“Estamos en la línea correcta, es el camino adecuado. Pero para invertir se necesita bajar impuestos. La reforma laboral para nosotros es muy importante, porque tenemos muchos empleados. Que se hagan las reformas tributarias y laborales. Somos optimistas. Queremos que el gobierno aplique cambios más rápidos”. Esas afirmaciones resonaban hace dos años en el panel de cierre del encuentro anual de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) por parte de los líderes de las empresas Coto, Walmart, Carrefour y La Anónima. A tono con el clima de época, presionaban para apurar las reformas, varias de ellas regresivas, con las que amagaba el gobierno de Mauricio Macri. No se escuchaban advertencias por la situación del poder adquisitivo del salario, la desregulación del dólar ni las altas tasas de interés.

Con el diario del lunes, los mismos referentes del supermercadismo se reunieron este martes y transmitieron otro mensaje. El contexto es difícil de obviar, ya que el consumo masivo cierra su cuarto año consecutivo de caída. El rojo para todos los canales es del 13,4 por ciento y para los supermercados, del 7 por ciento. Como consecuencia de la herencia macrista, el año que viene tendrá probablemente una nueva caída, coinciden los especialistas.

“El 2019 fue un año complicado, desde abril de 2018 que venimos con tasas altas, caída de ventas y hasta aumento de impuestos. Hay más competencia desleal y evasión. El 2020 tiene un punto de arranque complicado. El primer paso debe ser la solución del tema de la deuda externa”, señaló Federico Braun, titular de la cadena La Anónima. El directivo, tío del ex secretario de Comercio de Cambiemos, Miguel Braun, incluso señaló que el plan contra el hambre que adelantó Alberto Fernández junto a su futuro ministro, Daniel Arroyo, “va a ser aceptado por toda la sociedad”.

Para Dolores Fernández Lobbe, CEO de Walmart Argentina, “la crisis hizo que más gente se inclinara al canal informal. Por eso desarrollamos marcas propias, porque vemos la atracción que tiene el canal mayorista y el informal”. Agregó que “en 2020 posiblemente haya en el corto plazo una recomposición del salario, pero tenemos que lograr que sea sostenible”. En tanto, Joaquín Santa Coloma (Cencosud) destacó ante una consulta que “Precios Cuidados va a tener continuidad, ya es parte de nuestro esquema de negocios, explica un 3,5 por ciento de las ventas”.

Según los datos que presentó Javier González, de la consultora Nielsen, este año cerrará con una caída del consumo masivo del 13,4 por ciento. Esa merma es relativamente pareja entre los distintos rubros, ya que alimentos baja un 12,7 por ciento; bebidas un 13 por ciento; limpieza, 14 por ciento y cosméticos, un 15 por ciento. Sin embargo, hay heterogeneidad según el tipo de comercio. Los más desfavorecidos son kioskos y almacenes tradicionales, en donde las ventas caen un 16 por ciento medidas en cantidades. En los supermercados, la baja es del 7,8 por ciento, mientras que los mayoristas recortan la merma al 2,4 por ciento.

En estos años de retracción del mercado, la clave para los supermercados pasa por el impulso a la marca propia y por la política de descuentos. Nielsen calculó que en semejante escenario de retroceso de las ventas, el consumo de marcas propias de los supermercados crece al 6,4 por ciento anual. Estos productos ya representan el 17 por ciento de la facturación de las empresas, cuando en 2014 ese ratio era del 9,2 por ciento. La contraparte es la pérdida de terreno de las “primeras marcas”, especialmente en categorías como congelados de carne, suavizante para la ropa, queso rallado y yogures.

Para Osvaldo del Río, de Scentia, el año terminará para los supermercados con una caída de las ventas del orden del 7 por ciento. Será el cuarto año consecutivo con caída del consumo masivo, ya que la baja en 2016 fue del 4,5 por ciento, luego del 3,1 por ciento en 2017 y 1,5 por ciento en 2018. Para Del Río, no hay argumento más potente que la caída del salario para explicar la marcha de las ventas. “El 91 por ciento de los individuos gana en promedio 16 mil pesos por mes. En conjunto, explican el 87 por ciento del consumo masivo. Acá no hay dudas, cuando la inflación supera al salario, caen el consumo porque los hogares no tienen margen”, indicó Del Río.

La regulación sobre la góndola es una rareza, sólo existe en Ecuador”, dijo Federico Braun (La Anónima) en relación al proyecto de ley que recientemente tuvo media sanción. “El espíritu es el correcto, que es darle más protagonismo a las pymes. Pero darle el 30 por ciento de la góndola no necesariamente es un impulso a la pyme. Hay que ver qué herramientas se le brinda a la pyme para acompañar su desarrollo”, consideró Fernández Lobbe (Walmart). 

En tanto, Santa Coloma (Cencosud) advirtió que “va a traer distorsiones en las góndolas y en stocks y va a implicar para los supermercados mayores costos operativos”. El proyecto establece un límite del 30 por ciento para la participación de un sólo proveedor en la góndola y sostiene que la partición del espacio “deberá involucrar a no menos de cinco proveedores o grupos empresarios”. También hay mínimos exigibles para microempresas, agricultura familiar e importados.