La abstinencia de fútbol en cuarentena está haciendo estragos en nuestra mente, tal vez por eso, en Peligro de Wolf  imaginamos que todos los hechos importantes de la historia tienen siempre un correlato deportivo. Cómo no pensar que los acontecimientos de Semana Santa que terminan en la crucifixión de Jesús conforman la primera competencia de hinchadas citada por la Biblia. Cómo no imaginar a un periodista deportivo de la época narrando la secuencia de Jueves y Viernes Santo, Vía Crucis y Domingo de Pascua por FM Galilea:

Buenas tardes amigos de Jerusalén. Tengan ustedes augurios de una tarde feligresa. Con el arbitraje de Poncio Pilatos hoy viviremos una jornada de intensas emociones en el imponente Templo de Herodes: Barrabás o Jesús, Jesús o Barrabás. Para uno solo de ellos será la liberación. Para el perdedor, la condena eterna. Desde bien temprano se baten a duelo las barras de ambos contendientes. La mitad más 1 de Jerusalén está respaldando la absolución de uno de sus ídolos máximos, el inefable Barrabás:

“Soy de Barrabás, vago y atorrante.

Yo te sigo, a vos a todas partes

A Jesús lo vamo a prender fuego

Barrabás, a vos hoy te absolvemos

Vamos Barrabás, Vamos Barrabás…”

Jesús, por su parte, es apoyado por un grupo más reducido –pero no menos entusiasta– de cristianos y apóstoles:

“Cristo, mi buen amigo,

en Semana Santa volveremo a estar contigo.

Te alentaremos de corazón,

andate Judas que vos sos un traidor.

No importa Poncio Pilatos,

o si hay crucifixión.

Yo te sigo a todas partes,

hasta la resurrección”.

Comenzó el reto, ambos contendientes se miran con recelo, el grito fervoroso de la multitud trata de influir al árbitro Pilatos. El alto tribunal del VAR de Roma está atento también al veredicto arbitral. Comienza el duelo de gritos oficial para dirimir al ganador. Empieza la hinchada local:

“Pan y vino, pan y vino,

pan y vino, pan y vino.

El que no grita Barrabás,

para qué carajo vino”

El aliento de la barra de Barravás estremece, es inconmensurable, indescriptible, una muestra más de que el templo de Herodes no tiembla. Late. Cuando llega el turno del aliento visitante el entusiasmo no decae, pero como es sabido, no es tan masivo como el canto de los seguidores locales.

“Yo soy de la gloriosa barra de Jesucristo,

el que multiplica los panes y convierte agua en vino.

a pesar de los romanos y todos los ateos

sigo estando a tu lado Jesucristo querido,

Jesucristo querido”

La decisión del árbitro Poncio Pilatos está al caer, consulta con sus asistentes, intercambia una opinión con los integrantes del Alto Tribunal del VAR romano. Esta sentencia inapelable es auspiciada por:

“Jabones Blanco Nilo, los mejores y más baratos.

Jabones Blanco Nilo, los que usa Poncio Pilatos”.

Poncio Pilatos confirma lo que presagiábamos todos los presentes, el ganador es Barrabás y el estallido de las multitudes no se hace esperar. Los seguidores del bandido local explotan en un canto ensordecedor:

“¡Pilatos, compadre,

Tu fallo es admirable!”

Los apóstoles y cristianos son un puño apretado que canta con cristiana resignación:

"Si lo tiran a Jesús al bombo

Va a haber quilombo,

va a haber quilombo".

Al Domingo siguiente, los seguidores del Messías tendrán su revancha y cantarán el aleluya:

“Ponga huevo (¿de Pascua?) Jesucristo

Ponga huevo y corazón.

Esta iglesia se merece,

tener tu resurrección”

Los evangelios la podrán contar como quieran, pero para los futboleros sedientos de enfrentamientos deportivos, así fue la Semana Santa.