Desde la trilogía de Stieg Larsson (Suecia, 2005), Millenium, los nórdicos hacen las mejores series de género policial negro. Los últimos años vimos la mejor (aún en el streaming), Trapped, también islandesa, multipremiada, con su detective clásico, con problemas familiares o íntimos (un estereotipo desde Poe), en una situación de mal absoluto, que conecta siempre (una ley del género negro), los crímenes públicos con los privados. En Trapped, la saga de crímenes actuales, están unidos a la distancia, con el corralito financiero y bancario en ese país, en 2008. Luego hay otro modelo del género, también en Netflix, de origen finés, Sorjonen, con las mismas características y eficacia.

Y ahora llegó Los Asesinatos de Valhala, con una variedad importante en los roles, y es que, la detective a cargo del caso, es mujer, como sucede en otra buena serie negra, inglesa, Marcella. Aquí en Valhala es Katrin o Kata, la que reúne todos los atributos del detective del género: la pureza ética, la inteligencia deductiva, el coraje individual, la rebeldía hacia los jefes, la rabia y una especie de celibato o imposibilidad de llevarse bien con sus parejas o familias.

Los crímenes de Valhala, como en el género negro, están vinculados tarde o temprano con el espacio público o social. En el género negro, los crímenes salen del poder (Cosecha roja, Hammett). Sin embargo, como en todo gran relato, a la par del conflicto general, transcurre uno particular o íntimo del detective. Es decir, Kata, tiene un crimen en su familia, el cual, de algún modo es un espejo o reflejo del otro, del que ella debe investigar. El manejo de la trama, la dosificación de la información es perfecta para tener al espectador cautivo: todo el tiempo hay puntos de giros que ponen en crisis las hipótesis más simples. La historia es electrizante y cruda. Son crímenes en serie donde se vislumbra el mal absoluto, el silencio de los inocentes.

La factura técnica es la del mejor cine y la ambientación natural de un país en el hielo y en la noche, componen un paisaje lúgubre y lacónico que acompaña la inminencia del crimen y la impunidad.

En la cuestión de género se ve claramente cómo Kata pone en crisis “el techo de cristal”, ya que si bien ella está a cargo del caso, deberá rebelarse a Fiscales, Alcaldes y Ministros, en su mayoría varones, en una trama donde se sugieren abusos físicos y sexuales. Por último, es muy bueno el personaje del acompañante investigador de Kata, Arnar, venido de Noruega ad-hoc, un personaje oscuro, hermético, pero muy profesional y leal, un fiel Watson para Katrin. Los asesinatos de Valhala se disfruta sin pausa y con la respiración contenida.

Los asesinatos de Valhala (Netflix,  1° temporada).