Ni Londres, ni Nueva York: Nueva Orleans. El riquísimo universo musical de la cuna del jazz (retratado brillantemente por la fundamental Treme, serie creada por David Simon) fue el que funcionó como punto de  encuentro para el guitarrista Larry John McNally y el pianista Harry Waters que, después de casi tres años de composición compartida, en 2016 comenzaron a girar con ese repertorio que sintetiza dos universos musicales amplios, qur confluyen en canciones de esencia jazz‑folk. Acompañados por el bajista Federico Palmolella y el baterista Jorge Araujo (ex Dividos y fundador de Gran Martell), McNally y Waters llegarán el próximo viernes a Rosario para recorrer los resultados de su extraordinario encuentro.

Larry McNally se crió en Bangor, un pueblo del estado de Maine, en Estados Unidos, donde comenzó a tocar la guitarra con la mirada puesta en Hendrix y la música negra del sello Motown. Harry Waters nació en 1976 en Inglaterra, ligándose a la música de un modo cuanto menos sorprendente: no fue a través de su padre, el enorme Roger Waters, sino buceando por la discografía de su madre, una descendiente de los marqueses de Zetland con gusto por el rock (desde Beach Boys y The Beatles hasta Grateful Dead y Crosby, Still, Nash & Young). Decidido a convertirse en músico profesional, con el tiempo McNally llegó a Nueva York y desde allí comenzó a construir una carrera sólida como compositor, alimentando con sus obras a los repertorios de Rod Stewart, Joe Cocker, Aaron Neville y Bonnie Rait, entre otros. Decidido a ser pianista, Waters tuvo sus primeros trabajos rentados tocando covers de Led Zeppelin, Phish y Grateful Dead, hasta que pasados los veinte años comenzó a volcarse al jazz y poco después, en 2002, se convirtió en tecladista de la banda de su padre, a la que comenzó a dirigir algunos años más tarde. Un evento social, un amigo en común, pusieron el contexto para el encuentro y la enorme cultura musical de Nueva Orleans hizo el resto. Así lo reconoce la dupla, que en pleno viaje desde Buenos Aires a La Plata (donde el viernes por la noche brindarían el primer concierto de su gira sudamericana) dialogó con Rosario/12 anticipando las cualidades del concierto que este viernes a las 21.30 brindarán en la Terraza de la Cúpula de Plataforma Lavardén.

"Definitivamente lo que hacemos tiene que ver con Nueva Orleans, es lo que nos une", dirá entonces McNally, que vivió algún tiempo en esa ciudad, aunque explica: "Mi música original es rythm and blues, pero me encantan las letras folk, entonces mi idea es combinar el ritmo del r&b con ese tipo de líricas. Es interesante, porque los dos tocamos algo de jazz, entonces cada tanto algo de ese sabor aparece, pero no es todo el tiempo jazz. Casi toda mi música tiene una base de blues, y Harry toca cosas que tienen elementos clásicos, o del rock inglés. Eso es lo divertido con Harry, porque pienso que toda mi música está basada en el blues, o el r&b, y él le pone un sabor a rock progresivo, a hard rock, es hermoso".

 

McNally comenzó a tocar la guitarra inspirado por Hendrix.

 

Para la dupla, la posibilidad de girar con una formación de cuarteto representa también un valor distintivo. "Este cuarteto es fantástico ‑‑se entusiasma Waters‑‑. Con Larry venimos escribiendo canciones hace dos años y medio, y venir acá a tocar con estos músicos es grandioso. Tocamos en Estados Unidos con distintas formaciones, pero este es la primera vez que vamos a tocar en vivo con batería, los ensayos salieron muy bien, estamos entusiasmados. Vamos a hacer como veinte fechas, estoy seguro que vamos a lograr una comunicación fluida".

 

Harry Waters es hijo del enorme Roger Waters, pero empezó a ligarse a la música buceando por la discografía de su madre.

 

"Lo que me gusta de un cuarteto es que hay espacio pero a la vez podés comunicarte con los otros músicos, improvisar un poco ‑‑amplía el guitarrista‑‑. Estamos haciendo mucha improvisación, pero dentro de la estructura podés sentir el humor de cada uno, sus reacciones. Es muy personal, realmente nos vamos convirtiendo en uno".

Después de tres visitas a la Argentina junto a su padre, para Harry Waters esta gira significará la posibilidad de establecer un contacto más directo con el público, siempre de la mano de esas creaciones compartidas con McNally (parte de las cuales pueden escucharse en la web del pianista, http://harrywaters.co.uk). Un set de composiciones sobre las que Waters apunta: "Es interesante que los dos crecimos en distintas partes del mundo y es muy lindo que tengamos ese gusto en común por la música de Nueva Orleans. Hay también otras músicas que disfrutamos, que son parte de nuestra formación musical, y que también aparecen cuando componemos".

‑ Llegaste al jazz pasados los veinte años, y empezaste a tocarlo algunos años después. ¿Creés que es un género que requiere de cierta experiencia musical, de determinadas vivencias?

‑ Es una buena pregunta... Creo que en cualquier música, no sólo en el jazz, necesitás involucrarte, tener algo para decir, ya sea lírica, melódica, rítmica o armónicamente. Hay que expresarse, y creo que eso se logra a través de las vivencias. Tu individualidad se muestra a partir de lo vivido. Definitivamente es necesario, no sólo en el jazz, sino en cualquier tipo de música.

‑ Si bien has tocado distintos estilos, muchos te reconocen como músico de jazz. En cierta forma haberte volcado al jazz le dificulta el trabajo a aquellos que pretendan comparar tu trabajo con el de tu padre.

‑ (Ríe) Sí, ¡totalmente! Creo que eso es algo bueno. Y es cierto, toqué muchos estilos de música, incluso con este proyecto con Larry. Sí, Harry Waters no es muy similar a Pink Floyd, eso es algo bueno, no es fácil que tracen una comparación. Creo que si intentara componer música como la de Pink Floyd estaría en un enorme problema... es bueno que no pueda hacerlo.

‑ Tu primer disco, Harry Waters Band, está relacionado con corrientes clásicas del jazz, y en su edición latinoamericana incluye dos tangos de Piazzolla. ¿Encontrás puntos de contacto entre el jazz y Piazzolla?

‑ La verdad es que no estaba familiarizado en la música de Piazzolla hasta que me la hizo conocer Nacho Oroná, bandoneonista de Timotteo. Disfruto hacerla, no forma parte de mi repertorio, no es parte de mi background, pero disfruto de tocarla.

‑ Tocaste con muchos músicos, como Eddie Vedder de Pearl Jam, Nick Cave, Dean Ween, Marianne Faithfull, Tom Jones, David Gilmour... Eso demuestra que tu mirada sobre la música no tiene limitaciones.

‑ Sí, creo que si tenés un entendimiento sobre la música, sobre la existencia de muchos tipos de música, es posible disfrutarla.