¿Son un producto esencial las golosinas? Los trabajadores y trabajadoras de Felfort entienden que no, y por eso estuvieron de paro para exigir que se les permita cumplir con la cuarentena en medio de la pandemia por el coronavirus. Como están encuadrados en el gremio de la alimentación, los dueños de la empresa fundada por Felipe Fort en 1912 decidieron que sus empleados no cumplan el aislamiento obligatorio. Pero los trabajadores piden que la producción de los dulces de papeles brillantes que aman les niñes (y algunes adultes) sea discriminada respecto de la de alimentos esenciales, algo que fue rechazado tanto por los empleadores como por el sindicato que conduce Rodolfo Daer. Por eso la asamblea de Felfort, junto a su comisión interna, realizaron el miércoles un cese de tareas entre las 6 y las 8 "en defensa de nuestro derecho a cuarentena y a condiciones sanitarias de trabajo".

En las últimas horas a nivel oficial, según indicaron desde el STIA (Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación), confirmaron que todas las alimenticias, aunque hagan golosinas, están exceptuadas. "Encima adentro de la fábrica no se cumplen las medidas de seguridad, en esa lucha estamos e insistimos en que tenemos que ser incluidos en la cuarentena", explicaron los trabajadores.

Franco Idoeta, miembro de la comisión interna de Felfort, dijo a Página/12: "Somos unas 500 personas que vamos cada día a trabajar, que nos estamos exponiendo cada día nosotros y nuestras familias para fabricar Mentitas y huevos de pascua. Antes de la cuarentena, el 18 de marzo, el sindicato firmó con las patronales un pacto de crisis en el cual le garantizó la producción, que íbamos a trabajar". 

"Lo único que hacemos son golosinas, y lo único que alimentamos son los bolsillos de los patrones, por eso las bases mostraron su descontento, hicimos manifestaciones acá y hubo paro en Pepsico de Mar del Plata, en Bimbo San Fernando, de modo que el sindicato le pidió al gobierno que discrimine cuáles productos son esenciales y cuáles no, de un modo formal, para calmar la bronca", completó el delegado. 

Algunos empleados y empleadas fueron licenciados por ser pacientes con enfermedades de base; otras, por ser mamás de niños en edad escolar, y otros, por ser personas de riesgo al tener más de sesenta años, aunque algunos de ellos continúan trabajando, poniendo en riesgo su salud y la de los demás. La empresa sostiene que son imprescindibles porque son supervisores y gerentes. 

Quienes trabajan en los siete pisos del enorme edificio de la calle Gascón, en Almagro, dicen que sentirían que el riesgo valdría la pena si fabricaran barbijos o alcohol en gel. En la línea que fabrica los "paragüitas" quisieron poner distancia entre cada puesto, pero la empresa agregó personal. "Como si en los supermercados se fueran a acabar", bromearon. Los chalecos de polar no eran suficientes para taparse la boca o la nariz, con una temperatura de 19 grados, 20 personas en un sector de 12 x 20 metros, sumadas las máquinas y las mesas no pueden trabajar sin rozarse todo el tiempo, tal como se ve en un video que la agrupación La Transparente compartió en Facebook.

"Le pusimos onda, porque la realidad era insoportable. La patronal contestó que se atenía al decreto, que no discriminaba el rubro golosinas. Felfort sabe que eso está mal, pero se atiene a la ley cuando le conviene. Tampoco el sindicato se hizo presente en ninguna de las fábricas del gremio, están de cuarentena nuestros representantes, esta es una cuarentena de clase", dijo Carina Brzozowski, una de las trabajadoras de la fábrica de la que también fue dueño el mediático millonario Ricardo Fort. 

Era el día 7 de la cuarentena y al mediodía en el comedor interpelaron a la comisión interna. Y terminaron aplaudiendo en asamblea, con las manos resecas de tanto alcohol en gel. Para algunas de las tareas por el ritmo de las máquinas no pueden usar guantes.

"Nos dieron un salvoconducto, un papel donde figuran nuestros datos como empleados de La Delicia y los datos de nuestro empleador. Ese papel nos sirve para la libre circulación por la calle. Hubo compañeros a los que la policía los paró, hubo compañeras que hicieron peripecias para poder llegar a la fábrica", continuó Brzozowski. Felfort no es la única empresa cuyos empleados piden dejar de ir a trabajar, algo similar está ocurriendo en la planta de Rapanui.