Aunque le cuesta recordar los hechos ocurridos ese 9 de agosto de 2015, en la localidad de Bartolomé Bavio, partido de Magdalena. Marcela Mendoza relató lo sucedido durante la entrevista con este diario. “Aunque yo había terminado la relación con una persona violenta, acudí a una reunión para poner un cierre, pensando que iba a terminar en una discusión, en escuchar unos insultos y nada más”. Esa noche, con el auto de Eduardo Gómez detenido a un costado de la ruta 11, se inició un incendio. “Nunca me imaginé la magnitud de lo que tenía planeado esta persona y en lo que iba a terminar todo esto”.

"El salió del auto caminando"

“Todavía sigo pensando en qué es lo que tenía en su cabeza esta persona, porque la única conclusión posible es que al provocar el incendio (dentro del auto) él quería que muriéramos los dos”. En ese momento “el instinto me llevó a arrojarme de ese vehículo. Yo abrí la puerta (del lado del acompañante) y salí corriendo; él también salió del auto caminando y subió a la ambulancia”, pero falleció por las quemaduras recibidas.

El único testigo fue un motociclista, de apellido Mezza, que se acercó para ayudar y vio como Marcela se ocultaba detrás de él mientras decía que su ex pareja quería asesinarla. El testimonio no fue tenido en cuenta en el juicio . Tampoco se determinó cuál fue el combustible utilizado para iniciar el fuego, aunque se presume que era nafta. No se tuvo en cuenta tampoco que sólo hay dos estaciones de servicio en Bavio y que nadie vio a una mujer cargar nafta. Lo más llamativo sería que ella tendría que haberlo hecho en un bidón, porque no tiene auto. Todo indica que el combustible estaba en el auto, que era propiedad y que era conducido por Gómez.

"Si no vas lastimada, no te creen"

Marcela dice que la justicia empezó a actuar mal con ella desde el mismo momento en que presentó las denuncias contra Gómez por violencia de género. “Si vos no vas toda lastimada a hacer la denuncia, no te creen. Cuando me llevaron detenida, después del incendio, me tuvieron tirada en el piso, mojada, quemada, en la comisaría de Magdalena, sin atención médica”.

La primera atención la recibió cuando la trasladaron a la cárcel de Mercedes. “Incluso me llevaron allá cuando me tenía que haber quedado en La Plata”. Ella siente que en el juicio “se hizo todo un círculo cerrado de la gente de su pueblo (nunca nombra a su ex pareja) y trabajaron para probar lo que no era, pero por suerte pudimos demostrar que nunca dije una mentira y muero con la verdad”. Este domingo, Día de la Madre, Marcela piensa celebrarlo con su mamá y con sus cinco hijos