Sus días ya no son lo que eran. Es que Germán Lauro le dijo adiós al deporte y ahora atraviesa una etapa en la que debe reestructurar su vida por completo. Antes, desde que se despertaba hasta que se marchaba a dormir, transitaba en función de cuánto tenía que entrenar, descansar y comer para hacer historia en el lanzamiento de bala. Ahora, el alto rendimiento quedó atrás y el desafío pasa por llenar ese vacío en un presente que él mismo identifica como un "duelo".

Su puesta a punto para alcanzar una final olímpica en Londres 2012 y también en mundiales al aire libre y bajo techo, hicieron que su vida personal quedar relegada a un segundo plano. "La idea de dejar la actividad también pasaba por desarrollar mi vida civil y pensar en otras cosas", aseguró Lauro en diálogo con Líbero desde su Trenque Lauquen natal. "En esta etapa encuentro mucha paz, con gente que me acompaña y me da mucha tranquilidad por la decisión tomada", describió quien es considerado como un ícono del atletismo nacional, entre otras cosas, también por sus medallas en Juegos Panamericanos.

 

–¿Cómo ves a ese atleta que dejás atrás?

–Me sorprende todo lo conseguido, porque de alguna manera se dio un poco sin querer. Cuando miro para atrás y veo los logros, me sorprendo muchísimo. Viví millones de momentos imborrables de alegría, pero que también me generan ahora esa tristeza por el adiós.

–Vas a ir a Tokyo como jefe de equipo en atletismo ¿Cuánto ayuda este tipo de designaciones para no sentir el vacío tras el retiro?

–Ayuda muchísimo, porque me di cuenta que tu vida cambia por completo. Mi vida giraba alrededor del deporte y tuve que reestructurarla por completo. Antes, cuando me despertaba hasta cuando me acostaba, pensaba y lo hacía en función de cuándo tenía que entrenar, descansar, comer y todo. Hoy tengo que empezar a llenar esos huecos de tiempo y resulta difícil. La verdad que ayudan a llevar esta especie de duelo.

–Bueno, no es para menos. Conseguiste muchas cosas en un país que no tiene al atletismo como un deporte popular.

–Puede que no sea popular, pero a base de resultados, muchos atletas hemos logramos hacer más conocido al deporte. Noto una gran diferencia entre aquel momento en el que arranqué y ahora. Hoy se pueden ver competencias que antes no se transmitían y eso es un logro. Mi carrera fue un poco ir haciendo camino en un camino que justamente no conocíamos. Los chicos ahora tiene un poco la ventaja de tener a alguien directo que transitó ese recorrido. Yo, por más de que habían buenos lanzadores en el país, en su momento no tenía a nadie que haya lanzado más de 19 metros y nosotros llegamos a lanzar 21. Fuimos descubriendo esa ruta por medio de pruebas y errores. Fuimos desarrollando técnicas y formas de entrenamiento que no conocíamos.

–Claro, de alguna manera hiciste el 'trabajo sucio' que alguien tenía que hacer...

–No solo yo, los atletas nacionales comenzamos a rozarnos más con la primera línea mundial. Volvimos a poner al atletismo en las principales competencias. Ser finalista en Mundiales, tener Diploma Olímpico, abrir el camino para la Liga de Diamante… Fue empezar a abrir puertas en competencias que Argentina tenía relegadas. También es real que si no estás en la tele, no existís. Puede sonar duro, pero es así. Ahora se tiene más difusión y el hecho de que se muestre más, hace que la gente tenga más curiosidad por practicar alguna disciplina.

–Atravesaste diferentes etapas del deporte nacional. Por ejemplo, viviste el periodo anterior al ENARD y también el más reciente. ¿Qué lectura hacés de ese escenario?

–Previo a la creación del ENARD era todo un poco caótico, con toda la burocracia que tiene el Estado para las becas o giras internacionales. Uno tenía que invertir y después esperar que te reintegren la plata. Lo que generó el ENARD fue esa facilidad de dinero. Inyectaron una gran suma que ahora se licuó por la inflación y la situación económica, pero en ese momento en el que surgió creo que duplicaba el presupuesto de Nación en Deportes. Apuntaló a la primera línea del deporte nacional.

–Claro, pero después el escenario se alteró.

–Esos deportistas pudimos mantenernos y crecer de una buena manera. Hoy por hoy, el ENARD ha cambiado la forma de financiación, porque se disolvió el impuesto a las telecomunicaciones y los fondos vienen directamente del Estado. Por más de que se mantenga el presupuesto, ahora el dinero pasa por varias etapas y el trámite para acceder a la plata se hace más largo. Sería bueno poder volver a tener una independencia económica, porque se ha burocratizado un poco más. En lo personal, lo que vengo diciendo desde hace largo rato ya es que tenemos que empezar a pensar el deporte a largo plazo, en cómo desarrollarlo y en cómo hacer para que se invierta en todas las disciplinas en general.

–Bueno, hace no mucho tiempo planteabas la necesidad de un cambio con respecto a la política aplicada al deporte.

–Sí, pero no es algo que esté atado al gobierno anterior. Yo arranque en 1998, con el menemismo, y terminé ahora con Alberto Fernández. En todos esos gobiernos mi lectura fue igual: El deporte nunca pasó a tener un plano principal. Nunca se usó al deporte para desarrollarnos como país. Pasaron gestiones que tuvieron muchísima plata y la que destinaban al deporte seguía siendo muy poca. Si queremos crecer como sociedad, tenemos que generar un cambio cultural importante y el deporte va a ayudar a eso. Hay que empezar a pensar a largo plazo, pensar un norte e ir en esa dirección. El atleta no tendría que depender de si cambia un Secretario de Deportes o si cambia un Presidente o una Gobernadora. La política de fondo tendría que estar definida, sin depender de quién gobierne. Vivimos tapando baches y hay que dejar de hacerlo.

–¿Y qué te genera este nuevo marco político?

–Siempre que cambia un gobierno, uno tiene expectativas aunque después nos chocamos con la realidad. Uno siempre trata de tener la mejor para lo que viene. Vi muchos Secretarios y Ministros de Deportes. Esperemos que sea para mejor, pero también hay que tener presente en qué país vivimos y la realidad de Argentina. No podemos pensar tampoco que en tres años vamos a ser como Estados Unidos o Alemania, porque no va a pasar. Lo que sí tenemos que empezar a lograr son cambios importantes. Siempre digo que el día que los políticos empiecen a pensar que el deporte es una inversión y no un gasto, vamos a cambiar para bien.

–¿Crees en el deporte como una herramienta de cambio social?

–Obviamente que sí, el deporte es una herramienta de cambio social y hay una frase de Nelson Mandela que habla sobre eso. El que practicó deporte alguna vez, sabe lo que genera en cuanto al trabajo en conjunto, los objetivos y el compromiso, entre otras cosas. Son todos valores que como sociedad nos están faltando.

–¿Y en este sentido te ves ocupando un cargo o rol en el que puedas abordar este pensamiento?

–Ahora voy a empezar a trabajar en la Confederación Argentina de Atletismo como manager buscando que el deporte crezca. Pienso que la repercusión que logré es una manera de difundir el deporte, porque uno también termina haciendo política deportiva al difundir la disciplina. Si me preguntás hoy, la verdad que no tengo pensado ocupar un cargo o rol en ese tipo de gestión, pero no lo sé el día de mañana. También habría que ver el qué y el cómo. Lo que sí tengo claro es que no puedo desligarme del deporte, porque es mi vida. Más adelante veremos cómo se desenvuelve todo.