"Creo que desde que estábamos en la panza de mi madre escuchábamos música", refiere Bianca Gismonti e incluye en la alusión a su hermano Alexandre, también músico. Hija del pianista, guitarrista y compositor Egberto Gismonti, y de la actriz Rejane Medeiros, la notable compositora y pianista se presentará en formato trío -junto a Julio Falavigna en batería y Fernando Silva en bajo- con el disco Desvelando mares, el viernes próximo a las 21 en Parque de España (Sarmiento y el río). La noche contará también con la presencia de José Galvano.

"Desde muy chicos, mi padre siempre nos llevó a conciertos y tocaba para nosotros. Pero lo fundamental fue el escenario, porque comencé a tocar con él cuando tenía 15 años", continúa Gismonti, y basta ver alguna de sus presentaciones en vivo para notar la alegría de gestos que su figura comunica. "Esta alegría, esta cosa de unión y de mucho amor, empezó desde el principio. Claro que mi padre ya tenía una historia muy larga con la música y de relación amorosa con el público. Por eso, para mí estar en escena, con la música, es estar en familia. Desde muy pequeña siempre tuvimos esta relación con la música. Es algo que me pasa también con el mirar, así como lo hace mi padre: me acostumbré a no mirar el piano, por eso siempre estoy mirando a los músicos, a la gente. Creo que hay algo muy natural, y no sólo por ser hija suya, sino por empezar tocando en familia. Se dio así, hasta hoy", explica la pianista.

El disco de Bianca conjuga, inevitable, una explosión de ritmos. Allí entran cadencias africanas, orientales y, obviamente, brasileñas.

-Pensar el vínculo social a través de la música.

-En nuestra familia, la música representa unión. Mi bisabuelo, que era italiano y mi padre no lo conoció, ya componía para sus hijos; y después mi tío abuelo, tío de mi padre. En nuestra familia, la música es algo para hacer también con los demás, para estar alegres y en agradecimiento con todos, para cantar juntos. Por ejemplo, mi papá nació en una ciudad muy chica (Carmo), y su tío hizo el himno de la ciudad. Claro que hay una parte de estudio, incluso en la historia de mi padre, pero está esta parte más folklórica, que es la de estar con la gente, y eso sigue.

-Lo que referís entiendo que forma parte del próximo álbum: Gismonti 70.

-Lo grabamos el año pasado, a la manera de un agradecimiento y homenaje a mi padre. El año que viene vamos a tener el disco físico, pero en el show vamos a mezclar la música del disco nuevo, con músicas de otros discos y los temas de mi padre.

-En cuanto a Desvelando mares, parece un disco que no puede evitar una explosión de variedad rítmica.

-En Brasil tenemos muchas influencias, y la influencia rítmica de los africanos es muy fuerte. Siempre he escuchado mucho a los compositores y las creaciones del mundo, y este disco surgió a partir de la influencia de otros lugares. Claro que las influencias brasileñas están, pero fue también un camino por varios países, compositores e instrumentistas. Todos ellos tienen algo muy importante para mí, y es la relación con el folklore original de cada uno. Es natural que la parte rítmica de todo el mundo sea muy fuerte cuando se tiene una relación especial con el folklore. Por eso, creo que en el disco hay ritmos que no son específicamente brasileños. Hay algo que me influencia mucho, y tiene que ver con que nosotros tenemos una parte árabe muy fuerte, ya que mi abuelo era del Líbano. Cuando musicalmente escogí países como Armenia y Túnez, surgió una cosa oriental que es un poco dramática, una fuerza distinta de la que yo estaba acostumbrada. Creo que hay una mezcla de los ritmos, que para mí suena muy cinematográfica. Hay un poco de explosión, y eso tiene que ver con la influencia oriental.

-El título ya indica la predilección por el mar, por el viaje.

-Mientras estaba grabando la sensación que tenía es que era simplemente un camino, y que no había llegado a un lugar. Me sentía mirando todos los lugares y las influencias. Siempre he escuchado a Steve Reich, siempre el minimalismo; hay influencias más antiguas, de cuando era muy niña, y claro que de compositores como Stravinski y otros. Esta sensación ha ido cambiando porque estuvimos tocando mucho, pero al principio, al escuchar el disco, me sentía visitando otros lugares.

Daryan Dornelles
"La música es para estar alegres y juntos".

-A diferencia del dúo de pianos con Claudia Castelo Branco (Duo Gisbranco), ¿qué es lo que te aporta la experiencia del trío?

 

-Es algo que está relacionado con una libertad muy grande. Siempre estuve acostumbrada al piano haciéndolo todo: la melodía, el ritmo, la armonía. La experiencia del dúo tiene muchas posibilidades, pero en la mayoría de las ocasiones los dos pianos suenan como uno, y una vez más nos encontramos con el piano haciéndolo todo. Con los chicos tuve la sensación de que yo podía hacer lo que fuera, porque si no estaba haciendo el ritmo, alguien lo hacía, si no hacía la conducción armónica, alguien la hacía. Entonces, la primera sensación fue de total libertad, de diversión, fue algo muy distinto. Además, los chicos tienen influencias diferentes, algunas parecidas a las mías, pero otras no. El jazz que yo escuchaba siempre estuvo muy cerca de la música original, algo que me pasa también con mi interés por la música argentina, pero ellos venían de haber tocado de todo: rock, pop, música africana. El disco tiene mucho de eso también, hay un juego y una comunicación muy fuertes. Ahora terminamos de hacer un tour con otro bajista, un italiano, en Argentina será con un bajista de allí, y eso abre la experiencia de tocar con otras influencias. Yo quiero que el músico se sienta completamente libre, de manera tal que entre los tres vayamos encontrando un lenguaje único. No me gusta decir lo que hay que hacer, de manera tal que cada uno toque lo que siente. Eso es muy fuerte con el trío, y es así cómo continúa.