Las comparaciones son odiosas, sí, pero a veces ayudan a poner la cosa en perspectiva. Por ejemplo: muchos autores intentaron replicar la fórmula de La patrulla condenada (en cualquiera de sus etapas) y la de El escuadron suicida. Todos se encontraron con distintos grados de fracaso. En la historieta argentina hay unos cuantos ejemplos de ello y, por suerte, uno de éxito. El último recurso, de Luis Roldán (también conocido como Lubrio) y Kundo Krunch, recientemente editado por Libera la bestia, es una magnífica relectura de la fórmula. Y probablemente su gran acierto desde lo formal sea haber logrado encontrarle su propio tono al relato y sus protagonistas.

Desde luego, los personajes de Lubrio y Krunch conforman un equipo de desagradables descastados, aunque los suyos vean la reinserción social un poco de costado y su relación con agencias gubernamentales no esté del todo aclarada. Pero estos antihéroes son, efectivamente, el último recurso al que apelar cuando ya nada funciona. En esta aventura encaran la cacería de una entidad extradimensional que, por algún motivo, se come niños cada vez más chicos. Y si el aparente villano es desagradable, los héroes no son mucho mejores: una anciana amoral en el cuerpo de una jovencita, una chica con telepatía y dos cabezas, un forense que resucita (y otras cosas que mejor no mencionar aquí) cadáveres, un chico que se vuelve poderoso cuando se envuelve en su propio vómito. Queda claro: no es un relato para estómagos sensibles.

Desde lo formal, los méritos de El último recurso vienen por partida doble. En primer lugar porque el guionista también es dibujante pero tuvo aquí la sabiduría de correrse de ese lugar, a cuenta de que su estilo gráfico no acompaña bien el tono de la historia. Y el tono es el ochenta por ciento de su trabajo aquí: sarcasmo, un humor negrísimo, reproches, resentimientos, frustraciones internas y toda la mala leche que un colectivo humano puede tolerar, sobre todo cuando se trata de personajes devastados por dentro por quienes son por fuera.

Además, Roldán tiene un manejo del ritmo impecable que permite que los personajes pasen de la acción desesperada a lamerse las heridas y que la transición no parezca forzada ni que el ritmo narrativo decaiga. Es más, algunas de esas “pausas” de la acción con diálogos ante un plato de fideos pueden ser más intensas que el encontronazo con el monstruo mismo. Roldán sabe que la clave de los personajes no son sus poderes, sino lo que les pasa dentro y pone eso a jugar con eficacia.

Kundo, en tanto, la rompe. Como dibujante, Krunch progresa desde hace un tiempo a pasos agigantados, y si alguna vez se le pudo reprochar estar muy cerca de sus referentes, aquí es un dibujante que ya perfila con más claridad su propia voz y exhibe un trazo vigoroso. Su estilo, con personajes siempre al menos ligeramente feos o desagradables, encaja perfecto con la historia, lo mismo que las salpicaduras de tinta que dispersa aquí y allá, con los que advierte al lector: ni las páginas ni los personajes están limpios. Son, a fin de cuentas, los últimos tipos a los que uno recurriría por ayuda. Bienvenidos sean.

Lanzamientos

Norton Gutiérrez y el experimento del profesor Maglione (Juan Sáenz Valiente / Hotel de las ideas)

Si la primera aparición del personaje era un canto de amor a la historieta francobelga de aventuras, aquí Sáenz Valiente revalida su cariño por el género, pero sobre todo termina de apropiárselo. Un experimento con gorilas que sale mal puede ser leído de muchos modos, pero cuando pone la acción en una isla lluviosa, como en su premiada La sudestada, queda claro que JSV juega su juego, desata la acción y obliga a su renuente héroe a arriesgadas peripecias para salvar el día. Diskettes (Nicolás Peruzzo y Gabriel Serra / LocoRabia y Ninfa Comics).

Diskettes (Nicolás Peruzzo y Gabriel Serra / LocoRabia y Ninfa Comics)

En la Argentina –donde se suele celebrar la historieta uruguaya- no siempre se valora suficientemente a Nicolás Peruzzo (Ranitas). En Diskettes se calza el traje de guionista y cuenta la historia de tres informáticos tratando de vender un programa contable. No suena apasionante, pero Peruzzo (y Serra en dibujos) monta un relato cautivante que sostiene con personajes creíbles y con un pulso magnífico para reflejar el habla cotidiana. El cartel de “basado en hechos reales” completa el atractivo.

Mikilo integral vol.1 (Curci, Basile, Coggiola e Ibañez / Comic.ar Ediciones)

“El Hellboy argentino”, se describe a Mikilo en los tres textos que acompañan el libro. La creación de Curci, sin embargo, se inscribe en la tradición argentina clásica. No sólo por el estilo gráfico de Coggiola y Basile (y la posterior incorporación de Ibáñez), cercana a la historieta de aventuras nacional. En el guión la referencia evidente es el espíritu pedagógico que alentaba Oesterheld, difundiendo los mitos argentinos. Aquí Curci también se luce deslizando referencias artísticas.

Distopía vol.3 (varios autores / Pictus)

Esta tercera –y anteúltima- entrega de la antología de relatos de ciencia ficción pide a gritos la lectura de sus tomos anteriores. Si el vol.2 se dejaba leer en solitario, aquí los relatos ya entran en etapa de definición y no dan margen para llenar los huecos con la propia imaginación. Del tomo, destacan particularmente el despliegue de Couceiro, los diálogos de Juan Manuel Tumburús con otros lenguajes gráficos y el homenaje que Brondo hace de su amigo Diego Cortés.

 

Viñetas

Aumentan las ventas en EE.UU.

Las cuentas parecen mejorar para las editoriales norteamericanas. Después de una leve caída de ventas en 2017 y una parcial recuperación en 2018, el volumen de facturación de la industria aumentó un 2 por ciento interanual y superó los 488 millones de dólares, según estadísticas de la distribuidora Diamond Comic Distributors, la empresa dominante en ese mercado. El hito de ventas más importante del año se registró en marzo, con el lanzamiento de Detective comics #1000, que celebraba el 80 aniversario de Batman. Las comiquerías estadounidenses encargaron 526.000 copias de ese título, lo que lo convirtió en el segundo cómic más vendido en el siglo XXI, sólo por detrás de Star Wars #1. El resto del top5 se reparte entre Image Comics (Spawn #300), dos de Marvel Comics (Black Cat #1 y X-Men #1) y otro de DC: Dceased #1, todos con ventas en torno al cuarto de millón de ejemplares. Si se observan las cifras para completar el top10, también aparecen títulos de lanzamiento de colección o aniversarios de clásicos, una estrategia recurrente de las grandes casas editoriales para pagara sus cuentas.

Elegidos en Francia

La Asociación de Críticos y Periodistas de Historieta de Francia (ACBD) otorgó el Gran Premio 2020 a Préférence Systéme, de Ugo Bienvenu, publicado por la editorial Denoël Graphic. En el anuncio de la Association se destaca la reflexión “sobre un futuro no tan lejano” que ofrece el autor por la intervención cada vez más intensa de lo digital en la vida cotidiana. El premio de la ACBD “se propone sostener y poner en valor, con un espíritu de descubrimiento, un libro de historietas publicado en francés, de gran exigencia narrativa y gráfica, marcado por su potencia, su originalidad, la novedad de su propuesta o de los medios que el autor emplea”, según consigna el organismo en su portal.

OvniPress con inflación
OvniPress, el sello argentino que cuenta con licencias de cómics de Marvel y DC (además de algunos de Dark Horse) aumentó sus precios apenas comenzado el año. La mayoría de sus títulos aumentaron entre 150 y 200 pesos, o poco más, pero algunas de sus publicaciones, sobre todo los libros más portentosos, tuvieron saltos considerables. Clásicos como Watchmen saltaron en pocos meses de $850 a $1400, mientras que indispensables como Akira pasaron de $1090 a $1400/1550 según el tomo.