Luego de una reunión entre el Gobierno de la Ciudad y Aysa , se retomaron obras para la provisión de agua en el Barrio Padre Mugica –ex Villa 31–, donde los vecinos reclaman desde hace más de 15 días . Según informaron las autoridades, en dos semanas se normalizaría  el suministro. Por su parte, una medida precautelar de la justicia porteña ordenó al Gobierno de la Ciudad que, en un plazo de 5 días, elabore un plan de contingencia y un protocolo de actuación para garantizar el servicio de agua potable y saneamiento cloacal en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires. Mientras tanto, las organizaciones barriales del Barrio Padre Mugica siguen advirtiendo que persisten las irregularidades en el suministro de agua en distintos sectores.

“Lo único que nos puede salvar de la pandemia es la higiene”, señaló Sonia, vecina del sector bajo autopista del Barrio Padre Mugica. En toda la villa, 600 casas reclamaron por falta de agua desde que empezaron los problemas. “Hay vecinos que ya ni llaman porque es golpearse siempre con la misma pared. El problema es un vacío que arreglan con parches”, dijo a Página/12 Lorenzo “Toto” Martelli, referente del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), una de las agrupaciones que denunciaron la situación en conferencia de prensa en la sede que el Gobierno porteño tiene en el barrio. 

“Hay que estar atentos a la madrugada, porque a eso de las 3 o 4 de la mañana sale un poco de agua y se puede cargar el tanque, aunque si todos hacen lo mismo ya colapsa y no sale más”, relató Sonia. "Fue horrible todo este tiempo: encerrados y sin poder lavar, bañarnos, desinfectar”, detalló.

Si bien el servicio de agua potable depende de la empresa estatal Aysa, es el Gobierno de la Ciudad el que debe garantizar el funcionamiento de la red interna del barrio a la que se conectan los caños troncales que suministran el agua. “Lo estructural es lo que hay que hacer para darles el pleno ejercicio de sus derechos”, señaló en un comunicado Malena Galmarini, presidenta de la empresa estatal. "En 15 o 20 días vamos a estar conectando la primera etapa que quedó inconclusa a causa del coronavirus”, añadió la funcionaria. 

En el barrio, algunos sectores siguen sin agua o con baja presión y otros ya recuperaron el servicio. “En casa volvió ayer, después de 15 días muy difíciles”, relató Silvana Olivera, que vive en el sector Güemes, donde este miércoles comenzaron las obras. “Había quedado interrumpida la obra de lavado y clorado de un caño que recorre los sectores de Güemes y San Martin”, señaló a Página/12 Juan Ignacio Salari, subsecretario de infraestructura del Gobierno de la Ciudad. "No hubo ninguna situación adicional más que la crisis por el covid”, aseguró. Sin embargo, referentes de organizaciones barriales afirmaron que el problema “es histórico y estructural”.

Por su parte, en la resolución, el juez Osvaldo Otheguy señaló que si bien el asunto es competencia de la Justicia Federal, la medida se dispuso para “evitar que eventualmente se torne ilusorio el derecho reclamado” y teniendo en cuenta el “peligro en la demora” ya que entiende el acceso al agua como un derecho esencial. 

Si bien el Gobierno de la Ciudad todavía no tiene respuesta para esta medida judicial, el miércoles retomaron obras que habían quedado paralizadas. “Nos tenían que cuidar hace dos meses, no recién ahora”, señaló Martelli. Sin embargo, según Salari, “la situación en el barrio ya está totalmente normalizada”.

Además del plan de contingencia que la medida precautelar exige al Gobierno de la Ciudad, otra de las disposiciones implica el incremento de la entrega de agua a granel. Según el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA), se contemplan entre 150 y 300 litros diarios de agua potable por habitante, mientras que los camiones cisterna que proporcionó Aysa tienen una capacidad de entre 7 y 15 mil litros, que se distribuyen a demanda entre los vecinos. “Hay que pensar que, si el operativo en el mientras tanto va a ser un camión cisterna, hay que organizarlo de forma que no se acumule la gente del barrio ahí y se produzca otro hacinamiento más, que es lo que sucedió hasta ahora”, advrtió Martelli.

Agua contaminada

En el sector del Barrio Padre Mugica donde vive Sonia, los vecinos se acercan a una salida de agua que hay en la calle y cargan allí los baldes para el día. "Es agua sucia porque la salida está pegada al suelo, es un peligro”, señaló la mujer. Lo mismo pasa en otras casas, como en la de Marcela, de la Manzana 8, que aunque ahora recuperó el agua aseguró que sale “un hilo y a veces parece contaminada”. Según afirmó Martelli, del agua en mal estado surgen “infecciones que muchas veces no se informan”.

La resolución que dispuso el juez Otheguy ordena también al Gobierno de la Ciudad la creación de un Protocolo de actuación con “medidas preventivas que las familias deberían adoptar (hervir el agua, incorporarle lavandina, etc.) para reducir el riesgo sanitario”. Consultado por este diario, el subsecretario de infraestructura encargado del Barrio Padre Mugica señaló que “todo el suministro de agua depende de Aysa, por lo que se trata de agua potable”. "No tenemos registros de agua contaminada, si hubiera algún problema de tanques sucios, todavía no nos notificaron”, aseguró. 

Informe: Lorena Bermejo