Un pichón de Maquiavelo: así es el protagonista de The Politician, la ficción que Netflix estrenó el último viernes y está compuesta de ocho episodios. La entrega sigue a Payton Hobart (Ben Platt), un adolescente rico que desde pequeño cree estar predestinado a ser el presidente de Estados Unidos, pero antes de llegar a la Casa Blanca deberá ganar una elección en su secundario.

La trama se apoya con mordacidad, un diseño extravagante, y pretende ser una sátira, aunque en realidad exhibe un abanico de ambiciones y vanidades desmedidas. Los ejemplos están a la vista. “Soy una perra inalterable a la que le corre agua helada por las venas”, dice una de las chicas de la serie. “Quiero ese trofeo”, demanda Gwyneth Paltrow, en el rol de la madre de Payton. Otro personaje importante es el de Jessica Lange, quien interpreta a la abuela de una chica con cáncer, y por tal motivo, elegida como compañera de fórmula del protagonista.

La propuesta toma la misma excusa argumental que Election (Alexander Payne; 1999) y Napoleon Dynamite (Jarred Hess; 2004) pero pasada por el filtro del Ryan Murphy, Brad Falchuk e Ian Brennan (Glee y Scream Queens). ¿Y cuál es ese filtro? El no tenerlo en absoluto. Sus arquetipos maliciosos, el amor por el melodrama tecnicolor y diálogos punzantes son tentempiés de una comilona camp.