Los salarios registraron una suba de 2,4 por ciento en noviembre respecto del mes anterior. Así lo precisó el Indec. El centro de estadística oficial indicó que el salario del sector registrado marcó una suba del 2,4 por ciento a partir de los avance del 1,8 por ciento en el sector público y del 2,8 por ciento en el sector privado. Por otra parte el sector privado no registrado (empleados informales) marcó una suba del 2,3 por ciento. La inflación de noviembre fue del 4,3 por ciento y muestra que en el último mes completo de la gestión de Macri hubo una caída del salario real de casi dos puntos.

El informe del Indec computó además que los salarios en noviembre marcaron una suba del 40,7 por ciento respecto de igual mes del año anterior. La inflación interanual para ese mismo período había sido de 52,1 por ciento. Esto muestra que las remuneraciones del conjunto de la economía (empleados formales e informales) habían perdido cerca de 12 puntos porcentuales en noviembre del año pasado. El retroceso de la capacidad de compra de la población fue uno de los principales problemas la política económica del macrismo.

El centro de estadísticas oficial precisó las variaciones interanuales de cada segmento del mercado de trabajo. Los empleados formales registraron en noviembre subas interanuales de 43,7 por ciento. En detalle el sector privado registrado marcó aumentos del 44,5 por ciento mientras que el sector público anotó alzas de 42,2 por ciento. Por su parte los empleados del sector informal (no registrados) recibieron subas de 28,7 por ciento. Esta cifra implicó una baja de casi 26 puntos en términos reales.

El nuevo Gobierno tiene entre sus prioridades la recomposición del poder adquisitivo de los trabajadores. El objetivo macroeconómico de esta medida es que el mayor ingreso disponible de los trabajadores permita recuperar los niveles de demanda y por esa vía se incentive la producción de los establecimientos productivos.

En el equipo económico se menciona que en los próximos meses uno de los puntos claves será conseguir encauzar en un círculo virtuoso el consumo y la producción del mercado interno. El primer paso fue avanzar en bonos para los sectores vulnerables y en adelantos de suma fija para los trabajadores. Se apuesta además a otras herramientas de la política de ingresos como el congelamiento por seis meses de la tarifas de servicios públicos y de los combustibles líquidos.