Un torbellino de energía femenina (y feminista) se apodera del noveno piso del Centro Cultural Kirchner (CCK), donde sucede esta nota, la primera que ofrece en conjunto el equipo del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, con Elizabeth Gómez Alcorta a la cabeza. Las diez funcionarias de distintas trayectorias, militancias, ideas y proyectos dicen tener algunas cosas en común: el deseo. La prepotencia de trabajo. El compromiso por la lucha desde la militancia. El convencimiento de que la política puede ejercerse desde “la humanidad y la emocionalidad”. Las ganas de poner en el centro de la escena los lazos sociales y afectivos. De construir desde la escucha. Y la “mística” que les otorga la posibilidad de pensar políticas públicas desde un nuevo espacio, que cuenta poco más de 100 días desde su nacimiento.
Saben que las expectativas sobre el Ministerio son altas. No sólo porque sobre él recaen deudas históricas, sino también porque la agenda lo ubica en el centro de la escena política: en la semana el Poder Ejecutivo enviará al Congreso el proyecto para la legalización del aborto; en el mes de la Mujer hubo una nueva ola de femicidios, por mencionar dos temas clave. También porque saben que, si bien la cartera acaba de surgir, recibe la herencia de una agenda que mujeres e identidades diversas han ido enhebrando en las calles, las organizaciones, los sindicatos, los partidos políticos durante décadas. 


El Ministerio tuvo un rol crucial en la organización de la Semana de la Mujer Trabajadora que hasta el sábado ofreció actividades en el CCK, con el lema de “Nosotras movemos el mundo”. En el acto inaugural del ciclo, Gómez Alcorta acompañó al presidente Alberto Fernández, y en su discurso planteó a la cartera como “una conquista del movimiento de mujeres y diversidades”. También dijo que este 8 de marzo es diferente, precisamente porque la Argentina incorporó un área que pretende irradiar una mirada feminista hacia la esfera política en su totalidad. “Transversalidad” es un concepto que secretarias y subsecretarias repiten como mantra.
Se encuentran ante la “posibilidad histórica de construir de cero un ministerio”, que por ahora funciona en parte en el de Economía y en los dos espacios con los que contaba el Instituto Nacional de las Mujeres. “Nos encontramos con muchas compañeras y compañeros que trabajaban en el Instituto y que están muy formados y con ganas de trabajar. Fue un hallazgo importante: son quienes sostuvieron las políticas públicas en estos cuatro años de tanto retroceso. Nos estamos constituyendo como equipa. La recepción de los otros ministerios ha sido muy promisoria”, desliza Gómez Alcorta al comienzo del encuentro con Página/12. A Larisa Roson le compete el trabajo de la Gestión Administrativa. En este sentido comenta que estos primeros tiempos han sido “intensísimos”: “Estas compañeras son una máquina de generar acciones. El Estado tiene tiempos mucho más lentos y más cuando se cambia de ejercicio. Es todo nuevo: las cuentas, los nombramientos… son días intensos pero lindos. Estamos haciendo algo súper importante”.
“Tenemos que recorrer una etapa importante que es el diagnóstico de la situación. Traducir deseos y luchas en políticas partiendo de estas bases y del escenario institucional. Lo que más nos interesa es pensar en clave feminista, transversal y federal”, define Alba Rueda, subsecretaria de Políticas de Diversidad, primera subsecretaria trans del Estado. Dos acciones fueron fundamentales en este primer tramo: la Semana de la Mujer Trabajadora, organizada en conjunto con Cultura, y la realización de foros para la construcción del Plan Nacional Contra la Violencia de Género, que estaría listo a mitad de año.
--¿Cuál va a ser el rol del Ministerio en el debate en el Congreso por la legalización del aborto? ¿Y en caso de que el proyecto se apruebe?
Elizabeth Gómez Alcorta: --Nuestro rol es ahora. Estamos trabajando junto con el Ministerio de Salud y la Secretaría Legal y Técnica en el proyecto. Como la firma y el envío los va a hacer el Presidente sería un acto de irresponsabilidad comentar algo. Me parece apresurado pensar en qué rol tendrá el Ministerio en caso de que se sancione. Entendemos que es un tema de salud pública y, haciendo giros hipotéticos, entendemos que centralmente va a tener un rol el Ministerio de Salud.
--Otro tema clave en la agenda son los femicidios. En el mes de la Mujer hubo otra ola. ¿Hay un contraste entre este escenario  y lo que está sucediendo en la esfera política?Josefina Kelly Neila: --Es un proceso cultural enorme que demanda un montón de tiempo. Tenemos que cambiar un montón de patrones culturales. En el medio, las políticas públicas tienen que ser efectivas y pensadas a corto y mediano plazo. Pensar en alertas tempranas, en trabajar transversalmente, no pensarlo únicamente desde la seguridad sino como un abordaje integral. Trabajar en la prevención y en generar confianza en las personas en situaciones de violencia para que se acerquen al Estado, entre otras cosas. Es una pata a trabajar la famosa Ley Brisa.
E.G.A.: --Para llegar a la violencia extrema hay una escalada de violencia física o de otras modalidades sobre las que en general tenemos una amplia aceptación o naturalización. Una forma de prevención absoluta es empezar a detectar previamente las situaciones de violencia. Las chicas más jóvenes denuncian más no porque aumentan los casos sino porque hay otro nivel de comprensión. Una pata tiene que ver con una cuestión cultural. Estamos haciendo una tarea de articulación con los ministerios de Seguridad y Justicia y otras áreas competentes en cada una de las provincias. Hay que bajar los niveles de impunidad y violencia. Es un mensaje del Estado si alguien denuncia y no pasa nada: le estamos diciendo que no acompaña, no escucha; y al agresor que eso no trae consecuencias. El trabajo no puede esperar. En breve pondremos en marcha la Dirección Nacional de Femicidios con un programa bastante amplio.
--¿Cómo vienen funcionando los foros para la construcción del Plan Nacional Contra la Violencia de Género?
J.K.N.: --En los foros que se hicieron hasta ahora, con participación ciudadana, de organizaciones comunitarias, sindicales y políticas, nos encontramos con una experiencia increíble en cuanto al respeto, la escucha y la capacidad de ofrecer propuestas concretas. 
--¿En qué estadio se encuentra la confección del Mapa Federal del Cuidado?
Pilar Escalante: --Se está empezando a planificar. Hay un montón de cuestiones técnicas que hay que afinar mucho. Las tareas de cuidado están tan invisibilizadas que cuando las nombramos no se entiende de qué estamos hablando. Socialmente es una demanda que estamos construyendo. La importancia del mapeo es visibilizar hacia toda la sociedad y para el mismo Estado la importancia social y vital que tiene el cuidado como ordenador social. Es una base crucial para pensar políticas. 
Cecilia Merchán: --Logramos algunas cuestiones como base para iniciar este proceso, como el apoyo de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (CEPAL). También una reunión encabezada por Eli en la que logramos que estén sentados todos los ministros y secretarios que van a tomar decisiones respecto de los cuidados. Queremos que haya una perspectiva integral, de todo el período vital: desde que nacemos hasta que termina nuestro ciclo necesitamos cuidados y en algún momento vamos a cuidar. El Estado tiene que dar cuenta en cada una de sus áreas de esa mirada. Y vamos a aportar con mucha intensidad una mirada feminista.