Poco solidario con su amigo, Mauricio Macri no salió en defensa de Jair Bolsonaro tras el ataque feroz del presidente francés. Tampoco le reprochó que su actitud frente a la tragedia amazónica pusiera en duda el paraíso prometido a los argentinos. El fuego convirtió a los dos presidentes en una dupla abrasada y a la defensiva. Como informó este diario, Emanuel Macron dio por terminadas las negociaciones entre la Unión Europea y el Mercosur porque “Bolsonaro mintió” sobre sus compromisos de conservar el Amazonas, fuente de la quinta parte del oxígeno mundial, como parte de la lucha contra el calentamiento global del planeta. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, directamente emplazó al Estado brasileño a que apague el incendio si quiere seguir negociando con la UE.

El Mercosur no es solo Brasil sino también la Argentina, Uruguay y Paraguay. Si para Macri un eventual acuerdo con la UE supone la entrada en el edén, ¿por qué calla? Respuesta número uno: no quiere ni puede pelearse con Francia. Respuesta número dos: Bolsonaro instruyó a bancos brasileños para que participaran de la conspiración que el viernes 9 de agosto infló las cotizaciones argentinas en Nueva York. Respuesta número tres: ni él sabe qué decir porque cualquier afirmación sería contradictoria. “La Amazonia, el Acuífero Guaraní y nuestro Atlántico Sur son áreas sensibles que no solo presentan altos riesgos ambientales sino que también son objeto de las apetencias de las potencias mundiales y de de los intereses de las grandes transnacionales”, reflexionó el diputado mendocino del Frente de Todos Guillermo Carmona.

El incendio del Amazonas sella con fuego una paradoja: los proyectos de integración soñados por Macri y Bolsonaro, como el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea o entre el Mercosur y los Estados Unidos, liquidarían el Mercosur. Para integrarse como quieren los dos presidentes, la Argentina y Brasil tienen que desintegrar sus mecanismos de integración. Lo cual significa desintegrar a cada uno. Y no es juego de palabras, porque Brasil es el único destino exportador argentino en el que la mitad de las ventas al exterior son productos manufacturados. Si entrara en vigencia el acuerdo con la Unión Europea al modo Macri-Bolsonaro, productos argentinos deberían competir con productos europeos por el mercado brasileño y viceversa. La Argentina no tiene la escala de Brasil pero es el tercer socio comercial de los vecinos.

Ante el repudio internacional por los 72 mil incendios que remataron en el gran fuego de los últimos días, Bolsonaro dijo que la Amazonia es soberanía brasileña. Es así, pero su concepto de soberanía no parece incluir la soberanía popular: los pirómanos sojeros del agronegocio fueron aletados por Bolsonaro a pesar de que ponen en peligro no solo el oxígeno mundial sino la vida de millones de personas, entre ellos las que pertenecen a pueblos originarios sin acceso al derecho colectivo a la tierra que les garantiza la legislación internacional. Ahora además está en riesgo su futuro porque el habitat se degradó de modo irreversible.

El incendio no solo iluminó la paradoja de la integración desintegradora. También dejó al desnudo la irresponsabilidad de haber desarmado la Unasur con la excusa de que era una construcción política concebida para darle aire al chavismo venezolano. Esa presentación, también ideologizada como todo el resto de la política exterior de Macri y de Bolsonaro, omitió la verdad histórica. Unasur empezó a funcionar a pleno en 2010, con la secretaría ejecutiva de Néstor Kirchner, en un contexto plural. La integraban entonces no solo la Argentina de CFK, la Venezuela de Hugo Chávez y la Bolivia de Evo Morales. Estaba la Colombia de Alvaro Uribe (y después la Colombia de Juan Manuel Santos) y el Chile de Sebastián Piñera. Tres gobiernos conservadores.

En el peor momento de las relaciones entre Chile y Bolivia Piñera ofreció ayuda a Evo para mitigar el fuego que llegó a la Chiquitanía, en territorio boliviano. Hubo otra oferta de ayuda de Macri. Evo les agradeció a los dos.

Morales, además, puso un contexto que estuvo ausente en sus colegas de la región. “El incendio en la Amazonía es un llamado a los países y gobiernos del mundo a proteger el medio ambiente con responsabilidad integral, ineludible y compartida”, mediante la lucha contra los efectos y las causas del calentamiento global. “ ¿Bolsonaro y Macron se sentirán aludidos?

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