logra unificar todo el trabajo. “Y eso me permitió conservar el espíritu de Mercedes, el de compartir. Son todos maestros de la música electrónica”, sostiene Bogarín. Y pone en contexto: “Creo que hemos logrado también latinoamericanizar el sonido digital. Porque en 2000, cuando empezamos a abordar nosotros la música electrónica, los referentes eran Kraftwerk, Orbital, Björk, Tricky; o sea, eran referencias europeas, de otros continentes. Pero creo que lo que se ha hecho acá en dos décadas es signar una propia estética electrónica, nuestra propia lectura. Hay una electrónica que es latinoamericana, que es hacer propio nuestro monte o nuestra selva. El malambo electrónico de Camilo Carabajal y Tremor, por ejemplo. La clave es llegar a entender que tradición y modernidad conviven perfectamente si uno sabe mirarlas con cierto cristal: el de la unificación, la coexistencia y la integración”.

 

La perlita del disco es la canción inédita que compuso Víctor Heredia para que cantara especialmente Bogarín. El tema se llama “Cantora” y caracteriza a la tucumana como una “patrona del canto, una madrecita que nos amadrabas”. Con Víctor nos conocíamos porque yo pasé a la lengua qom Taki Ongoy y luego cantamos juntos esta obra. Y en octubre del año pasado le propuse escribir una canción para Mercedes y me dijo que sí. Era la persona indicada, porque él la conoció y es uno de los únicos que tiene una pluma excelsa en el cancionero argentino”, cuenta Bogarín. 

“Hace poco, en una radio, dijo: 'Vos tenés que sentirte privilegiada porque yo nunca escribí canciones para nadie, ni siquiera para Mercedes’. Creo que son estos regalos adicionales que vienen de la mano de trabajar con este tipo de artistas. Es Mercedes la que viene trayendo una carga emotiva en todos. Porque a todos los que convidé este proyecto, ninguno dudó en participar. Lo importante acá era cómo traíamos a Mercedes. Y ése es un trabajo en donde uno tiene que ponerse al servicio de algo que es mucho más grande. Ella no solo nos ha legado una obra musical o una manera de interpretar, sino una manera de pararse como artista ante la vida. Su legado es social y político”, cierra.