Esther Díaz

Sexo en cuarentena, audio, testimonio A: Yo tengo el ángulo justo, tipo tengo que dejar el teléfono acá, la silla así, este es el fondo que más me gusta. Tengo que estar cómoda, poder moverme sin salir de cuadro. Lo más importante es en qué lugar poner la cámara, tiene que ser una angulación justa, que tome el cuerpo, pero no la cara, ¡clave número uno!, no mostrar la cara. Cuando todo está a mi gusto comienzo a llamar, como para tener sexting. Así me arreglo.

Sexo en cuarentena, audio, testimonio B: Yo había comenzado a frecuentar un círculo de mujeres, alcancé a ir solo un encuentro. Tenía que sentirme relajada para dar lugar a las meditaciones tántricas. De ese encuentro nos llevamos una meditación que me recontra calentó, en una. Esa meditación te lleva. Ahora que estoy sola, recurro a ella. No es solo masturbación, es una meditación guiada por respiraciones, y por el tantra se llega al autoplacer. Sos fuente y creación de placer. La meditación hace descubrir esa capacidad de las mujeres para goces impensados. Capacidades nuestras. No veo porno, basta de pantallas, ya nos habíamos alejado del porno gratuito porque da asco. El bueno se paga, pero ni mis amigas ni yo consumimos. Da asco por machista. Por ahí, sexo por videollamadas, meditaciones, al final no hay tanta paja. No tengo muchas ganas. ¡Pero se coge eh! Tengo amigas que tienen chongueo más fijo. Ahora se intensificaron. Y sí, además de quienes conviven, se está cogiendo en casa porque entre los que pueden circular, hay trampeo.

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A mundo en crisis, ganancia del mercado. Algunos rubros renacen de sus cenizas. Las plataformas de citas vitales que preludian encuentros presenciales, como Tinder y OkCupid, cayeron un 25% los primeros días de cuarentena. Rápidamente se perfilaron y agregaron a sus ofertas encuentros por video chat. El ocaso de la materialidad. Aplicaciones de citas como Bumble y Whitney Wolfe Herd ofrece posibilidades de intercambio y, equilibrando corporativismo con salud pública, suplican a sus clientes: ¡Por favor, solo citas virtuales, por ahora!

Mientras bajan las acciones de los encuentros personales, sube la venta de dildos. En EE.UU. la demanda de juguetes sexuales aumentó de manera exponencial. Se agotaron. Pero, ¿cómo reponer si los importaban de China? A la misma velocidad que el contagio comenzó la fabricación de dildos y preservativos. No dan abasto. Incluso existen toys teledirigidos. Se puede mantener relaciones virtuales o presenciales sin contacto, pero sintiendo el contacto. Teledildonic.

Por su parte, el servicio de videollamadas Zoom -gran ganadora en cuarentena- ofrece striptease y fiestas sexuales virtuales. No obstante, las aplicaciones que siguen en baja son los sitios trans. Eso también está relacionado con la economía. Una parte importante de sus usuarios pertenecen a los sectores más perjudicados, no solo por la herencia de prejuicios y perjuicios sino también porque se cortaron fuentes de recurso. Al mismo tiempo existen sectores -de cualquier condición sexual- que carecen de acceso a internet. Pero la mayoría puede acceder a un celular y, de manera menos sofisticadas, chichonear sin intercambio de flujos.

El coronavirus también tiene sus memes y usuarios fakes. En la aplicación Grindr apareció un pérfil Covid-19 y se presenta así: “Coronavirus. Nuevo en Madrid buscando diversión. From China to ther world. Me encanta viajar. Estaré una buena temporada por aquí. ¡Fuera máscarillas!”.

Desde la Antigüedad, los desastres apocalípticos se mezclaron con el humor. Pero en el siglo XXI los escenarios del horror se transforman del gigantismo al nanismo. Ya no es el espectáculo dantesco de torres inconmensurables volando por los aires, es un invasor invisible actuando planetariamente aquí y ahora.

Un ahora perturbador, out of joint. Un ahora dislocado que corre en todo momento el riesgo de diseminarse por imprecisos bordes, escribió Derrida en Espectros de Marx, hace casi treinta años. Parece que se refiriera a nuestro tiempo, en que el desborde viral difumina también la excitación sexual, que suele enardecerse ante la angustia.

Gandhi comprobó en carne propia que la congoja estimula el deseo. Cuenta en su autobiografía que estaba muy triste mientras asistía a su padre en la agonía y -al mismo tiempo- se excitaba. A tal punto que le pidió a un familiar que lo reemplazara y se encerró con su esposa, con tanta mala suerte que cuando estaban en lo mejor, le tocaron la puerta. El padre había muerto. Esto lo llenó de culpas de por vida.

Pero los antiguos romanos habían resuelto el tema de manera gozosa. Las ruinas muestran escenas de muerte y exterminio en las habitaciones dedicadas al placer. Sauna, vino y sexo acortan la vida, pero la hacen disfrutable, decían los poetas evocando a la parca para gozar mejor de la vida. Los lupanares lucen imágenes mortuorias para incentivar el goce. La patencia de la finitud era el viagra latino. Como en Matador, de Almodóvar -la muerte entrelazada con el orgasmo- como en El erotismo, de Bataille.

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Sexo en cuarentena, audio, testimonio C: Mirá, de casos que se hayan escapado a coger, conozco solamente dos pibes. Ganas a mí no me faltan en absoluto. Pero creo que es más el riesgo de ir en cana, por ejemplo, por una calentura. No da. Sí, practicar el tantra, guardar energía. Juntar toda esa calentura a ver qué pasa después. Ahora estoy desarrollando dos vínculos. Antes no existían. Uno es intelectual y afectivo, pero me atrae sexualmente también. Hablamos cinco o seis horas todos los días. Después desarrollé otro, hablamos día por medio. Eso es muy sexual, chongo de hablar sucio. Hoy el sexo se volvió verborrágico. Los que no les gustaba hablar en la cama, los que no eran creativos, se tienen que poner al día porque finalmente es la única manera. Sexo es lenguaje. Otro tema es con los videos, nunca se sabe dónde van a terminar. Ese temor baja la libido. Te tenés que cuidar más de que no se viralice el video que mandaste que del mismo coronavirus. Un cinturón de castidad generalizado. ¿Cómo será el sexo después de acumular tanta calentura? Inédito. Hasta que me larguen, pajearse a lo loco y seguir tejiendo. Va a haber un cambio paradigmático también en lo sexual. Quiero ver quien soy yo después de esto. Es apasionante y un arma de doble filo, porque cuando me liberen tampoco es cuestión de salir y ponerse en la boca lo primero que encuentre.