Unas amigas ponen una cervecería en un barrio, que no es Palermo. Pero en la misma cuadra una familia no muy tradicional también produce cerveza artesanal. La disputa por lograr “la mejor birra” surge de inmediato y cada quien tendrá su oportunidad, a través de un concurso que organiza la ciudad. El conflicto crece en espiral, típico de comedia de enredos. Pero es una comedia negra la fórmula que despliega Tomás Larrinaga en Guerra de cervezas. La nueva serie web del director de Despierta (2012) y codirector de Gauchito Gil, la sangre inocente (2006) ya puede verse a través de UN3TV. Y en Youtube, claro, el gran distribuidor que permite gambetear los condicionamientos de la tevé tradicional con propuestas osadas y diversas.

En Guerra de cervezas todo puede salir mal y allí radica su atractivo. Está pensada para una generación que busca ese filón del absurdo que coquetea con los géneros, para alejarse del costumbrismo televisivo. Se trata de una producción experimental de la Academia Argentina de Actuación en Cine, en dupla con Anarkocinema, el espacio desde el cual Larrinaga, fan de la cultura libre, pone a disposición de los usuarios de Internet abundante material de ficción. Muchas son series web, un formato que dio vuelta los modos de producir y consumir ficción audiovisual en tiempos de hipervitualidad, sin resignar calidad.

Guerra de cervezas, cuenta Larrinaga es “una película en episodios”. Los actores “son egresades de la Academia y trabajamos a lo largo del año para la realización. Si sumamos los capítulos da casi una hora y media de material, es parecido a una peli”. Pero saltan el atolladero de la exhibición en cine y TV. Producir para web asegura la masividad del formato electrónico. “Porque con las nuevas tecnologías y una idea, aunque no tengas mucha plata hacés una serie. Pero al público masivo solo llegas con Internet, se abren cada vez más canales y en el peor de los casos podes armar tu propio canal web” sostiene. De hecho su serie web Despierta, se viralizó y ya ronda las ochocientas mil vistas, algo impensado para una pieza de misterio y pesadillas en una pantalla tradicional.

Antes me daba miedo hacer una peli durante años y que solo estuviera dos semanas en cartel –explica el realizador-. En la web lo ve cualquiera en cualquier lugar del mundo y eso siempre es mas publico que una pasada en tevé”. Los productores independientes suelen preferir el formato web porque son quienes suelen quedar fuera de las cadenas de distribución tradicionales. Larrinaga se incluye en esa lista, cultiva un perfil expresionista. Y Guerra de Cervezas, estrenada a fines de 2019 con una exhibición en la Biblioteca Nacional, lo refuerza.

“Siempre hice cosas experimentales –cuenta-, veo cine de género bien entramado, bien actuado, con un final fuerte, y aquí quise contar algo para mover la estantería del espectador”. Por eso elige la tensión entre el absurdo y lo trágico que colabora en la construcción del humor negro, para llegar a miles de espectadores que, a nivel mundial, ansían ver historias cortas, rápidas e impactantes.

“El cambio tecnológico ya esta – enfatiza-, permite otro tipo de realizaciones y abre a otras sensaciones”. Aunque admite que todavía falta un cambio cultural, para adoptar la costumbre de ver series web, celebra el desarrollo del formato porque permite elegir, tanto para el que hace como para el que ve: “Como realizador, cuando tomas consciencia de lo que se consume en forma audiovisual te das cuenta de que hay montones de programa de tele que ponen cualquier cosa porque tienen que aguantar diez minutos mas para el corte. ¡No lo soporto!” Contra ese “montón de información metiéndose en la cabeza de uno de manera involuntaria”, Larrinaga es concluyente: “En el formato web vos elegís, es una propuesta mas activa para el espectador y menos pasiva que la tv, para mí por ahora alcanza”.