- ¡Buen día! ¿Aquí funciona el partido Fe?

- Mmm, no, aquí funciona UATRE y OSPRERA.

- Ah.

Y en efecto sobre una pared lateral, dos carteles dejan bien claro que en la vieja casona funciona el sindicato de trabajadores rurales –del que hasta 2017 fue secretario general el fallecido Momo Venegas- y su obra social. Ningún cartel anuncia la presencia de algún partido.

Pero es que la Cámara Nacional Electoral publicó durante dos años y hasta la semana pasada que el partido Fe (que integra la alianza que busca la enésima reelección de Juan Carlos Romero como senador nacional) tenía por sede el inmueble de 25 de Mayo 555, el mismo de UATRE.

El partido Fe se fundó en marzo de 2017 y tuvo su debut electoral apoyando ese año la elección como diputado nacional del propietario de una radio, Martín Federico Grande Durand, quien después de un cuidado perfil bajo logró cobrar notoriedad con su faltazo a la sesión donde la Cámara Baja sancionó la emergencia alimentaria.

No sólo parece compartir recursos con un gremio y una obra social, el partido Fe también nutre su dirigencia con funcionarios del área. El delegado del Renatre (un organismo semi estatal encargado de controlar que la patronal agropecuaria no negree a sus peones), Gonzalo Caro Dávalos, figura como vicepresidente y apoderado.

Los gestos de apoyo entre Caro Dávalos y Romero son mutuos. En 2007, meses antes de dejar la gobernación, el todavía gobernador designó al ahora directivo del Partido Fe en una función jerárquica de la Dirección de Rentas.

Este año Caro Dávalos tiene la muy dificultosa misión de trabajar, como apoderado del partido Fe, para la reelección del senador nacional de Romero y simultáneamente, como delegado del Renatre, controlar que los peones de las fincas del también empresario vitivinícola sean contratados con libreta rural.

Hasta el viernes 20 de septiembre, el partido Fe no tuvo principios. En efecto, el sitio del Poder Judicial de la Nación informaba que no estaba disponible su declaración al respecto. Una consulta hecha por Salta/12 hizo que finalmente un empleado de la Cámara Electoral la subiera a la página, y que también cambiara el domicilio de la sede partidaria.

Los ahora publicados principios de Fe constan de catorce líneas pobladas de muletillas que dan cuenta de la miseria ideológica de gran parte de la clase política local.

“Son principios irrenunciables la defensa de la vida, la libertad, la igualdad, la justicia social y los principios democráticos”, dice la declaración. Pero no manifiesta si a sus dirigentes les parece legítimo que un partido político utilice para sus fines la casa de un gremio de peones rurales y de su obra social.

Romero (como también su socio, el intendente y candidato a gobernador, Gustavo Sáenz) echó mano de otros partidos recién creados para captar recursos oficialesy aparentar significativas coaliciones políticas.

El partido Salta Nos Une también fue fundado en 2017 por el clan Romero nada más que dos días antes que Fe. La fundación serial de partidos fue la principal característica de la actividad política salteña en los últimos cuatro años, en especial por parte de “dirigentes” que terminaron apoyando a Romero y a Sáenz.

Bettina (hija de Juan Carlos y precandidata a intendenta de la capital salteña) funge como una de las principales dirigentes de Salta Nos Une, que ha declarado su sede en General Güemes 1305, la casa de la pomposa Fundación para el Análisis y Reflexión de la Argentina” (FUNDARA) que preside la hija del senador.

El consejo directivo de Salta Nos Une está poblado de figuras estrechamente ligadas a Romero, por lazos laborales y familiares.

Como el caso de Fernando Palópoli, empleado por Romero desde los años 90 para vocero, o Emilio Ruggeri, empleado también por el senador nacional por lo menos al inicio de la década del 90. Los periodistas de El Tribuno nunca supieron cuáles eran sus funciones, pero finalmente lo calificaron como “guarda espaldas” de Juan Carlos.

Dentro del consejo directivo de Salta Nos Une, los Romero incluyeron a Sergio Camacho, un ex ministro de la Producción del gobierno de Juan Carlos, que se caracterizó por firmar numerosos contratos de promoción industrial, turística y ganadera, además de alguno a favor de Plumada, la empresa de transporte de gaseosas y golosinas a la que el entonces gobernador encargó la guarda de los archivos provinciales.

A dos meses de asumir como ministro, Camacho gustó de los privilegios de su cargo. Viajó en el avión Lear Jet de la provincia a la República Federativa de Brasil, con todos los gastos pagos. Junto al “primer mandatario”, como señala el decreto 1174/05, se sentaron también el vocero Palópoli y el guarda espalda Ruggeri.

Una fuente informó que Ruggeri, Palópoli y Camacho debatieron durante horas hasta aceptar la pre candidatura de Bettina Romero a intendenta de la capital, como la reelección de Juan Carlos Romero a senador nacional.

El pasado 8 de agosto, El Tribuno tituló “Sáenz conformó un frente con catorce partidos”, entre ellos Fe y Salta Nos Une.

Los fundadores de los partidos de la coalición de Sáenz no hicieron demasiados esfuerzos de imaginación para darles un nombre a sus agrupaciones: “Identidad Salteña”, “Primero Salta”, “Todos por Salta”, o “Frente Salteño”, son algunos.

Al menos la mitad de los 14 partidos de la coalición de Sáenz fueron fundados de 2015 a esta parte y uno es tan nuevo que ni siquiera figura en los listados de la Cámara.

De los partidos más viejos que conforman la coalición, como el Conservador Popular, nadie sabe a no ser Dios y algún empleado de las viejas y deterioradas oficinas de la Cámara Electoral, cuándo hicieron su última elección interna de autoridades para conservar su personería.

En cuanto a los afiliados de cada partido (deberían ser unos cuatro mil), sus nombres se encontrarían, con suerte, en listados guardados bajo cuatro llaves en los herrumbrados muebles de metal del primer piso de Deán Funes y España. Nunca sabremos quiénes son.