Desde La Habana

Jesús Cruz es un cubano muy particular. Licenciado en Historia, fue periodista de la agencia de noticias Prensa Latina. Durante mucho tiempo se dedicó a estudiar el fenómeno del peronismo, cuyas ideas políticas siempre lo sedujeron. A tal punto, que Cruz no duda en afirmar que hay ciertos vasos comunicantes entre la Revolución Cubana y el movimiento político más importante de la historia argentina. Verborrágico y veloz para hablar, claro como el agua del Caribe, Cruz desgrana sus ideas y su mirada política en Semillas de la Patria Grande, que se exhibió en el Festival de Cine de La Habana. Dirigido por Leonardo Anolles, el documental fue producido por Jorge “Topo” Devoto, mientras que Tristán Bauer se encargó de la curaduría y aportó un valioso material de archivo. La película traza la historia de la Argentina desde el primer gobierno de Juan Domingo Perón hasta casi el presente, pero sin salirse del eje de las relaciones que existieron entre el peronismo y la Revolución Cubana. “Decidimos hacer una película con Jesús y el material de archivo”, comenta Anolles. “El objetivo inicial fue la visión que tiene cierto sector de Cuba de lo que es el peronismo”, agrega el director.

“Por oportunidades, no por méritos, me vinculé a la Argentina desde los años 60”, comenta el protagonista de la película, Jesús Cruz, que escribía en un periódico antes de la Revolución, clausurado por el dictador Fulgencio Batista. “A principios de la Revolución trabajé con el Che en la intervención de empresas que tenían dificultades, o empresas extranjeras, como las norteamericanas. Y fui nombrado interventor de un monopolio norteamericano que se intervino en el año 60”, agrega Cruz. Luego, comenzó a trabajar con un grupo de compañeros cubanos, en la relación política con el movimiento revolucionario latinoamericano, brindando la solidaridad que Cuba le podía brindar a esas organizaciones. Desde 1962, lo destinaron a Europa. Estuvo en París hasta 1964. Allí conoció a John William Cooke y conoció con mayor detalle las ideas de una izquierda peronista.

“Desde niño tenía cierta afinidad con la Argentina, sobre todo con el tango, porque a mi hermano le gustaba. Era un país muy interesante para los cubanos por la música y por el cine. Además, por la relación que tuvo José Martí con la Argentina. La figura del Che, ya en 1959, acrecentó ese interés”, relata Cruz a PáginaI12. Pero lo que Cruz y muchos cubanos no conocían era el nivel de desarrollo que tuvo el país entre 1946 y 1955, con los dos gobiernos de Perón. “Fuimos muy confundidos a partir de los años 40 sobre el peronismo. Los norteamericanos desarrollaron una campaña contra Perón muy feroz, incluso utilizando publicaciones nuestras y, por la izquierda, los partidos comunistas se equivocaron y también condenaron el peronismo. Era muy difícil entenderlo en los años 40 y 50. Vino la Revolución Cubana, vino el Che, otros compañeros como Jorge Masetti y Rodolfo Walsh llegaron a Cuba y empezó a despertarse cierta curiosidad”, recuerda Cruz.

La relación que Cruz puede trazar entre el peronismo y la Revolución Cubana tiene que ver con las posiciones de Perón a favor del pueblo argentino. “Esa es la esencia, no se conocía y se llegó a conocer después. Lo conocía muy poca gente en Cuba y el peronismo era atacado por todos los medios”, entiende. En 1971, como periodista, Cruz ocupó la subdirección de la agencia Prensa Latina. Hubo una fractura en las relaciones de los países latinoamericanos contra Cuba, mandatados por la OEA. En México, Cruz conoció a muchos argentinos que estaban exiliados en aquel país. “Ahí tuve información, pero no tenía el conjunto, las leyes de interpretación. Cuando el 17 de noviembre de 1972, Perón regresó a la Argentina, como Prensa Latina cubrimos la información a través de periodistas amigos, que nos dieron toda la información de lo que estaba ocurriendo, que era un fenómeno increíble”. Todo eso le llamaba la atención. Luego llegó la invitación de Héctor Cámpora para que el presidente cubano Osvaldo Dorticós fuera a su asunción presidencial. Y ambos países retomaron relaciones diplomáticas.

Según el director de la película las similitudes entre las políticas peronistas y las de la Revolución Cubana se pueden ver en el rol del Estado. “Eso fue central. También en la educación. Cuba y la Argentina son los únicos dos países de Latinoamérica en que todas las etapas de la educación son públicas. Yo creo que hay una visión general de liberación, con las limitaciones ideológicas que plantea cada movimiento. Por eso, para mí, es importante el internacionalismo de Cuba y la solidaridad con Latinoamérica, porque Cuba intervino solidariamente en todos los conflictos que se dieron y también siempre prestó lugar para que se organizaran”, plantea Anolles.

“Esta solidaridad con todo el continente, para mí se acerca con el inicio del ABC (Argentina, Brasil y Chile) al pensar que la Argentina tenía que estar dentro de Latinoamérica como un contrapeso de los dos imperios. Después, hay una visión del Estado con muchas cosas en común. Si bien Perón originalmente planteaba que había que descentralizar al Estado y Cuba tiene un Estado centralizado, había un diseño del país a través del gobierno con el Estado como eje participativo y principal que consistía en llegar a todos y al último de los lugares”, explica Anolles. Además, ambos países compartieron las ideas de independencia y de desarrollo. “Esto fue limitado por las condiciones. Las condiciones de Cuba para el desarrollo eran unas y las condiciones de la Argentina, con su extensión, permitieron hacer un camino económico mucho más independiente, porque Cuba dependió más de la Unión Soviética en determinado momento”, sostiene Anolles. Según el realizador, lo más importante de la película es que “no hay contradicción”. “Para liberar a Latinoamérica no hay contradicción entre ser peronista o ser comunista. Hay diferencias ideológicas, pero todos tenemos el mismo objetivo, tal vez con distintos caminos”, analiza el director del documental.

Si Jesús Cruz tuviera que definir al peronismo, ¿qué diría? “Es un movimiento nacional progresista. Es un tronco progresista. ¿Da ramas malas? Sí, y raíces malas también. Pero el tronco se mantiene. ¿Cómo justifica que después del ’55, bombardeado por aviones norteamericanos aun exista? Y fue proscripto”. Es que para Cruz, Perón “fue un líder nacional, con errores y aciertos, pero hizo lo que hasta entonces, nadie había hecho en la Argentina ni en Latinoamérica: salud, independencia política, educación. Hoy América latina se está fajando y caen muertos en las calles por la independencia gratuita hasta la universidad. Y en la Argentina lo hizo Perón con una ley”, resume Cruz. “Era la solidaridad con los nacientes revolucionarios en América. Y tuvo otros gestos de independencia y de doctrina nacional, sumando a la concepción de Perón de la integración. Hoy, si no nos integramos como Patria Grande en América latina, no aguantaremos el embate de Estados Unidos”, advierte Cruz.