“Mi amor por el tango lo tengo desde la infancia”. Lacónico y contundente, Bernardo Baraj despeja cualquier duda acerca de su liga íntima con el género. Cierto, son zigzagueantes las huellas de su largo devenir musical (cincuenta y tres años entre el Sandro de La Cueva y la fecha) que deschavan el idilio. Sus primeros arrimes en saxo y clarinete fueron para el lado del free jazz al modo John Coltrane, y alguito hacia el del rock argento naciente. El Cuarteto Buenos Aires y luego Alma y Vida, banda de fusión clave en los setenta, así lo delatan. El folklore también es marca fuerte. Ahí están, al alcance de oídos rastreadores, los registros del clanesco Bernardo Baraj Quinteto, que armó con Mariana y Marcelo, sus hijos, durante la década del noventa. O el impecable Vitale-Baraj-González de 1986. Pero a la vez hay mojones en los que el tango asoma en el horizonte Baraj. Sanata y Clarificación, aquella atrevida agrupación de Rodolfo Alchourrón, va -a su modo, claro- por ese lado. También el largo dúo que formó con otro almayvida, Juan Barrueco, cuyo disco Nostalgias legitima el comentario de Baraj. “Los mas tangueros del grupo siempre fuimos Juan y yo”

-Nunca te rebelaste contra el tango, entonces.

-Jamás. Pertenezco a una generación que se nutría de él, naturalmente. La gente lo cantaba y lo silbaba por la calle, y en la radio sonaba permanentemente. Además, siempre valoré como músico la riqueza del género, los grandes compositores y los extraordinarios poetas, tanto como las orquestas con sus arregladores, y el virtuosismo de los intérpretes, sean instrumentistas o cantantes

Pero ese amor –tampoco lo niega— fue madurando con el tiempo. Si las antedichas expresiones jazzeras, rockeras o folklóricas identificaron su trayecto durante buena parte de la segunda mitad del siglo pasado, el alba del XXI lo encontró definitivamente abrazado al 2 por 4. Así lo prueban Tangueando, disco que publicó con Alfredo Remus y Juanjo Hermida en 2004; Tal para cual, su primer trabajo solista, en 2015. Y el flamante Tu alegre corazón, que Baraj presentará este miércoles 11 de diciembre a las 21 en Café Vinilo (Gorriti 3780). “Le puse así porque hace referencia a la situación del baile, una disciplina que yo activo frecuentemente. Es un homenaje al abrazo en el tango, y al encuentro entre dos personas”, afirma este inquieto saxoman criollo, que esboza la presentación del disco como atípica. 

“El recital será dentro de la tónica en que transcurren mis shows que es bastante atípica, dado que suceden muchas situaciones. De a ratos toco el saxo solo, de a ratos me siento en el piano y canto cuatro temas, luego presento a Juan Martínez y Felipe Traine (guitarra y guitarrón), canto y toco mis vientos con ellos. Ah… y también bailo un tango de Pugliese”, prevé él, sin saltearse al invitado de honor: Lito Vitale. “Me gustan mucho los formatos acústicos y el formato de guitarra y guitarrón me permite ahondar en sutilezas de matices… lo disfruto mucho. Cuanto menos volumen mejor”, detalla.

Tu alegre corazón es entonces el segundo disco solista del ex Alma y Vida, y revela, apoyando el clímax tanguero, dos nuevas pasiones: el canto y el piano. Además, lo grabó con dos convidados de lujo. Vitale y su piano aportaron en “Cuando tú no estás” (Gardel-Lattes-Le Pera-Batistella), y Luciani colocó su armónica al servicio de “Tu alegre corazón”, uno de los temas compuestos por el dueño de casa. Otro es “Andenes del olvido”, co-compuesto con la cantante Marisa Vázquez. “Ella me envió la letra y pensé que solo podía ser un tango”, cuenta Baraj. Luego va de la parte al todo. “En este disco siento un marcado crecimiento en mis posibilidades vocales y expresivas. Se diferencia del primero no solo en esto, sino también en que en el primero fueron todos temas propios, en letra y música, mientras que en éste último introduje clásicos del género”.

-Clásicos del tango como “Barrio de tango”, de Troilo-Manzi o “Fruta amarga”, de Gutierrez-Manzi, y otros no tanto como “Muchacha de abril”, de Leonardo Favio. ¿Lo tocás en homenaje al tipo que te dio el primer laburo grande, allá por fines de los sesenta?

-Se me ocurrió como un homenaje, sí. Pensé en ese tema porque me gusta y porque se prestaba para hacer una versión con guitarras a modo de milonga, otro de mis grandes amoríos musicales. Fue una linda conexión.