Tras más de cincuenta años de carrera y luego de haber alcanzado la cima como baterista de Emerson Lake & Palmer, Asia y The Crazy World Of Arthur Brown, Carl Palmer arribará por primera vez a la ciudad --el próximo miércoles, en El Círculo-- para mantener viva la llama del rock progresivo. A pesar del fallecimiento de sus compañeros en 2016 (Greg Lake y Keith Emerson, de ELP, y John Wetton de Asia), Palmer le encontró sentido a ese duro trance para continuar tocando a los 66 años. "Es la creencia de saber que me he quedado para continuar con el legado musical. Ellos eran mis amigos y compañeros de banda. Fue duro verlos sufrir y partir, pero sé que lo que hicimos juntos será recordado por décadas", confesó a Rosario/12, y adelantó: "Si amás la música de Emerson, Lake & Palmer, te va encantar el recital. Me acompañan Paul Bielatowicz en guitarras y Simon Fitzpatrick en bajo, ambos son grandes instrumentistas. La diferencia radica en que no hay teclados, pero el poder y la intensidad son iguales. Van a escuchar la música de ELP de una manera diferente".

- Repasemos un poco tu carrera. Tenías sólo 18 años cuando "Fire", el exitoso single de The Crazy World Of Arthur Brown, llegó al número uno de los rankings. ¿Cómo asimilaste el éxito y la fama a tan temprana edad?

- Todo sucedió demasiado rápido. Era la primera banda con la que salía realmente de gira y tuvimos un hit. Fue impresionante, pero luego Arthur Brown se apartó de la sociedad para integrarse a una comunidad hippie. Después volví a Inglaterra con Vincent Crane y formamos Atomic Rooster. Cuando ese grupo comenzaba a despegar, me marché y comencé Emerson, Lake & Palmer. Al principio pensé que estaba loco por haber hecho eso, pero cuando ELP explotó de popularidad todo encajó.

- Eras parte de The Crazy World Of Arthur Brown a los 18; luego, a los 20, formaste Emerson, Lake & Palmer, con quienes vendiste 48 millones de discos en todo el mundo. Más tarde, cuando tenías 31, ingresaste en el supergrupo Asia. Podría decirse que sos un tipo afortunado, pero es obvio que trabajaste muy duro para llegar tan lejos.

- Creo que fui muy afortunado, pero todas esas eran bandas geniales con fuerte visión artística. Cada instrumentista era excelente en lo suyo. Nos focalizamos en crear música diferente e irresistible. Sí, el factor suerte existió, pero también tuvo que ver la manera en la que nos comunicamos musicalmente. Trabajamos duro y dio sus frutos.

- Con ELP grabaron Tarkus en 1971. El disco marcó un quiebre en la carrera del grupo, aunque Greg Lake pensó que era demasiado avanzado para la época. ¿Qué recordás de aquel registro?

- Sentí que era música extraña, pero muy excitante y estimulante para tocar. Eso fue lo que me atrajo. Con el tiempo, Greg llegó a amarlo y producirlo para el grupo, aunque realmente fue un esfuerzo colectivo.

Ese tipo de música todavía suena genial en la actualidad: hasta ahora nadie grabó algo más o menos similar.

- Cuando editaron Love Beach (Atlantic, 1978) la banda estaba a punto de disolverse. Aún así, hay un tema del álbum que te gusta: "Canario".

- He tocado también esa canción con mi banda. Es una pieza de música clásica que Keith Emerson y yo quisimos adaptar. Fue lo mejor que hicimos en Love Beach.

- Tenés 66 años y cinco décadas de carrera encima, pero se te ve en buena forma. ¿Continuás corriendo, nadando y practicando esgrima?

- Sí, me mantengo. Todavía practico con la batería dos horas al día, corro y hago otros ejercicios. Por otro lado, abandoné las artes marciales porque lastimaban mis manos.

- En el Reino Unido dictás clínicas de batería destinadas a chicos ciegos y sordos, así como también para niños con capacidades diferentes. Imagino que aprendés mucho con esas experiencias.

- Es sumamente gratificante; lo veo como una manera de contribuir y devolverle algo a la comunidad. Los chicos están muy agradecidos de vivir esas experiencias. Es hermoso verlos sonreír.