El mensaje de WhatsApp llega temprano: a las 7.55 del viernes. “Les pido si me ayudan a difundir este pedido de solidaridad estoy en los días de tener bebe y necesito ropitas no me alcanza para comprar y un chanquito para poder llevarle el próximo año al Yerbal con mí si alguien lo tiene y quiere donarme le dejo mi número 375554165 soy Sandra vera”. Así, sin signos de puntuación, pero bien claro fue su pedido.

A dos días de las PASO, el mensaje dijo mucho más de lo que pedía.

A Sandra Vera la conocí en 2018. Tiene 30 años, y vive en Campo Viera, en el municipio de Oberá, Misiones. Es tarefera desde que tiene memoria. Su abuela trabajaba en la tarefa con la mamá de Sandra y sus hermanos.

--Seis hijos tuvo mi abuela. Mi mamá nos llevaba de chiquitos a la tarefa. Primero vivíamos en el kilómetro 39, cerca de Campo Grande. Cuando tenía 12 años nos mudamos a Oberá --me contó cuando la entrevisté para incluir su historia en mi libro Yo Te Creo Hermana.

Siempre trabajando en la tarefa.

--Ni que haga frío, ni que haga calor, ni que llueva. Siempre tenés que estar trabajando --me dijo.

Para ir a la escuela caminaba 10 kilómetros de ida y otros 10 de vuelta, y después, iba para el yerbal, con su mamá y sus hermanitos. Cursó hasta tercer grado. Su mamá podaba la planta y ella y sus hermanitos arrancaban los tallos más finos, sacaban los brotes de la planta.

--Para las mujeres es muy duro, porque tarefean con sus hijos, desde que hay luz hasta que no se ve nada --me contó.

Su hermanito de 14 años nació en la tarefa, en el campo de Corrientes de Ramón Puerta, exgobernador de Misiones, y amigo del presidente Mauricio Macri.

--Mi mamá se empezó a indisponer y no teníamos cómo salir, no había transporte, así que tuvo el parto ahí, hasta que vino una ambulancia y se la llevó al hospital --recordó Sandra. Puerta, en 2001, llegó a ser presidente provisional del Senado y luego de la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa estuvo a cargo del Poder Ejecutivo nacional por unos días. En diciembre de 2015, Macri lo designó como embajador en España. ​

El trabajo en la tarefa es muy sufrido, pero mucho más para las mujeres, me decía Sandra.

Ella está a punto de tener el tercer hijo. Los dos mayores tienen 14 y 11 años.

--Cuando eran más chiquitos los ponía en una lona debajo de la planta cerca mío y los iba arrastrando. Así hizo mi mamá con nosotros y yo, con mis hijos. Se pasa mucho frío y mucho calor. Dormís debajo de una carpa negra de plástico y si llueve se filtra el agua y la humedad y tenés que aguantar. En la tierra ponés una lona y arriba tu colchón. Las mujeres vamos con criaturas. Te bajan del monte a la 1 ó 2 de la mañana y cuando llegás a la carpa no ves nada y muchas veces encontrás víboras debajo del colchón. Si llueve los chicos se enferman. No hay vecinos cerca. A veces hay kilómetros y kilómetros hasta el pueblo más cercano y si se enfermó tu hijo tenés que arreglarte con unas hojas de mandarina, cáscara de naranja o cedrón, para curarlo. Mi hermanito de 14 años, cuando tenía un año, estuvo atacado de asma y tuvimos que caminar 15 kilómetros para llevarlo al hospital. Me pasó a mí con la nena cuando tenía 9 meses. Tuve que caminar casi un día entero para poder conseguir un auto para llevarla al hospital.

Sandra me contó también que las mujeres además, ganan menos, porque juntan menos. Les pagan por 1000 kilos de hoja verde. Si la yerba está en mal estado no ganan ni para pagar la cantina. Porque antes de ir al campamento tienen que pasar por la cantina y comprar la comida para cocinar los días que están en el campo, harina, grasa, aceite, porotos, fideos, leche si tienen criaturas.

--Te tenés que llevar la mercadería por 15 días. Y en la cantina, que es del mismo dueño del campo, te cobran el doble de lo que sale en cualquier lado. Antes de empezar a trabajar ya tenés deuda.

La hija de 14 años de Sandra trabajó con ella hasta que tenía 8. A los dos los llevaba con ella. Pero hace seis años los sacó de la tarefa y los mandó a la escuela. Y tramitó la Asignación Universal por Hijo. El papá de sus hijos no la ayuda. Se separaron por violencia de género hace 7 o 8 años. Ni los ve a los chicos.

El año pasado me contó que ya con la AUH no le alcanzaba para mantener a su familia aunque recibía también un Plan Hacemos Futuro, que le dio el Instituto Nacional de las Mujeres.

--Por un lado, así estoy mejor porque a mi edad, de tanto sufrimiento, siento un dolor impresionante en el cuerpo por pasar frío, calor, sueño. El terafero a los 40 ó 50 años apenas se puede mover. Cuando está el tiempo malo me duelen la cintura y las piernas, de las rodillas para abajo. La tarefa te funde. Pero por otro lado, la Asignación Universal no me alcanza y pasamos mucha necesidad. Voy a tener que tarefear de nuevo. Es lo único que se hacer --me dijo.

El viernes después de recibir su pedido de ayuda, me contó que ahora no está tarefeando “porque nadie me lleva porque estoy embarazada”, que no cobra la AUH por el embarazo “porque hace dos meses no consigo turno” y “la platita de los otros chicos la uso para comer y para llevar al varón a la psicopedagoga una vez por semana”.

Sandra pide “ropita” para su bebé que está por nacer y un “changuito” para volver a tarefear con la criaturita en la próxima cosecha. Pienso en Puerta, en sus campos en los que tarefeó Sandra y su familia, y en la embajada de España, pienso en la AUH que no le alcanza a ella y a muchas otras mujeres pobres que se endeudan con la Anses (y el macrismo les descuenta la cuota del crédito del monto de la AUH). ¿Podremos ayudarlas a tener un futuro mejor?