Uno de los contactos de Sergio Massa en los Estados Unidos es Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York y hoy asesor personal y abogado de Donald Trump. Massa cuenta a Página/12 qué les dice: “Que con Alberto esperen un país que cumpla con sus obligaciones, que defienda el interés soberano y la calidad de vida de su gente y que sea parte del mundo. Les pido que se saquen los prejucios de encima y dejen de escuchar a los cantautores pagados por el gobierno para decir que viene el monstruo. No viene el monstruo. Y les pido que nos ayuden porque la Argentina necesita crecer.

--¿Siguen repitiendo a los cantautores?

--De a poco se van cayendo los prejuicios y sacando las armaduras. Entienden que la Argentina está sobrecastigada. El Gobierno construyó un relato sobre la base de falsedades. Pero se está cayendo. Una falsedad dice que el peronismo no tiene vínculos internacionales ni los tuvo nunca. Es falso. Por ejemplo los acuerdos nucleares que pusieron a la Argentina en situaciones de liderazgo no son de este gobierno. Vienen de antes. El relato de este gobierno es que el peronismo no tiene crédito, no es creíble en los Estados Unidos y Europa... Así como los argentinos le perdieron la confianza, el mundo también. Hoy los mercados, los organismos de créditos y los servicios exteriores esperan que dice Alberto, no ya qué hace Macri. El Gobierno sostuvo una mentira hasta dos días antes de las PASO. Usó fondos públicos para intentar influir en la elección. Los del Banco Nación y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad. Fueron irresponsables.

--¿Y serían culpables penalmente?

--Conceptualmente la judicialización política no es buena. A la gente le arreglamos las cosas con gestión. Ahora, si hay jueces y fiscales que investigan, que sean libres de hacerlo. En el caso del FGS tengo una mirada crítica desde el principio de la gestión de Macri. Hubo descuido, para decirlo en la forma coqueta de esta era. Hay un perjuicio fiscal, que es el daño más grande que un funcionario le puede generar a la administración pública porque afecta al dinero de todos los contribuyentes. El daño se produce a través de una decisión. Habrá que mirar la administración del FGS con mucho detalle. El 64 por ciento de la cartera hoy es centralmente en títulos públicos. LETE, BOTE, Lebac... El problema más serio es que se los calzaron a los jubilados.

--¿Cómo se descalza?

--Uff... Primero hay que diseñar al FGS como un banco de previsión social asociado a la política macroeconómica. Es para trabajar con una arquitectura muy fina porque hay que asociar el tema a la pirámide de población, al tiempo promedio de duración de una jubilación y a otros datos clave. Los fondos que aseguran la prestación jubilatoria tienen que tener asociados los vencimientos en títulos públicos y en colocaciones al cumplimiento de esa obligación. Hay que mirar a la vez mercado de trabajo y expectativa de vida. El mundo tiene un desafío, porque la seguridad social nació cuando cuatro trabajadores activos financiaban a un pasivo y la gente vivía menos, es decir que vivía menos también después de jubilarse. Hoy la gente vive más tiempo. El tiempo entre el retiro del mercado de trabajo y el momento de la muerte es mayor.

--¿Qué haría un gobierno de Alberto Fernández con la poda jubilatoria de 2017?

--Hay que derogar esa reforma. Lo llamaron “recalibramiento” pero les robaron parte del salario a los jubilados. El índice anterior, que además tuve la responsabilidad de diseñar, estaba atado a la evolución del salario y de la recaudación. Nada más virtuoso que asociar al Estado y al sueldo de los trabajadores la cobertura y la tasa de sustitución del salario. Lo que hicieron es una animalada. En la Argentina la jubilación no está asociada solo a los aportes sino a los impuestos. Cuando comprás cigarrillos, cuando cargás nafta, cuando exportás soja, pagás jubilaciones. El problema es que este gobierno agregó a la seguridad social gastos que no son de la seguridad social, y eso también en algún momento habrá que discutirlo.