Liliana Vitale y Alberto Muñoz trabaron almas hace mucho tiempo. En 1973, refresca ella, compartieron una obra de él llamada “Saturno” y poco después ya eran parte de Músicos Independientes Asociados, la agrupación del clan Vitale, y aliados que supo hacerse un camino libre en tiempos difíciles. “Conocimos a Muñoz con mi hermano Lito de muy chicos. Mi papá lo trajo a cenar a casa, como hacía muchas veces con algunos de sus alumnos, y flasheamos con esa larga barba y su look de poeta de otro siglo”, evoca la Vitale. “Después compartimos MIA y mi primer disco solista, Mamá deja que entren por la ventana los siete mares, estuvo íntegramente dedicado a sus canciones”. El lapsus temporal que toma la cantante no es caprichoso. Por contrario, expresa el período al que pertenecen los textos y las canciones de Muñoz que ella tomó para armar Mod@Muñoz, su nuevo espectáculo teatral-musical. “Lo que rescato de su vasta obra es justamente esa capacidad de haber abordado temas que atraviesan los tiempos y que hoy siguen resultando nuevos”, dice.

La cita con la “metafísica universal” de Muñoz según Vitale es todos los viernes de septiembre a las 21 en Pista Urbana (Chacabuco 874). “Veo esto como una oportunidad para buscar más sobre la original obra musical que él desarrolló en sus discos y sobre su trabajo como dramaturgo, guionista y poeta. Pero como no es posible abarcar tanta obra, propongo que cada uno busque la parte de Muñoz que le hable mejor”, sugiere la cantautora, acerca de una puesta que consiste en una obertura llamada “Armador de la tragedia”; cinco actos (El cuerpo, La fauna, La sombra, El alma, El pan) y un epílogo contenido bajo el nombre de “Dibujo en el aire una ventana”.

“El recorrido sobre la obra de Muñoz me llevó a descubrir temas sobre los cuales él vuelve reiteradamente a través de los años. Pero lo más interesante es que su poética no solo resistió sino que se resignificó a través de la inevitable mirada de género que nos atraviesa en estos tiempos. Hay textos que parecen escritos hoy y adquieren una relevancia insospechada, en este sentido. Además sé, por haberlo sentido en mi propia libertad, que Alberto establece una comunicación de igual a igual en la creación y genera permisos en sus compañeres de trabajo, y no una competitividad a la antigua”, enfatiza la compositora, cuyo sostén musical, esta vez, pasa por Eliana Liuni en vientos y Ana Ponce, en percusión.

-Más allá de la historia personal y musical que te une a Alberto, ¿cómo consensuaste con él, puntualmente para esta obra?

-Esta selección y luego la dramaturgia me llevó dos años de trabajo. Le comenté que iba a realizarla, pero él no tuvo ninguna intervención en su desarrollo. Comencé con la idea de hacer un homenaje a un modo de trabajo que Muñoz tiene y contagia a quienes hemos trabajado junto a él. Esa especie de sistema operativo que habilita y libera la creatividad, profundo y leve a la vez, con humor y emoción.

-¿Cuánta reminiscencia de MIA hay en Mod@ Muñoz?

-No hay reminiscencia, no hay nostalgia. Hay referencias, canciones y textos que por supuesto recuerdan los que vivieron esos momentos. Es muy lindo eso, renueva la vida volver sobre esa memoria emotiva que tanto marcó a algunos de mi generación, pero con aire y arreglos nuevos. Igual, la de Muñoz es una obra extemporánea y se ve más aún pasando los años... Atraviesa los tiempos acrecentando su poder y su efecto residual.

-¿Cómo pensaste la dramaturgia?

-La fui pariendo de un modo bastante orgánico, como si fuera tomando forma y manifestándose en una evidencia que seguramente es mi manera de organizar el material, pero sobre todo siento que fue hablando por sí misma y pidiendo lo que necesitaba. Trate de escuchar eso y fueron varias capas que atender: el esqueleto primero y luego la musculatura, hoy la vestimenta y más tarde será el registro. Dramaturgia, canción, poética, tonalidades, arreglos, puesta en escena: cada cosa en su momento. No hubo apuros; pude tomarme el tiempo y eso fue clave.

-Es importante lo del tiempo. A propósito ¿hasta qué punto la obra de Muñoz es “atemporal” y hasta qué punto ancla en contextos?

-A ver, él escribe desde la profundidad de la noche hasta la luz que alimenta todas las cosas y, desde aquí, por supuesto puede entenderse y disfrutarse independientemente del contexto político. Pero a la vez tiene un anclaje y un lenguaje nutrido de cultura popular y guiños de cada presente… Creo que eso lo hace fuerte y claro en los temas urgentes. Un ejemplo ya lo di: la lucha de género.