El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez (foto), anunció hoy la declaración de "estado de alarma" en España a partir de mañana y durante 15 días ante la pandemia de coronavirus, dando un salto en la gestión de la crisis sanitaria tras casi dos semanas de políticas de contención gradual, que no evitaron el aumento de los contagios y las muertes. 

En el último día la crisis se desbordó con más de 1.200 nuevos contagios, lo que elevó la cifra total de personas afectadas por el Covid-19 en España a 4.209, mientras las víctima fatales ascendieron a 120.

La epidemia está cambiando de forma abrupta la dinámica de un país que es destino de millones de turistas de todo el mundo y cuyos ciudadanos están acostumbrados a una vida cultural intensa y en las calles.

El coronavirus golpeó también al gobierno, con dos contagios confirmados entre sus miembros, obligó a suspender la actividad el Parlamento, y puso en alerta a los reyes, que se sometieron a pruebas y dieron negativo.

A pesar de la resistencia de los ciudadanos a abandonar sus actividades cotidianas y a la psicosis que llevó al desabastecimiento de algunos supermercados, la mayor preocupación de las autoridades sigue siendo contener cuanto antes el avance del Covid-19 para evitar que se colapse aún más el sistema sanitario.

"Quédate en casa", es el mensaje de la campaña que lazaron los médicos madrileños a través de las redes sociales para frenar la expansión de la enfermedad, declarada esta semana pandemia por la Organización Mundial de la Salud.

El rápido contagio saturó ya a los hospitales de la Comunidad de Madrid, cuyas autoridades ordenaron hoy el cierre de todos los comercios de la región menos farmacias, supermercados y quioscos.

El gobierno del norteño País Vasco, la segunda región con más contagios, declaró "emergencia sanitaria", mientras Cataluña confinó cuatro zonas con brotes importantes y advirtió que el siguiente paso era el aislamiento total.

Los responsables políticos de otras regiones menos afectadas presionan para que la región de Madrid o el Ejecutivo central ordenen el confinamiento de la población, al no conseguir frenar los contagios, y ante los desplazamiento que se están produciendo de las zonas de transmisión alta a otras menos comprometidas.