Mientras el Gobierno presta atención a los mercados, que marcan el pulso de la presión sobre el dólar, y al consumo, en vías de mejorar la performance electoral de las PASO, la economía real sigue barranca abajo. Este martes se conoció el cierre de la empresa autopartista Link, de Rosario, que fabrica cilindros para motores de automóvil. La decisión empresarial afecta la fuente trabajo de 30 personas. “Todos los compañeros fueron despedidos sin ninguna justificación y no se les abonó nada. Por eso fuimos a reclamar con carácter urgente al Ministerio, para que actúe y los empleados puedan volver a sus puestos. Son los despidos de cada día. No se aguanta más”, dijo Pablo Cerra, abogado de la Unión Obrera Metalúrgica seccional Rosario.

“Vanía mal desde hace tiempo”, cuentan desde el sector autopartista al ser consultados por la situación de Link. Es una descripción que también aplicó para la fábrica Clapp, ubicada en el partido bonaerense de Brandsen, al igual que en el caso de Dino Mattioli (Virrey del Pino, La Matanza), Plascar en Córdoba, Metalúrgica Tandil y Magna, entre otras. Son empresas cuya situación económico-financiera no venía bien por caída de ventas, pérdida de clientes y/o apertura de importaciones. La profundidad de la crisis actual hace que las firmas que vienen tecleando no resistan y terminen con las persianas bajas.

En diálogo con este diario, Cerra consideró que “la situación está complicadísima. A nivel jurídico, en Rosario tenemos unos 6 mil trabajadores (sobre un total de 16.500 metalúrgicos de la UOM) bajo tutela de procedimientos preventivos de crisis en diferentes empresas y además hay una situación ascendente de iniciación de concursos preventivos. Esto es algo que venimos denunciando desde hace tres años y medio y que se fue acrecentando lógicamente con las medidas adoptadas en contra de la industria”. La crisis no distingue entre subsectores de la metalmecánica, ya que afecta al 90 por ciento de las empresas del rubro, agrega Cerra.

Link fabrica cilindros para motores dirigidos al mercado de reposición. En este segmento, el principal problema es la apertura de importaciones que rige desde comienzos de 2016. La planta está ubicada en la ciudad de Rosario, en donde funciona un cordón manufacturero muy afectado por el proceso de desindustrialización de los últimos años. Según un informe elaborado por el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) junto al Sindicato de Trabajadores Judiciales de la provincia de Santa Fe (Sitraju), la tasa de desocupación en Rosario se ubicó en el 15,1 por ciento en el segundo trimestre, de las más altas entre los aglomerados urbanos. Esto implica que en el último año hay 17.074 personas que perdieron su empleo en esa ciudad.

Por otro lado, trabajadores de la planta de La Serenísima de Longchamps, perteneciente a la empresa Danone, protestaron contra la no renovación del contrato de los pasantes bajo el argumento de la caída de las ventas, y denuncian que la empresa "viene modificando y ajustando a su antojo las condiciones de trabajo”. En tanto, empleados de la heladería Persico vienen insistiendo en denunciar el cierre de locales y pago del sueldo en cuotas. "Tras el cierre de Caballito y Pilar, la empresa prometió pagarles las indemnizaciones y cuando llegó el momento no cumplió. Después de una semana de toma, arreglaron el pago del 100 por ciento en planes de 3 y hasta 7 cuotas", indicó Marcelo Gasso, secretario de Organización de Pasteleros. En tanto, Héctor Opsansky, delegado de la planta de producción de Persico, explicó que "el mes de junio lo cobramos en tres cuotas, julio lo cobramos en cuatro. Hace tres años, éramos 120 trabajadores hoy quedamos 30. La producción en la fábrica bajó un 50 por ciento sólo en el último año". La empresa también cerró sucursales en Devoto, Cañitas, Recoleta, Vicente López, Puerto Madero, Nordelta y Belgrano.