La pasión por Jerome David Salinger (1919-2010), en el centenario del escritor estadounidense que eligió practicar la religión de la escritura, se expande por el mundo. ¿Quién podrá detener la estampida que arrolla la sed de lecturas y augura un porvenir con más libros del autor de El guardián entre el centeno? Su hijo, Matt Salinger, actor, productor y gran lector, anunció que los cuatro libros editados por su padre entre 1951 y 1963 serán digitalizados por primera vez y circularán en e-books.

El escritor odiaba Internet. Matt intentó explicarle qué era Facebook, pero a su padre le causó una mezcla de miedo y rechazo la forma en que las personas compartían su información personal a través de las plataformas en la red. El hombre que incubó un asco irreversible hacia la fama, y le dio a la espalda a la adulación y al éxito, por una extraña paradoja del destino se convirtió en una misteriosa obsesión a causa de su voluntaria reclusión durante más de cincuenta años en su casa de Cornish y su decisión de seguir escribiendo sin publicar.

Matt, a cargo del legado del escritor, respetó la voluntad de su padre. Pero cambió de opinión cuando recibió la carta de una lectora cuya discapacidad en la mano derecha le impedía leer libros en formato papel. “Desde el momento en que leí su carta, me comprometí a encontrar una manera en que pudiera leer los libros de mi padre como ella quería”, reconoció el hijo. “Mi padre desconfiaba de muchas cosas, pero tenía un profundo amor por sus lectores y no querría que la gente no pudiera leer sus escritos”, declaró al diario The New York Times. 

“Mi padre hizo todo lo posible para que sus libros fueran asequibles y accesibles, especialmente para los estudiantes. Él siempre se negó rotundamente a cambiar ediciones más baratas en papel por otras más elegantes en tapa rústica, incluso cuando Hemingway, Fitzgerald y Faulkner ya lo habían hecho y la editorial lo estaba presionando”, agregó Matt.

El guardián entre el centeno (1951), Franny y Zooey (1961), Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción (1963) serán publicados en e-book por la editorial Penguin en el Reino Unido y por Little, Brown and Company en Estados Unidos. En octubre, además, se podrá conocer más detalles del universo de Salinger a través de una exposición que se realizará en la Biblioteca Pública de Nueva York, donde se exhibirán con cartas, fotografías familiares, artículos de prensa, manuscritos y el texto mecanografiado de El guardián... En el documental Salinger (2013), de Shane Salerno, se confirmó que hay cinco nuevos libros inéditos del escritor estadounidense.

Matt se tomó tan en serio el trabajo con el legado de su padre que, como no encontró un software confiable de reconocimiento óptico para los textos escritos a mano, decidió tipear él mismo cada uno de los inéditos. “Estaba lleno de ideas y pensamientos, conducía el auto y se detenía para escribir algo y reírse; veces me leía, a veces no”, aseguró Matt al diario británico The Guardian.

Entre los materiales inéditos, confirmó que habrá más sobre la familia Glass, cuyos integrantes protagonizan Franny y Zooey y Levantad carpinteros… “Se hace evidente que buscaba un juego diferente”, dijo y aseguró que no había nada misterioso en el deseo de su padre de escribir sin publicar. “Simplemente decidió que lo mejor para su escritura era no tener muchas interacciones con las personas, en particular con el ambiente literario”. El resto, subrayó Matt, “es sólo ruido y mitologización”.

No hay que confundir el mito del hombre huraño y discreto con un escritor que nunca prohibió la circulación de sus libros, si contaba con su debida autorización. La opción existencial por borrarse de la vida pública tuvo una excepción cuando en 1974 aceptó una entrevista telefónica con The New York Times, en la que declaró que editar sus cuentos sin su permiso suponía “una terrible intromisión" en su vida privada.

 

Holden Caulfield, ese joven neoyorquino que devino icono de la rebeldía adolescente, afirma en un capítulo de El guardián entre el centeno algo que podría haber dicho el propio Salinger. “Les aseguro que si fuera pianista o actor de cine o algo así, me reventaría que esos imbéciles me consideraran maravilloso. Hasta me molestaría que aplaudiesen. La gente siempre aplaude lo que no debe. Si yo fuera pianista, creo que tocaría dentro de un armario”.