En 1988, en plena campaña presidencial para elegir al sucesor de Raúl Alfonsín, el Negro Fontova le dio forma a un chiste que terminó tomando ribetes épicos: el slogan de Fontova Presidente entusiasmó a Ralph Rothschild, editor de Expreso Imaginario y La Mano, productor de Spinetta, el video, que le propuso llevar el asunto aún más allá. Así nació una película imperdible, una producción bizarra en la que participaron con gusto artistas, periodistas, conductores y políticos en pos de la idea de ver a Fontova con la banda. El film nunca tuvo estreno comercial, pero puede verse en el blog Orejas al Universo , y fue gentilmente cedido por Rothschild para ser compartido en el sitio de Página/12.