Volver a casa –al espacio que consolidó con un trabajo extraordinario celebrado por editores, escritores y bibliotecarios- es un gran desafío. María del Carmen Bianchi regresa como presidenta a la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), organismo creado por Domingo Faustino Sarmiento, donde ya estuvo entre 2003 y 2011. Bianchi define a las bibliotecas populares como “un movimiento social dedicado a la cultura” que cumple la función de acercar el libro a unas 2200 comunidades a lo largo y ancho del país. Ella colocó la piedra fundamental de la visibilización y el armado de una potente red al realizar el Primer Encuentro Nacional de Bibliotecas Populares en la Feria del Libro; implementó el programa Libro % para la compra de libros en el predio de La Rural con importantes descuentos en los stands de las editoriales adheridas, cuando consiguió incluir a la Conabip en el Presupuesto Nacional en 2005 y logró triplicarlo durante los ocho años de su gestión; un presupuesto que hasta entonces estaba integrado solo por un porcentaje de lo recaudado por Lotería Nacional.

“Las editoriales descubrieron a las bibliotecas populares y mejoraron su oferta”, decía Bianchi a Página/12 en 2011. “Muchos creen que popular significa poco prestigioso, pero los bibliotecarios con su erudición les demostraron que no es así. El enciclopedismo escolar, que impuso siempre mirar al otro lado del océano y por arriba de nuestras cabezas, considera lo popular como algo ‘menor’. Lentamente, esta iniciativa de la compra masiva de libros, está permitiendo descubrir que hay mucha calidad en los espacios que no son tenidos en cuenta como productores de cultura”. Bianchi también impulsó el premio Amigo de las Bibliotecas Populares en 2006, cuando lo recibió Roberto Fontanarrosa.  A diferencia de otras instituciones culturales, donde la continuidad parece una misión imposible, después de Bianchi estuvo al frente de la Conabip Ángela Signes, una bibliotecaria de profesión que ya venía trabajando en la institución. En diciembre de 2015, con el triunfo de Cambiemos, asumió la presidencia del organismo Leandro de Sagastizábal, muy respetado y querido por editores, escritores y bibliotecarios. A diferencia de otros funcionarios como el ex ministro de Cultura Pablo Avelluto, Sagastizábal no despidió trabajadores, pero tuvo que gestionar con un presupuesto muy recortado.

Bianchi, militante política desde la década del 70 que fue diputada por el FPV (Frente para la Victoria) entre 2011 y 2015, es licenciada en Psicología de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, con reválida en la Universidad Nacional de La Plata. En su trayectoria se destaca su trabajo como subsecretaria de la Gestión Pública y Subsecretaría del Menor en Provincia de Buenos Aires. También fue docente en la Universidad de Buenos Aires y presidenta de la Fundación Pibes Unidos. Néstor Kirchner fue el primer presidente que incluyó a la Conabip dentro del Presupuesto Nacional, lo que permitió el desarrollo y fortalecimiento del crecimiento de las más de 2000 asociaciones civiles que funcionan como bibliotecas populares en el territorio nacional. Kirchner fue el segundo presidente en la historia –el primero fue Juan Domingo Perón en 1954, cuando participó del Primer Congreso Argentino de Bibliotecas Populares en el teatro Cervantes- que participó en un Encuentro Nacional de Bibliotecas Populares en la Feria del Libro en 2005, cuando leyó el poema del militante desaparecido Joaquín Areta titulado “Quisiera que me recuerden”, un poema que está incluido en Palabra Viva, una antología con textos de escritoras y escritores desparecidos, editada por la Conabip conjuntamente con la Sociedad de Escritoras y Escritores (SEA). “Hoy ese poema de Joaquín Areta que Néstor Kirchner compartió entonces con nosotros se convirtió en un símbolo de su legado”, declaró Bianchi cuando todavía presidía la Conabip.

Durante su primera gestión, Bianchi promovió un programa de Inclusión Digital que abrió las puertas del siglo XXI a las bibliotecas y sus comunidades a través de equipamiento informático, desarrollo de software propio y libre, capacitación, conectividad y un catálogo en línea que permite préstamos interbibliotecarios; alentó la planificación y la iniciativa de cada entidad en la presentación de proyectos de incentivo a la lectura y otros que impliquen un mayor compromiso por parte de las bibliotecas populares con respecto a su inserción comunitaria; también trabajó en la realización de encuentros provinciales, regionales y nacionales de bibliotecas populares; el desarrollo de un programa de Información Ciudadana para fortalecer el rol de las bibliotecas populares como Centros de Información para promover el ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos.

Todavía no sabe con qué presupuesto contará para este 2020. “Volver después de tantos años, hace ocho años que me fui de Conabip, significa un reencuentro con el esfuerzo que colectivamente habíamos hecho para poner al organismo en el lugar que pudo tener –dice Bianchi a Página/12-. Hay que recuperar el espíritu con el que supimos desarrollar políticas de inclusión”.