Con prórroga hasta marzo, el Programa Nueva Oportunidad sigue vigente, todavía con el mismo nombre, en toda la provincia y en Rosario, la decisión de la Municipalidad es fortalecerlo, ya que el intendente Pablo Javkin lo convirtió en una dirección general dentro de la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat. “Creemos que es un programa para darle mucha centralidad en la política pública. Por el formato que tiene y el modo en que trabaja, es la forma en la que queremos estar en el territorio, y para eso necesitamos coordinar tareas con Nación y provincia”, expresó Nicolás Gianelloni, director de Desarrollo Humano y Hábitat del municipio. Luciano Vigoni, impulsor y director provincial hasta el 9 de diciembre pasado, se hizo cargo del área. La Escuela Nueva, que permita a muches jóvenes terminar la secundaria con orientación en deportes, cultura o cuidados es una de las propuestas que empezarán a trabajar, como así también la creación de una formación universitaria para acompañantes, personas que facilitan la inserción de jóvenes. En estos días de discurso punitivo exacerbado en la ciudad, pensar a las juventudes como espacios de posibilidad –y no sólo de sanción- es lo que propone esta experiencia desde 2013. “La violencia está en todas partes y de todas formas. Encontrarte con compañeras y compañeros con quienes generar un proyecto es muy importante, es una nueva oportunidad, es esperanza y es futuro”, dice Ángel, presentador del video que fue realizado por beneficiarios agrupados en Sur Productora , una unidad productiva del barrio Las Flores, que forma parte de este programa social.

En la ciudad, 11.058 chicos y chicas de entre 15 y 30 años participan del Nueva Oportunidad, una política pública iniciada en 2013 por la provincia, en articulación con el municipio, como respuesta para jóvenes en conflicto con la ley penal y fue ampliando su población para abordar violencia de género, entre otras realidades acuciantes en los barrios. Existen en la ciudad 516 espacios de este programa, que despliega diferentes estrategias para ofrecer alternativas a jóvenes.

Entre sus varias innovaciones, el programa cuenta en Rosario con 983 acompañantes –uno o dos por grupo- que “están ahí” como referentes de estos jóvenes, y en su gran mayoría pertenecen a las organizaciones sociales que a través de convenios alojan estos proyectos. El 10 por ciento de los acompañantes fueron, antes, también beneficiaries del programa. La amplitud y complejidad de esta política pública incluye la capacitación, pero también un tercer tiempo para abordar los derechos de las personas, unidades productivas para darle sustentabilidad económica a la propuesta, y raigambre social al hacerse desde las propias organizaciones de base. Varias de esas apuestas también hacen a su eficacia: la baja de homicidios entre 2018 y 2019 en el departamento Rosario, puede leerse como una consecuencia, que no será la única. “No salgo más de noche a pensar hacer otras cosas, como antes hacía, que dejaba la escuela porque me quedaba lejos y no tenía para el boleto, y acá puedo saber que laburando puedo tener lo que quiero. Estoy contento porque si no, estás en la calle, donde no sabés qué hacer y no sabés cómo vas a terminar”, cuenta un participante. El programa es mucho más ambicioso que la mera capacitación en oficios, porque quiere alojar a cada pibe o piba a partir de su subjetividad, para que puedan encontrar otro lugar en la trama social desde un proyecto colectivo y convertirse en agentes de su propio destino, ese que al nacer en contextos vulnerables siempre les es hostil.

"Estoy contento porque si no, estás en la calle, donde no sabés qué hacer y no sabés cómo vas a terminar”, beneficiario

La continuidad del Nueva Oportunidad generó, además, una intensa demanda social en la transición. A través de convenios con organizaciones sociales o de contratos, la provincia paga las becas para la población beneficiaria y la remuneración de les acompañantes, como así también a les capacitadores. El ministerio de Desarrollo Social decidió renovar todo hasta marzo, cuando seguramente habrá una revisión. Aunque todavía no hay definiciones oficiales, la continuidad del mecanismo está garantizada, probablemente con otro nombre y algunos ajustes que están pensando el ministro Danilo Capitani y el gobernador Omar Perotti. En toda la provincia, hay 17.745 beneficiarios. Después de Rosario, la ciudad con mayor inserción del programa es Santa Fe, con 3450 chicos y chicas.

Salir del encierro

“Nosotros pensamos este esquema municipal articulado con provincia en tres dimensiones, una primera dimensión es el programa tradicional, que van a ser siete distritos. Uno de ellos, la población carcelaria. Allí queremos trabajar más puntualmente lo cualitativo, que es profundizar en los jóvenes que entendemos que están en mayor riesgo y en mayor vulnerabilidad, en especial los trayectos postpenitenciarios, pero también todo lo que tiene que ver con violencia de género, situación de calle y medidas de Niñez que es importante abordar. Y después, dentro del sistema de salud pública, detectando a heridos de armas de fuego y derivaciones a partir de las cartografías que arman los centros de salud de la población que está afuera del sistema escolar y del sistema laboral”, adelantó Vigoni. 

"El encierro reproduce y sigue reproduciendo marginalidad, y hay que trabajarlo desde la dimensión humana". Vigoni

Trabajar con las Defensorías penales y el Ministerio Público de la Acusación les permite llegar a esos jóvenes. “Nosotros queremos romper la situación actual. Parece que discutimos con la formalidad del derecho y no con lo que implica la subjetividad del pibe. Entonces, cuando se corta la medida judicial o cuando el pibe cumple la condena, pareciera que mágicamente está resuelto, que puede reinsertarse y que están todas las condiciones y el contexto territorial dado. Nuestra experiencia es que el encierro reproduce y sigue reproduciendo marginalidad, que la hostilidad del territorio nunca cesa, que la llegada del joven hay que trabajarla previamente y que este trabajo está dado fundamentalmente en una vinculación humana", planteó el ahora funcionario municipal, quien recordó que es necesario "pensar cómo es la ciudad de ese joven, sin dinero, con antecedentes en el lomo, lo que impide una inserción laboral real y también es con una conflictividad territorial que no tuvo resolución”. Es un trabajo que -con dificultades- vienen realizando con organizaciones como Mujeres Tras las Rejas, La Bemba del Sur, Canción Urgente, o El Federal, con el Nueva Oportunidad dentro de las cárceles. “Nos viene costando mucho la inserción de los jóvenes en grupos que ya están funcionando, y por eso proponemos un dispositivo de capacitaciones permanentes, que permita que cuando el pibe o la piba salga tenga un espacio de capacitación fácil de transitar, que pueda estar ahí un tiempo” hasta que pueda insertarse en algún proyecto. Los grupos del Nueva Oportunidad tienen entre 15 y 20 jóvenes y se diseminan por toda la ciudad, con mayor concentración en los distritos Oeste (29 por ciento del total) y el Sur (18 por ciento del total).

Nuevos horizontes

El Nueva Oportunidad genera una ampliación de horizontes. “Después de terminar el secundario quiero ser trabajadora social, porque yo vengo de una familia muy humilde, con mucha violencia, y como a mí nunca me ayudaron, a lo mejor yo sí puedo ayudar a ese chico, que capaz que si yo hubiera tenido otra ayuda ya hubiera terminado el secundario, hubiera sido alguien. No quiero que otros chicos sufran lo que yo vine pasando, entonces, mi meta es eso”, dice Deborah, beneficiaria en una experiencia innovadora: la escuela secundaria con orientación en deportes que se desarrolla en Villa Gobernador Gálvez, y a la que asisten 25 personas. “Los chicos van cinco días a la semana, cinco horas, con dos días de deportes, dos días de oficios vinculados al deportes, como arreglar bicicletas, cortar el pasto o aprender a ser piletero, y un quinto día que es el vuelvo a estudiar virtual. En tres años ellos terminan un bachillerato con orientación en educación física”, describe Vigoni y cuenta: “Pablo (Javkin) nos propuso poder pensar en ampliar esta línea de bachilleratos. O sea, que vos con el ‘Nueva´ vayas a unidad productiva (donde se realizan las capacitaciones) y a bachilleratos, a los que pensamos uno con orientación en cultura y otro en cuidados”. De este modo, en tres años, pueden completar su educación media. El proyecto de Escuela Nueva actúa sobre un dato: en 2017, sólo el 17,8 por ciento de los participantes del programa había terminado la escuela secundaria.

“El Nueva Oportunidad es una dirección general que va a ser transversal, de modo que pueda tomar lo que requiera de las distintas áreas de la Secretaría. Habrá un área de anclaje, de acompañamiento a los chicos que están haciendo los cursos de capacitación, también un área de unidades productivas, con economía social y el otro área de educación no formal, ahí vamos a trabajar en formar a los jóvenes, para que puedan volver a la escuela. Hay mucho para dar ahí”, adelantó Gianelloni, y también contó que hay en marcha convenios con la Universidad Nacional de Rosario.

Otra propuesta de Vigoni es lograr “un proceso de formación de los acompañantes a dos años. Nos da muchos resultados que los acompañantes sean quienes antes fueron beneficiarios, hay unos 100 acompañantes en esa situación”. La idea es involucrar a distintas facultades, para que les acompañantes tengan formación en salud sexual y reproductiva, consumo, cuidados, organizaciones sociales, economía social, violencia institucional, entre otros temas. 

"La decisión es que el Nueva pueda utilizar todos los recursos del municipio para que los jóvenes tengan distintas alternativas". Gianelloni. 

Gianelloni aclaró que la decisión es que “el Nueva pueda utilizar todos los recursos del municipio para que los jóvenes tengan distintas alternativas, fortalecer las capacitaciones y focalizarlo con los territorios, identificar bien cuáles son los jóvenes que están en el Nueva, o que pueden estar, y que accedan a los centros de salud. El 40 por ciento de los beneficiarios son madres y padres. Queremos enlazar todas esas políticas”.

Otra de las alumnas de la experiencia de Villa Gobernador Gálvez es Aldana, quien cuenta en el video: “Me gusta venir, compartir con mis compañeros porque además de que nosotros venimos a hacer gimnasia tenemos un hermoso grupo”. La grupalidad, la posibilidad de formar otros lazos sociales no atravesados por la violencia, es un eje del Nueva Oportunidad, en la comprensión de que sólo los proyectos colectivos pueden transformar una sociedad.

Ganarse la vida

Desde la Municipalidad enfatizan en las unidades productivas, que van más allá de los oficios tradicionalmente concebidos para los sectores populares e incluyen fotografía, comunicación, baldosas, manicuría, peluquería, cocina, tapicería, huerta ecológica, entre otras capacitaciones. “Pablo (Javkin) nos pidió de armar un área para ampliar el trabajo que se venía haciendo sobre todo en la faz productiva. Nosotros tenemos mucha experiencia en economía social y la inclusión socio productiva, y queremos que el Nueva Oportunidad tenga un anclaje mayor, que ayude a los chicos a generar recursos”, explicó Gianelloni.  

Vigoni detalló que existen en Rosario 38 unidades productivas. “Los pibes van 5 días en la semana a producir, tienen un docente y un acompañante, y parte de esa producción –la mayoría-- se comercializa. A veces, puede comprar el estado pero la mayoría de las veces se vende. Planteamos lógicas de producción diferentes, colectivas”, señala Vigoni. “Nuestro centro está puesto en dejar de pensar en la intermediación clásica, que es yo hago un curso de capacitación para que una empresa me contrate, en un mundo donde la nanotecnología, la ciencia, la robótica, va reemplazando a trabajadores”. 

Esas relaciones laborales están "enfocadas en tres grandes aspectos, uno es el alimento, porque nosotros queremos producir pensando en los sectores populares en los que trabajamos, poder producir verdura agroecológica y alimentos, que pueda ser vendidos y que bajen los precios. Otro aspecto es la infraestructura urbana y el tercero, enfocado en servicios y cuidados. Pone como ejemplo a la cooperativa de trabajo trans Juntas y Unidas, surgida de un proyecto del Nueva Oportunidad que lleva adelante el programa Andrés . “Lo que intentamos es pensar otras relaciones de producción”, completa.

Sujetos de derecho

Si los acompañamientos personalizados que plantea el programa son una de sus innovaciones, otra es el llamado “tercer tiempo”, que es una jornada de encuentro semanal –al menos así está planteado- para conversar sobre las problemáticas de pibes y pibas. “Tenemos que laburar los dos ejes que a nosotros nos siguen saliendo a lo largo de estos años, que tiene que ver con violencia de género y trabajar con el cuidado del cuerpo y la sexualidad, y que ahí también se inscribe la violencia y resolver cómo la palabra ocupa un lugar en la cotidianidad de pibes y pibas, pero también de la comunidad en general”, planteó Vigoni.

“Pasar de creer que el pibe no tiene cura para entender que no tuvo un lugar”, dijo uno de los acompañantes que participó del Encuentro Provincial de Acompañantes y Capacitadores del Nueva Oportunidad que se realizó el 4 de mayo pasado en Rosario. La clave es restituir derechos, una utopía que les permite caminar a quienes forman parte del programa. En ese marco, Vigoni considera que "el estado debe pararse más allá de garantizar derechos, en pensar otras relaciones de producción, otras relaciones laborales y humanas. Por eso es tan importante que la clase política visualice la desigualdad”.

 

La demanda del director de Nueva Oportunidad es que “generar otra humanidad es dejar de inferiorizar una forma de vida y empezar a comprenderla y hacerla parte. Que los sectores populares puedan participar no solamente en llevar adelante política pública sino también de ser parte de las decisiones. A nosotros nos gustaría que en 20 años el programa sea liderado por un pibe del Nueva Oportunidad, que el ejecutivo sea liderado por un pibe del Nueva Oportunidad, que estén en el Concejo y en los medios”.