Ca7riel y Paco Amoroso irrumpen en escena lookeados como dos seres del espacio. No se sabe bien si son astronautas o extraterrestres. Quizás, un poco de las dos cosas. Bailan con desenfreno, retuercen el cuerpo, se tiran al piso, lanzan versos bizarros y flasheros --"Ola mina XD", "Ouke"--. Actitud rock, códigos trap y lenguaje rap. Algo así, aunque tampoco se sabe bien qué hacen. Pero ahí están, en el escenario central de La Nueva Generación (LNG) desatando la euforia y la excitación de 15 mil personas. Y el mes que viene harán su primer Obras. Todo en un año y monedas. "Sean fáciles, que es lo único que nos queda", se despide Paco y vuelan los "te amo" por todos lados. Transcurre la segunda fecha del festival cordobés que logró captar el sonido del momento. Una nueva escena musical que tiene al menos un rasgo en común: la disolución de los géneros puros o reconocibles.

Más tarde, Ca7riel vuelve a subir al escenario pero esta vez para acompañar en guitarra a Wos, uno de los músicos más esperados de la noche y, tal vez, el artista revelación del año. "Se lo dedico a los poderosos corruptos que joden en Latinoamérica. Igualmente estamos demostrando que si nos organizamos los sacamos a estas mierdas", dijo Wos antes de "Canguro", una canción filosa y directa que lanzó antes de las PASO. El tono político no fue una constante en el festival, pero si afloró en algunos momentos. Algo similar dijeron los pibitos de 1915. "Estamos viviendo cosas preocupantes en Latinoamérica. No podemos tolerar la violencia y el neoliberalismo de parte del Estado", tiró en el escenario el cantante y guitarrista Cruz Hunkeler.

"Estamos muy atentos a la situación política, nos toca de cerca y tenemos la responsabilidad como artistas de transmitir un mensaje a la gente para que abra los ojos y darnos cuenta que tenemos que repudiar cualquier acto de violencia por parte del Estado. Como por ejemplo, el Golpe del Estado en Bolivia", le dice a Página/12 Jeremías Alegre, baterista de 1915. "Nos parece increíble que todas estas bandas puedan tocar en este momento en que la situación no está tan bien. Es una época en la que la gente necesita escuchar ciertas cosas y hacer fuerza juntos", completa Alegre. "Por más que cada uno haga diferentes estilos, la música apunta a los jóvenes. Antes había festivales más vinculados al rock. Pero acá hay una interacción particular entre los géneros, porque tocan Wos, Duki y Babasónicos. Todos le hablamos a un público similar pero desde distintos ángulos. Y los jóvenes tienen la necesidad de salir a manifestarse y escuchar bandas que representen su pensamiento", suma Penzo, tecladista de esta banda de centennials que combinan pop, funk, rock y más.

En la jornada del domingo, uno de los artistas más celebrados fue el cordobés Juan Ingaramo, actualmente afincado en Buenos Aires y con una carrera que también crece a pasos agigantados. En vivo, recorrió las canciones de Best Seller --nominado a los Latin Grammy--, un disco magnético y sensual en el que lleva a su terreno estilos como el reggaetón, la bachata y, claro, el cuarteto. Ingaramo es único en su especie y el publico lo sabe. Su versión de "Fuego y pasión", de Rodrigo, provocó un incendio en todas las pibas. "El paradigma de esta generación es la libertad, entonces creo que todos podemos hacer lo que queramos y hacer convivir los estilos en cualquier espacio. Por suerte se están derribando los prejuicios para con la música y la cultura", le dice Ingaramo a Página/12.

¿Qué más pasó en LNG? Conociendo Rusia le hizo frente a los 33 grados de calor con su rock melancólico y bien argento --link a Calamaro en "Puede ser"--, Miss Bolivia en el escenario Nave sacó su costado màs cumbiero y reggaetonero, Salvapantallas sacó suspiros con sus canciones dulces y livianas, Acru la rompió toda con el freestyle en el escenario Flat, Duki convidó su set con su amigo Khea y confirmó sus medallas del "trapero del momento" --mucho feedback con el público--, Esmeralda Escalante subió a cantar "Demasiado" con Goyo Degano de Bandalos Chinos en plan Pimpinela, Louta hizo lo propio con Zoe Gotusso y Babasónicos hizo vibrar todo el predio --estallado a esa hora de la noche-- con una batería de hits: "Irresponsables", "Deléctrico", "Carismático", "El colmo" y más. Dárgelos y los suyos, tal vez, podrían ser padrinos para esta generación.

La primera jornada del festival se caracterizó por el pulso bailable. Todas las propuestas que sonaron de alguna u otra manera activaron el botón para mover el cuerpo. Desde el pop elegante de Bandalos Chinos hasta el electropop de Peces Raros, pasando por la sensualidad de Ainda Dúo, el pop explosivo de Indios y la canción pop de los locales Hipnótica --"Aguante Córdoba, la juventud y la diversidad", dijeron--. Tal vez, el que se corrió un poco de ese eje fue el recital del mendocino Juan Mango, también integrante de Usted Señalemelo. Lo suyo fue màs volado y jugado para festivales de este tipo: con una loopera, un sinte y una guitarra, el músico entregó canciones con texturas densas, psicodélicas y destellos spinetteanos.

"Qué linda que es la Nueva Generación, ¿no? Son ustedes la nueva generación, guacho", tiró Goyo, el cantante de Bandalos Chinos, una de las bandas más sólidas e interesantes de la escena. Esta nueva camada de músicos y músicas tiene a su favor un elemento fundamental: un público activo con ganas de escuchar música nueva y apoyarla comprando un ticket y compartiendo la obra de sus artistas preferidos. No es fácil construir un público pero en esta escena está sucediendo un ida y vuelta real. Es decir, artistas que hablan el mismo idioma que el público.

"Creo que La Nueva Generación es lo más tangible que se puede encontrar en este momento de la historia de la música argentina, porque es una de las primeras veces que un festival de la música indie o alternativa triunfa fuera del rock nacional. Porque antes los únicos tickets que cortaban acá en Argentina eran del rock nacional, pero ahora se está abriendo el juego", sostiene Chita, en diálogo con este diario. La artista de 22 años que encontró su personalidad en el nü jazz, el neo soul, el trap y el hip hop entiende que lo suyo tiene que ver con la "experimentación".

Al menos 15 mil personas asistieron en cada jornada del LNG, que tuvo su desarrollo central en el Complejo Ferial de Córdoba, donde se realizaron los conciertos. En tanto, el viernes y el lunes se realizaron conferencias y workshops sobre la industria musical en el centro cordobés. El perfil del público era muy preciso: el ochenta por ciento, tal vez, no superaba los 30 años. La mayoría eran pibas y pibes de entre 18 y 25 años, por hacer un recorte arbitrario. Un piberío con ganas de mostrarse, de sacarse fotos, de bailar, gozar y divertirse con amigues. Sí, con la necesidad de no pasar inadvertidos. Una generación post Cromañón que aprendió a cuidarse y a cuidar a los otros. La fiesta sin reviente ni bengalas.

Pero colores y luces sobraban por todos lados. En las pantallas de los celulares y la puesta escenográfica de las bandas, por ejemplo. En esa andaban los 1915, vestidos con camisas, pantalones cortos, gorritas y remeras informales. El Zar, además de agitar con sus estribillos pegadizos, metió "La rueda mágica" de Fito Páez en una de sus canciones. Un gesto de continuidad. Y Gativideo, más irreverentes, se mandaron con un cover de Cristian Castro, "No podrás", todo envuelto en teclados, guitarras y luces de colores. Mientras los pibes activaban la pista de baile con sonidos retro, dos chicas abajo devolvían el gesto con un look ochentoso y movimientos desenfadados. Pero acà los pantalones oxford se mezclan con el glitter en la cara, cortes de pelo moderno y pañuelos verdes atados en la cartera.