En Las partículas elementales, libro que confirmó la fama del autor que ya con Ampliación del campo de batalla había conseguido que su nombre circulara por todo Francia de boca en boca, confirma que en sus libros nos encontraremos con los puntos débiles de la sociedad, la fragilidad del individuo y especialmente la soledad. Las relaciones sociales se ven profundamente degradadas y Houllebecq se especializa en analizar y describir la situación actual de las mismas.

En la novela Bruno y Michel, dos hermanastros hijos de una madre abandónica, componen un binomio de opuestos: Michel, un científico deshumanizado entregado a la ciencia que ha renunciado a su sexualidad y Bruno un profesor de literatura, obsesionado por el sexo, consumidor de pornografía, misógino, racista, un virtuoso del resentimiento. En esta dualidad se va desarrollando la historia. En estos dos extremos, en la descripción de cada uno de estos individuos, se podría decir que se hace una descripción de la humanidad.

Desde el trabajo del deseo —en exceso, en ausencia, en la incapacidad de construirlo—, describe a la desesperación como un síntoma de la desintegración social. Los personajes parecen ir avanzando y retrocediendo en distintos aspectos de su vida, el laboral, el personal, el amoroso, pero hay una imposibilidad de pensar que se puede “ser” completamente.

La existencia humana genera sufrimiento y la sociedad se encarga de agravar esa situación: el sujeto está solo y la sociedad se encarga de agravar esa soledad. Nacemos solos y morimos solos. El ritmo lo marcar el capitalismo salvaje que va catalogando, o haciendo que cada uno se catalogue como ganador o perdedor en el ámbito sexual, social, económico. Los personajes son antihéroes, y a pesar de tener la etiqueta de “ganador” no significa que no se sientan agotados, cansados, aburridos hasta el hartazgo.

Los personajes forman parte de una utopía distópica. Se anticipa una nueva sociedad sin deseo, como solución al individualismo. Una nueva época superadora para la civilización. Una novela con vetas de humor, cinismo, sarcasmo y un dejo de melancolía e impotencia ante una civilización que parece tener fecha de caducidad.


Las partículas elementales, Michel Houllebecq, Anagrama 2019