A María Eugenia Vidal la plaza de Morón le quedó grande para celebrar el cumpleaños. En un reflejo de que su pérdida de votantes no se detuvo, el festejo de “autoconvocados” con que la gobernadora buscó relanzar su campaña tuvo menor respuesta que la esperada. La plaza no llegó a llenarse, y aunque la candidata demoró su aparición en público, esperando la llegada de más manifestantes, finalmente debió hacer una aparición limitada a un saludo para los que se acercaron hasta las vallas que rodearon el ingreso a la municipalidad. Luego, desde las escalinatas de la intendencia que conduce su ex marido, Ramiro Tagliaferro, tiró besos, saludó con los ojos llenos de lágrimas y gritó varias veces “¡gracias!”, pero sin micrófono. Tampoco hubo discurso.

"¿Qué querés que te diga? A la gente le das cloacas y no quiere cloacas, quiere comida. Le das comida y no sé qué es lo que quiere…", resumió Alejandra.

De 47 años, detrás de los lentes oscuros los ojos no se le veían, pero en las comisuras de los labios, caídas como dos comas, podía leerse mucho malhumor. Había llegado a Morón desde Avellaneda, acompañada por su pareja, Alberto, que se definió como “apolítico pero democrático”, movida por la convocatoria al festejo de cumpleaños lanzada con la consigna “No la dejemos sola”, una alusión al resultado de las PASO, en las que la gobernadora quedó casi 20 puntos debajo del candidato del Frente de Todos, Axel Kicillof. En las redes, la invitación circuló con slogans como #felizcumplemariu y #felizcumpleleona, sin otro contenido político.

Atentos a ese clima, los vendedores ambulantes llevaron a la plaza solamente banderas argentinas, sin ningún tipo de inscripción, que pusieron a la venta desde 200 pesos. También gorritos en celeste y blanco. Un grupo de voluntarios de Cambiemos repartió, entre los que fueron llegando, banderitas argentinas de puño, de las que se pueden agitar con una mano. Prácticamente no hubo manifestante sin bandera. Otra elemento que no faltó fue la alusión a la lucha “contra las mafias y el narco”.

“El narcotráfico es un negocio que está en todos los poderes. Ella está luchado sola y es muy difícil lo que está haciendo”, señaló por ejemplo Carla, 45 años, que aclaró saber lo que decía “porque trabajo en el Poder Judicial”. La entrevistada no tenía grandes expectativas de que Vidal pueda ganar en octubre “porque en el voto está pesando mucho lo económico”.

“Es imposible dar vuelta en 4 años lo que nos legó el gobierno anterior y aparte no alcanzan 4 años para terminar con el clientelismo político. Sin los pobres ellos no podrían subsistir, pero con la gente que hay en La Matanza, ya está.”

Susana Leves, una jubilada que fue a la concentración con su perrito, dijo que apoya a Vidal porque “está combatiendo las mafias”. “Es honesta, defiende los valores de la patria y no nos va a llevar a un comunismo o un populismo aberrante”, aseguró. Contestó las preguntas de este diario a pesar de que se siente indignada con “los periodistas que se dieron vuelta y ahora habla mal del Gobierno”.

“No somos giles, yo me voy a dar de baja del cable. Estos están así porque los que vienen les andan prometiendo toda la pauta”.

La plaza de Morón está pegada a la sede de la municipalidad. A las cinco y media de la tarde, cuando Vidal llegó, sólo estaba cubierto el pasillo central de la plaza y el cantero más cercano al edificio. Había, sí, mucha bandera desplegada. Desde una camioneta oficial, pusieron la cumbia de campaña: “Ya no queremos mafias / ya no queremos narcos / junto a María Eugenia / vamos a erradicarlos”.

Sentado en el borde de una de las fuentes de agua de la plaza, Ricardo -pelo plateado, ropa negra sport, anteojos espejados- miró el agolpamiento de gente contra la valla y escuchó decir a Alejandro, un señor de bastón y perrito Beagle, que sería “una lástima” perder a "una gobernadora decente, que no vino a enriquecerse”. Para octubre, “tendría que ir a votar toda la gente que no fue”.

Le retrucó con algo de molestia: “Si Maradona llena una cancha, es que hay bastante gente ignorante, ¿no le parece?”. Su interlocutor coincidió en que sí. “El problema no es que sean ignorantes, sino que sean más”, apuntó el de negro, meneando la cabeza. Y aseguró: “Ésta es la última oportunidad. Si no, no los sacamos más”.

Un dato llamativo es que todos los entrevistados aludieron al “problema económico” como razón de la pérdida de votos y de la poca asistencia a la plaza. La mayoría, con la aclaracion de que “en cuatro años no se puede dar vuelta lo que nos legó del gobierno anterior”, y alguno que otro apuntando a la gestión presidencial, “que recae sobre María Eugenia”.

Susana, jubilada, admitió que se le está haciendo “un poco más difícil llegar a fin de mes pero prefiero achicarme y vivir en democracia”. Luis, de Esteban Etcheverría, señaló que “lamentablemente, se la está juzgando sólo por el bolsillo”.

Los canales de noticias transmitieron la llegada de Vidal con planos cortos, siempre pegados contra el vallado, para evitar los espacios vacíos de la plaza, con el micrófono puesto en un griterío que no tenía densidad. Mostraron a Vidal emocionada, con lágrimas en los ojos. “La gobernadora tiene la intención de caminar entre la gente, pero no es fácil” dijo la movilera de TN. En realidad, sólo caminaba contra las vallas. Detrás, una vez que terminaba el cantero ya había poca gente.

“Faltó difusión. Fuimos más en la plaza del 24” (apoyando a Mauricio Macri), lamentó Eva, de Malvinas Argentinas. Owen, de 28 años, hizo un pedido especial: “No pongas que esto está lleno de viejos”. Después opinó: “No somos menos que los que esperaba, somos los que esperábamos ser, porque somos autoconvocados, no tenemos micros ni nos dan planes”.

Otra señora intervino para apuntar que era exactamente así. Tanto que ella se había pagado un Uber para llegar a la plaza.